KAMPALA, Uganda. Hallaron a dos nuevas crías de gorila en un parque nacional de Uganda en donde mataron en junio a un primate llamado Rafiki, anunció el martes un oficial de vida silvestre, y agregó que los pequeños son parte del auge de crías en el protegido bosque popular entre los turistas.

Gorilas que se creían extintos

“Para nosotros es una señal de alivio. Perdimos uno, recibimos dos. Pero, claro, perder uno es suficientemente malo”, dijo Bashir Hangi, vocero de la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda en relación a la pérdida de Rafiki.

Se cree que las crías nacieron en la misma semana del mes pasado de dos grupos independientes de gorilas habituados — primates que aparentemente están cómodos en presencia de humanos — en el remoto Parque Nacional Impenetrable de Bwindi, según las autoridades de vida silvestre.

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La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica al gorila de montaña como una especie en peligro de extinción. Hasta noviembre de 2018, el mismo grupo clasificó a los gorilas de montaña como especies en peligro crítico de extinción. La población de gorilas de montaña ha aumentado para reducir la severidad de su clasificación.

La población de gorilas de montaña en el este de África se redujo drásticamente en el último siglo debido a la caza ilegal, enfermedad e intrusión humana. En los últimos años, algunos de los gorilas de Uganda han muerto por causas naturales, al caer de árboles o cuando los machos luchan por dominio territorial. Una gran amenaza para los gorilas ha sido la caza furtiva.

Un hombre de Uganda fue sentenciado a 11 años de prisión la semana pasada por la muerte de Rafiki, que desapareció el 1 de junio y fue encontrado muerto al día siguiente al parecer por un ataque con lanza. El 4 de junio se hizo el arresto y las autoridades dijeron que el hombre tenía en su posesión varios artículos de caza, incluidas lanzas y trampas. Antes de ser condenado, les dijo a los investigadores que mató al gorila en defensa propia.

Aproximadamente 1,000 gorilas de montaña viven en áreas protegidas en Congo, Uganda y Ruanda, en donde son una fuente importante de ingresos por el turismo. Un permiso para rastrear gorilas cuesta hasta $600 en Uganda y miles de turistas lo pagan cada año. Un permiso similar cuesta hasta $1,000 en Ruanda.

Esos fondos son esenciales para proteger a los animales porque las autoridades pueden destinar parte de ellos para invertir en actividades en contra de la caza furtiva y ayudar a las comunidades locales.

Sin embargo, la cantidad de turistas ha caído drásticamente durante la pandemia del coronavirus, por lo que ha aumentado la preocupación sobre cómo proteger a los animales vulnerables.