RAFAH, Franja de Gaza. Milicianos palestinos llevaron a cabo uno de los ataques más letales a soldados israelíes desde que comenzó la invasión terrestre de Gaza, matando a nueve en una emboscada en un barrio urbano densamente poblado, dijo el mando militar el miércoles. Es una señal de que Hamás sigue oponiendo una dura resistencia a pesar de dos meses de bombardeos incesantes.

La emboscada se realizó a pesar de que el mando militar israelí ha dicho reiteradamente que quebró la estructura de mando de Hamás en el norte de Gaza, mató a miles de milicianos, arrestó a cientos más y tenía rodeados los bolsones de resistencia restantes.

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La lucha tenaz revela que Israel aún dista de lograr su objetivo de destruir a Hamás, a pesar de haber desatado una de las ofensivas más avasalladoras del siglo XXI. Los ataques aéreos y terrestres israelíes han matado a más de 18,600 palestinos, según las autoridades de salud de Gaza. Ciudad Gaza y las poblaciones circundantes han quedado reducidas a escombros. Casi 1.9 millones de personas han huido de sus hogares.

La crisis humanitaria resultante ha provocado indignación internacional. Estados Unidos ha reclamado a Israel que tome medidas para proteger a los civiles, al tiempo que ha bloqueado los llamados internacionales a un cese de fuego y enviado ayuda militar a su estrecho aliado.

Más de seis semanas después de invadir el norte de Gaza tras el ataque de los milicianos el 7 de octubre, las fuerzas israelíes aún enfrentan intensos combates en Ciudad Gaza y aledaños.

Los choques se prolongaron durante toda la noche y hasta la mañana del miércoles en varias zonas, sobre todo en Shijaiyah, un barrio densamente poblado que fue escenario de una gran batalla de la guerra de 2014 entre Hamás e Israel.

“Es aterrador. No podemos dormir”, dijo por teléfono Mustafa Abu Taha, un agricultor palestino que vive en el barrio. “La situación se agrava y no tenemos un lugar seguro donde ir”.

La emboscada tuvo lugar el martes en Shijaiyah, cuando las tropas que registraban un conjunto de edificios perdieron contacto con cuatro soldados que estaban bajo fuego, dijo el ejército. Cuando los demás soldados lanzaron una operación de rescate, los emboscaron con armas y explosivos.

Entre los nueve muertos estaban el coronel Itzhak Ben Basat, de 44 años, el oficial de mayor graduación muerto en la operación terrestre, y el teniente coronel Tomer Grinberg, un jefe de batallón.

Los ataques de la noche inundaron campamentos de carpas en el sur de Gaza, donde Israel ha dicho a la gente que busque cobijo pese a que la zona ha sufrido reiterados bombardeos.

El sistema de salud y las operaciones humanitarias han colapsado en gran parte del territorio, debido a los combates y al bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza, y los cooperantes han advertido de hambre y propagación de enfermedades entre los desplazados.

Los ataques israelíes nocturnos golpearon dos edificios residenciales en Jan Yunis, en el sur, donde fuerzas terrestres israelíes han iniciado una nueva línea de ataque este mes.

Un ataque contra una vivienda cerca de la autopista principal entre Jan Yunis y la localidad fronteriza sureña de Rafah mató a dos niños de dos y ocho años, una mujer octogenaria y otra mujer en la treintena, según Mohammed al-Beiyouk, primo de una de las víctimas. Otro ataque mató a un bebé y a su abuelo, según registros hospitalarios del Hospital Nasser en Jan Yunis.

El ejército no suele hacer comentarios sobre ataques concretos. Israel dice que intenta evitar el daño a los civiles y culpa a Hamás de la alta cifra de muertos porque oculta combatientes, túneles y armas en zonas residenciales.

En Israel, la atención sigue centrada en las atrocidades ocurridas el 7 de octubre, cuando fueron asesinadas más de 1,200 personas, la mayoría civiles, y unas 240 fueron tomadas como rehenes. En torno a la mitad de ellos siguen cautivos. Ha habido poca cobertura mediática o debate público sobre las penurias de los civiles en Gaza.

La indignación internacional ha seguido creciente. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el martes una resolución que pedía un cese el fuego humanitario por 153 votos a favor, 10 en contra y 23 abstenciones. La votación no vinculante era principalmente simbólica, pero servía de indicador de la opinión global. Ninguna de las grandes potencias se sumó a Israel y Estados Unidos en su oposición.