WASHINGTON — Los tifones que tocan tierra en el Pacífico noroccidental, en particular los ciclones tropicales más grandes, han ganado mucha fuerza desde los años 70, de acuerdo con un estudio nuevo.

La intensidad de los tifones asiáticos ha aumentado en un 12% en las últimas cuatro décadas. Pero el cambio es más notable en las tormentas con vientos de 209 kilómetros por hora o más, los de las categorías 4 y 5. Desde 1977, su aparición ha aumentado de uno a cuatro veces por año, según el estudio publicado el lunes en la revista Nature Geoscience.

Son tormentas como Lionrock, que en agosto mató a 17 personas, la mitad de ellas residentes de un hogar para ancianos en Japón, y Haiyan, una de las más poderosas que se halla registrado y que causó más de 6,000 muertes en Filipinas en 2013.

El autor principal del estudio, Wei Mei, climatólogo en la Universidad de Carolina del Norte, relaciona el fortalecimiento de estas tormentas con la mayor calidez del agua del mar cerca de las costas, lo que significa más combustible para los tifones. A lo largo de la costa asiática la temperatura del agua ha aumentado en casi 0,8 grado Celsius desde fines de la década de 1970. Mei no estudió las causas del calentamiento del agua, pero dijo que probablemente se debe a una combinación de fenómenos climáticos locales y el consumo de combustibles fósiles.

Mei y otros dos científicos dicen que aún no se puede atribuir o no la mayor intensidad al cambio climático provocado por el hombre.

Pero a medida que el mundo se caliente más en el futuro, es probable que las tormentas se vuelvan más potentes, sobre todo al norte de los 10 grados de latitud norte donde se encuentran China, Taiwán, Corea y Japón, dijo Mei.

El estudioso de huracanes Phil Klotzbach, de la Universidad Estatal de Colorado, dijo que el estudio tiene sentido, pero que posiblemente se haya subestimado la velocidad del viento de algunas tormentas anteriores a 1987. Mei piensa que las mediciones de ese período eran más precisas porque se enviaba aviones a penetrar en las tormentas para medir su fuerza.

Mei no estudió la intensificación de ciclones tropicales en otras partes del mundo.