Líderes católicos denuncian el ataque de colonos judíos en la turística Jerusalén
Los vándalos estuvieron haciendo destrozos durante cerca de una hora hasta que llegó la Policía, que sin embargo no hizo ningún arresto, según los párrocos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
Líderes de las Iglesias católicas de Jerusalén condenaron este viernes un ataque perpetrado por colonos judíos contra las personas que estaban en el turístico barrio cristiano de la Ciudad Vieja, y aseguraron que fue uno de muchos episodios de “violencia religiosa” contra la comunidad cristiana.
“Anoche, un numeroso grupo de colonos israelíes, que portaban banderas, coreaban y gritaban, entró (a la Ciudad Vieja de Jerusalén) por la Puerta Nueva. Algunos turistas estaban sentados en un restaurante, disfrutando del ambiente tranquilo del barrio, cuando de repente este grupo empezó a acosarlos y a destrozar sillas y mesas”, indicó la Asamblea de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa, en un comunicado.
“Esta violencia no provocada infundió miedo a los comerciantes y residentes del barrio cristiano, así como a los visitantes”, y se trata “sólo del último de una serie de episodios de violencia religiosa que está afectando a los símbolos de la comunidad cristiana” y otras religiones, añadió.
El ataque ocurrió en la calle que conduce al Santo Sepulcro, el lugar cristiano más sagrado del mundo, en el corazón del barrio cristiano, que alberga numerosos monasterios e iglesias que acogen diariamente a miles de religiosos y turistas de todo el mundo.
Los vándalos estuvieron haciendo destrozos durante cerca de una hora hasta que llegó la Policía, que sin embargo no hizo ningún arresto, según los párrocos.
La Asamblea hizo un llamado a que las autoridades políticas y religiosas devuelvan “la serenidad a la vida civil y religiosa de la ciudad”, y argumentaron que “Jerusalén debe seguir siendo la patria de los creyentes de todas las confesiones y no rehén de grupos radicales”.
La violencia de los colonos judíos contra practicantes de otras religiones en Jerusalén este ocupado y en Cisjordania ocupada han aumentado drásticamente en el último año.
Entre Israel y Cisjordania, los cristianos locales -en su mayoría greco-ortodoxos- rondan las 180.000 personas, poco más del 1 % de la población de ambos territorios, cuando en 1967 eran el 12 % o más del 25 % en 1948, antes de la creación del Estado de Israel.
La precaria situación económica y de seguridad empuja al éxodo a cristianos que viven del lado palestino, pero para los 10.000 que residen en Jerusalén se suma la presión de grupos radicales judíos, que buscan desplazar a esta minoría, especialmente de la Ciudad Vieja, para judaizar la zona y adueñarse de propiedades de las Iglesias.
Insultos al clero, agresiones físicas a seminaristas, lugares de culto vandalizados, interrupciones violentas de procesiones, son algunos de los crímenes de odio cometidos por estos extremistas, la mayoría impunes.
Las iglesias locales han intensificado en los últimos años sus reclamos para proteger a su comunidad y recientemente los trece jerarcas de las denominaciones cristianas en Jerusalén -greco-ortodoxa, católica, luterana, armenia, copta, siriaca, etíope, melkita o maronita, entre otras-, cuya relación en el pasado estuvo marcada por disputas, se han unido en una campaña internacional con ese fin.