La famosa Torre de Pisa es una de las construcciones arquitectónicas más emblemáticas de arte italiano, no solo por su fachada sino por su inusual y extravagante inclinación.

Este monumento ubicado en la ciudad de Pisa, en la región de la Toscana, fue edificado por el arquitecto Bonanno Pisano desde el año 1173 durante las Cruzadas, en el siglo XI.

Para entonces, se realizó la primera y segunda planta rodeada de 15 columnas en mármol blanco con capiteles clásicos y arcadas ciegas características de la arquitectura romana

Sin embargo, al momento de edificar el tercer plan en 1178, Pisano se llevó una sorpresa, la torre a la que todavía le faltaban cinco pisos se inclinó 5 cm hacia el sudeste, debido al subsuelo inestable sobre el cual se levantaba la misma, lo que provocó su detención por un tiempo, según el portal del “Florence Museum”.

Los artesanos esperaron una temporada a que la edificación se asentara para posteriormente continuar con su ejecución, ya que fue planeada como parte de un complejo arquitectónico junto a la Catedral de Santa María de la Asunción.

No obstante, no fue hasta 100 años después que se reinició la obra a manos del escultor Giovanni di Simone, que intentó resarcir la falla con otros cuatro pisos levantados de forma vertical, pero esto resultó ser contraproducente, pues el campanario seguía ladeándose, de acuerdo con la institución anteriormente citada.

Después de otro intento por detener la inclinación y culminar la estructura, Tommaso Pisano se dio a la tarea de edificar lo restante del campanario contra todo pronóstico.

¿Por qué no se ha caído la torre?

Desde su terminación en 1372, la maravilla moderna ha sido restaurada por varios arquitectos para prevalecer su estado y evitar que esta finalmente descienda por completo, ya que con el paso del tiempo cada vez más se acentúa su inclinación.

De acuerdo con “National Geographic”, a finales del siglo XX, la estructura llegó a tener un desbalance de 4.5 metros mientras se incorporaron más pisos y campanas a la torre.

No obstante, esta ha conseguido sorprendentemente mantenerse pese a terremotos y sismos producidos en la Toscana, gracias a la flexibilidad del blando terreno.

Por ello, tras 850 años, es sorprendente que esta estructura visitada por multitudes de turistas a diario, permanezca a en pie. A pesar de su origen como un “error” arquitectónico, la torre ha dejado una marca imborrable en la historia y en la conciencia cultural a nivel global.