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La Organización de las Naciones Unidas (ONU) subrayó este miércoles que la guerra en Ucrania es una crisis global, dado el impacto que está teniendo en los mercados de energía, alimentos o fertilizantes y los grandes riesgos que plantea para todos los países, en especial para los más pobres.
“Ningún país podrá aislarse de un derrumbe del sistema económico global, del efecto dominó del acaparamiento de alimentos o combustible o del impacto a largo plazo del aumento de la pobreza y el hambre”, destacó el secretario general, António Guterres, al abrir la primera reunión de un equipo de crisis que ha creado para responder a esta situación.
Este grupo, anunciado por Guterres el 14 de marzo, incluye a los líderes de las principales agencias de Naciones Unidas y de organismos como el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio con el fin de coordinar la respuesta global a la crisis en Ucrania.
El jefe de la ONU destacó que ahora mismo lo primero es apoyar a los ucranianos, pero también hay que proteger a las personas y países más vulnerables del mundo.
“Muchos países en desarrollo estaban teniendo ya problemas para recuperarse del impacto económico causado por la pandemia del COVID-19: inflación récord, subidas de tipos de interés, cargas de deuda inmanejables. Ahora se enfrentan a facturas disparadas de alimentos, energía y fertilizantes”, señaló.
Guterres alertó además de que algunos países ricos están al mismo tiempo apostando por reducir sus ayudas humanitarias y al desarrollo.
“Tenemos que unir a los países desarrollados y en desarrollo para encontrar soluciones globales”, insistió.
El secretario general de la ONU dejó claro que el mundo tiene comida, energía y financiación de sobra para que todos los países superen esta crisis, pero dijo que existen desigualdades que, unidas a problemas de distribución y logística, hacen que las cadenas de suministro no puedan dar respuestas.
“Necesitamos deshacernos de los cuellos de botella, evitar el acaparamiento y la especulación, reformar los marcos financieros para permitir que aquellos que necesitan dinero para comprar cosas que son esenciales para sus países tengan acceso a esos fondos, revisando las reglas y los criterios de elegibilidad cuando sea necesario”, defendió.
Casi desde el inicio de la invasión rusa, la ONU y sus agencias han advertido de que la guerra puede suponer un golpe muy duro para numerosos países, dado el encarecimiento de los combustibles que ha provocado y porque tanto Rusia como Ucrania son dos de los mayores productores de cereales y de fertilizantes en todo mundo.
Entre otras cosas, Rusia y Ucrania representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol y un treinta por cierto del de trigo.
Según la ONU, sólo Ucrania produce más de la mitad del trigo que usa el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia de la ONU que apoya a países de todo el mundo para combatir el hambre.
Además, hay 45 países de África y otras zonas que importan al menos un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia y otros 18 que compran al menos la mitad, entre ellos Egipto, la República Democrática del Congo, el Líbano, Siria, Somalia, Sudán o Yemen.