Jerusalén. Israel registró ayer 1,306 nuevos casos de COVID-19, la cifra más elevada desde mediados de octubre y que aumenta la preocupación frente al avance de la variante ómicron.

Además de los nuevos casos detectados, el Ministerio de Sanidad identificó ayer una tasa de reproducción de 1.28 y un índice de positividad del 1.27%, también marcas récord en más de dos meses.

Estas cifras llegan tan solo dos días después de que el primer ministro, Naftali Benet, asegurara que el país enfrenta ya una nueva ola de la pandemia.

La última vez que Israel había superado los 1,300 casos en un día había sido el pasado 18 de octubre, en las etapas finales de la última oleada.

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El número de nuevos contagios llega a pocas horas de la entrada en vigor durante la medianoche de nuevas restricciones a los viajes al exterior, con la inclusión de Estados Unidos, Italia, Bélgica, Alemania, Portugal, Hungría, Canadá, Marruecos, Turquía y Suiza a la lista de países rojos a los que los israelíes tienen prohibido viajar, en la que se encuentra también España.

Ante la preocupación por el aumento de casos y tras la detección el domingo de 40 nuevos infectados con la variante ómicron (elevando el total a 175), Benet mantuvo anoche un encuentro con oficiales de los ministerios de Sanidad, Finanzas y Defensa en el que estudiaron la aplicación de nuevas restricciones, aunque aún no se han anunciado.

Según las últimas cifras de Sanidad, Israel cuenta actualmente con 8,078 pacientes activos de COVID-19, de los cuales tan solo 81 se encuentran en estado grave.

Con más del 62% de la población inoculada con al menos dos dosis de Pfizer y casi un 45% con tres dosis, el foco de la campaña de vacunación está puesto en los niños de entre 5 y 11 años, que registran cifras de inoculación muy bajas (solo el 11% ha recibido al menos una dosis) a pesar de poder vacunarse desde hace ya un mes.