Ciudad de Panamá. El presidente panameño José Raúl Mulino dijo el jueves que espera resolver con “racionalidad” y “respeto” el momento delicado que atraviesa la relación con Estados Unidos tras las amenazas del mandatario Donald Trump de reclamar la devolución del canal.

A su vez rechazó alguna interferencia de China a través de puertos u obras en manos de empresas de ese país en torno a la vía marítima comercial.

“Hay muchos puntos que nos unen y estamos más que dispuestos a conversar con respeto”, destacó Mulino en su conferencia de prensa semanal, a dos días del arribo a Ciudad de Panamá del secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, quien emprende el fin de semana su primera visita a Centroamérica y República Dominicana.

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Su llegada a Panamá ha generado una fuerte expectativa sobre lo que vaya a tratar o pedir al gobernante panameño después de las amenazas de Trump desde mucho antes de asumir el 20 de enero de intentar retomar el manejo del canal marítimo comercial con el argumento de que se les cobra tarifas exorbitantes a los buques de su país y que los soldados de China son los que manejan la vía, algo que ha refutado insistentemente Panamá.

Esta semana el país centroamericano estuvo al tanto de una audiencia en la Comisión de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado de Estados Unidos que abordó las tarifas e influencia china en el canal. Algunos legisladores republicanos expresaron su preocupación de que el manejo de un consorcio chino de los dos puertos terminales en las entradas del Atlántico y Pacífico y la construcción en marcha del cuarto puente sobre la vía acuática, también a cargo de una empresa china, plantean un peligro a la seguridad de Estados Unidos.

Panamá concedió en 1997 la operación y desarrollo de los puertos de Balboa (Pacífico) y Cristóbal (Atlántico) a una filial del consorcio Hutchison Whampoa Limited, con sede en Hong Kong, la cual renovó por 25 años más el entonces gobierno del presidente Laurentino Cortizo en 2021.

Mulino, un líder pro estadounidense que asumió su quinquenio el 1 de julio, trató de deslindar responsabilidad a su administración respecto de la tensión que ha generado la creciente presencia de China en Panamá. Refirió que fue el entonces mandatario Juan Carlos Varela quien rompió las relaciones con Taiwán para abrirlas con Beijing a mediados de 2017 a pesar de las implicaciones que ello tendría con un socio clave como Estados Unidos con el que Panamá, destacó Mulino, tiene relaciones “privilegiadas” históricas, con “altas y bajas”.

Dijo que Varela (2014-2019) no fue transparente al asumir ese paso diplomático.

Al ser preguntado sobre si aceptaría impulsar algún cambio respecto a los puertos en el ojo de los cuestionamientos estadounidenses, Mulino respondió que ese tema “no está sobre la mesa. Una es una concesión (los puertos), la otra es un contrato”, éste último en referencia a la construcción en desarrollo del cuarto puente sobre el canal por un costo de más de 1.300 millones de dólares.

Sin embargo, mencionó que en el caso de los puertos su gobierno ordenó recientemente una auditoría, que calificó como “inédita”, para conocer si el consorcio chino está pagando lo debido al Estado panameño por su uso.

“Vamos a esperar la auditoría. Tampoco es un país de quitar o poner las leyes. Ese no es el clima que queremos proyectar”, señaló Mulino, que llamó a Estados Unidos a invertir más en el país. “Panamá está para respetar el Estado de Derecho, guste o no a alguno”.

Sobre la preocupación de legisladores republicanos sobre que los chinos con la construcción del cuarto puente puedan bloquear el canal, Mulino dijo que tendrían que demostrarle eso. “Hasta este momento no puedo especular sobre semejante cosa”.

Mulino aseguró que de momento desconocía la agenda de los temas que expondrá en la mesa el secretario de Estado estadounidense, que llegará el sábado y permanecerá el domingo en Ciudad de Panamá.

“Lo único que deseo es quitar mucha basura del camino, limpiar la mesa y poder conversar con Estados Unidos y con mucha franqueza”, sobre temas de migración, seguridad y lucha contra el narcotráfico, manifestó el líder panameño, agregando que el apoyo económico que requiere Panamá para enfrentar esos problemas “pudiera ser un tema. Lo que nos cuesta atender un problema que no es nuestro. Es de ellos”.

El gobierno de Mulino ha ensalzado estos días el hecho de que la migración irregular por la jungla del Darién, en la frontera con Colombia, que se dirige hacia Estados Unidos, se redujo el año pasado casi un 40% y que en lo que va de enero había caído un 93%. También destacó los más de 50 vuelos de repatriación de migrantes que ha realizado Panamá desde agosto gracias a una colaboración con el pasado gobierno del presidente demócrata Joe Biden.

“Es imposible, no puedo negociar”, recalcó cuando se le preguntó si cedería en la demanda relativa al manejo del canal, que fue transferido a control panameño el 31 de diciembre de 1999 según los tratados Torrijos-Carter de 1977. “Eso está sellado. El canal es de Panamá”.