Restos de ejemplares de aves muertas infectados con el virus de la gripe aviar de alta patogenicidad (HPAI) H5N1 han sido hallados en el área del norte de Mar de Wedell en la península Antártica, “lo que puede suponer una amenaza para la conservación de la fauna salvaje”.

Un equipo científico internacional con investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha observado que, hasta ahora, las aves skúas han sido la especie más gravemente afectada, y que los altos niveles de mortalidad detectados muestran que podría tener consecuencias a largo plazo para su conservación a nivel regional”.

Esta enfermedad podría haber llegado a pingüinos en isla Heroína, donde se ha visto una “mortalidad masiva”, aunque la presencia del virus no ha sido confirmada por PCR y se van a desarrollar pruebas en los próximos meses para determinar la causa de las muertes.

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Los investigadores del CSIC, liderados por el virólogo Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), instalaron un laboratorio de diagnóstico molecular en la base antártica española Gabriel de Castilla.

El pasado 24 de febrero confirmaron la presencia del virus de la HPAI H5N1 en restos de skúas muertas, un tipo de ave emparentada con las gaviotas, halladas en la base antártica argentina Primavera.

Tras el hallazgo, el 13 de marzo se puso en marcha una expedición internacional a bordo del velero Australis para rastrear la presencia del virus en la región de la península Antártica y la zona norte del Mar de Weddell.

Evolución del virus HPAI

El virus HPAI H5N1 evolucionó inicialmente en aves de corral, pero recientemente se ha adaptado para propagarse mejor entre la fauna salvaje. Desde 2020, ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo.

Tras su llegada a Sudamérica a finales de 2022, su llegada a la Antártida estaba prevista para los siguientes años y finalmente se ha confirmado en febrero de 2024, indica el CSIC en un comunicado.

Su llegada al continente austral ha despertado la preocupación sobre sus efectos en las poblaciones de fauna salvaje en la Antártida, puesto que muchas especies ya están clasificadas entre amenazadas y en peligro crítico.

“La estrecha colaboración de un equipo científico interdisciplinar, formado por biólogos, veterinarios, virólogos y una tripulación veterana en el área antártica, ha sido determinante del éxito de la expedición”, destaca el investigador del CSIC Antonio Alcamí.

El equipo realizó un examen preliminar de individuos enfermos o de mortalidad inusual entre la fauna y recogió muestras para analizar el virus.

Además se tomaron cientos de muestras fecales de animales aparentemente sanos, para investigar la prevalencia en estos, así como de aire y agua, que ayudarán a determinar la presencia del virus en el medioambiente de la zona.

Pruebas PCR

Durante la expedición, el equipo examinó diez áreas densas en fauna localizadas entre las islas Shetland del Sur, el norte del Mar de Weddell y las islas Danger.

La presencia del virus HPAI fue confirmada “por múltiples pruebas de laboratorio”, incluyendo PCR específicas para el virus de la gripe y el subtipo H5, seguidas de una secuenciación de la región de corte de la proteasa, lo que define con una certeza del 100 % la presencia del virus.

El virus fue identificado en restos de skúas en cuatro puntos (Bahía Esperanza, isla Devil, isla Paulet e isla Beak), detectándose en numerosos tipos de muestras, incluyendo el cerebro, lo que sugiere un neurotropismo de la infección del virus HPAI en esta especie, agrega el comunicado del CSIC.

De los sitios visitados, la isla de Beak destaca, ya que tiene una gran colonia de skúas. Allí se contaron 80 skúas vivas, pero se encontraron más de 50 muertas, de las que se analizaron diez y todas dieron positivo.

Posible efecto en pingüinos

En isla Heroína, del mismo archipiélago, en la que hay una gran colonia de pingüinos de Adelia, se observó “una mortalidad masiva” de estos animales, con mas de 500 cadáveres en el lugar investigado, “lo que sugiere que puede haber ocurrido un evento de mortalidad anormal en el que varios miles” habrían perecido.

Aunque el equipo “sospecha que el evento puede haber sido causado por el virus HPAI”, su presencia no ha sido confirmada por PCR y se van a desarrollar otras pruebas en los próximos meses para determinar la causa de las muertes.

Los institutos que forman parte de la expedición también van a analizar muestras de fauna salvaje aparentemente sana, así como un conjunto adicional de muestras de cadáveres, que aportarán más información sobre la presencia del virus y su genética.