Jerusalén- Un pistolero palestino disparó el sábado contra un puesto de control del ejército de Israel en la Cisjordania ocupada, tras lo que fue muerto a tiros, informó la policía israelí, en el último incidente de una ola de violencia que sacude la región desde hace meses. En otras partes del territorio ocupado, decenas de colonos arrasaron una aldea palestina, arrojando piedras e incendiando casas.

El agresor se acercó a las tropas israelíes apostadas en el control de Qalandiya, a las afueras de Jerusalén, a primera hora de la mañana, sacó un fusil M16 y abrió fuego, explicó la policía.

Las fuerzas de seguridad israelíes indicaron que respondieron con disparos que alcanzaron y mataron al presunto atacante. Según los servicios de emergencias israelíes, dos guardas de seguridad de unos 20 años fueron hospitalizados con heridas leves, al menos una por fragmentos de bala. Por el momento se desconocía la identidad del agresor.

Más tarde el sábado, los residentes de la aldea palestina de Umm Safa dijeron que al menos 50 colonos israelíes armados con rifles y líquidos inflamables irrumpieron en las calles e intentaron incendiar al menos cinco casas con personas adentro. Los equipos de rescate palestinos dijeron que evacuaron a niños pequeños que se estaban asfixiando y atrapados dentro de una casa en llamas.

Algunos colonos también abrieron fuego contra civiles y médicos. Una emisora local, Palestine TV, dijo que los colonos dispararon contra Mohammed Radi, su corresponsal que cubría los ataques, rompiendo su cámara. La Media Luna Roja Palestina dijo que uno de sus médicos resultó herido por disparos.

Otros dos médicos resultaron heridos cuando los colonos arrojaron una piedra grande contra una ambulancia, estrellándose en el parabrisas. Los colonos israelíes también dispararon y mataron a un caballo, aseguró el residente Ibrahim Ebiat. “Esto es puro terror”, dijo. “La gente está aterrorizada y enojada”.

Los jóvenes palestinos arrojaron piedras hacia las fuerzas de seguridad israelíes, quienes abrieron fuego y lanzaron gases lacrimógenos contra ellos, según los informes. Los hechos violentos ponen fin a una semana sangrienta en Cisjordania en la que han muerto 16 palestinos y cuatro israelíes.

A principios de semana, un tiroteo de varias horas entre las fuerzas de seguridad israelíes e insurgentes palestinos en el campo de refugiados de Yenín, en el norte del territorio, dejó siete palestinos muertos y ocho soldados israelíes heridos. Dos pistoleros palestinos mataron después a cuatro civiles israelíes antes de morir baleados.

Más tarde, un inusual ataque aéreo israelí con drones no tripulados mató a tres insurgentes palestinos en un auto, mientras que los ataques de venganza de los colonos israelíes dejaron un palestino muerto, varios heridos y un rastro de destrucción en poblaciones palestinas.

La espiral de violencia ha incrementado la presión sobre el gobierno de ultraderecha del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, con los más conservadores pidiendo una operación militar más amplia contra la insurgencia palestina, así como sobre la Autoridad Palestina, que ha sido criticada por no proteger a los civiles palestinos.

Este año está siendo uno de los más letales para los palestinos de Cisjordania en años. Al menos 136 palestinos han muerto por fuego israelí en la región en lo que va de 2023, según un conteo de The Associated Press, y cerca de la mitad estaban afiliados a grupos insurgentes. Hasta el sábado, los ataques palestinos contra israelíes se habían cobrado la vida de 24 israelíes, la mayoría civiles.

Israel sostiene que la mayoría de los fallecidos eran insurgentes, pero entre las víctimas hay también jóvenes que arrojaban rocas en protesta por las redadas y otras personas ajenas a los choques. Israel capturó Cisjordania en la Guerra de los Seis días en 1967, además de Jerusalén Este y la Franja de Gaza, los tres territorios que los palestinos quieren para su futuro estado independiente.