CIUDAD DE MÉXICO. Una aparente trampa explosiva o coche bomba estalló en una ciudad mexicana dominada por cárteles narcotraficantes, causando heridas a varios elementos de la Guardia Nacional que se habían acercado al vehículo para revisarlo, informaron el jueves las autoridades.

La Guardia Nacional dijo que la explosión se produjo el miércoles por la noche en la ciudad de Celaya, en el estado de Guanajuato, en el centro de México, donde el Cártel Jalisco Nueva Generación y el cártel de Santa Rosa de Lima han estado librando una sangrienta lucha territorial durante años.

El uso de un coche bomba para causar bajas en las fuerzas de seguridad supone una escalada en las luchas entre cárteles, y evoca la explosión de un coche bomba en 2010 que causó la muerte de tres personas en Ciudad Juárez, en el norte del país, en el punto álgido de la guerra contra las drogas entre 2006 y 2012.

Al parecer, los elementos de la Guardia Nacional respondieron a un informe sobre un coche estacionado con lo que parecían ser cadáveres en su interior. Al acercarse, el vehículo explotó. De momento no había información sobre su estado, aunque al menos tres de ellos sufrieron heridas graves que requirieron hospitalización.

Los cárteles del narco mexicanos han utilizado artefactos explosivos improvisados de forma esporádica durante las dos últimas décadas. Pero según David Saucedo, analista de seguridad de Guanajuato, el coche bomba del miércoles parecía constituir una progresión hacia actos de tipo terrorista.

“Se trata de eventos de alto impacto que buscan generar terror entre la población, y se difunden masivamente en medios de comunicación y redes sociales”, comentó Saucedo. “Los atentados con bomba permiten que los sicarios produzcan bajas entre los enemigos, prácticamente sin correr ningún riesgo. La manufactura de bombas es económica y de bajo riesgo”.

Saucedo señaló que la explosión también podría poner de manifiesto las vulnerabilidades de la Guardia Nacional mexicana, que fue creada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para que fungiera como la principal agencia policial del país.

Añadió que la policía de Celaya, que ha visto morir a aproximadamente una docena de sus elementos este año, suele acercarse a los vehículos abandonados con mucha más cautela, pero el miércoles, los elementos de la Guardia Nacional cayeron en la trampa.

Los cárteles rivales en el estado vecino de Michoacán han utilizado drones que dejan caer bombas y artefactos explosivos improvisados en las carreteras durante al menos dos años, y en Guanajuato ya se han producido explosiones sospechosas.

En 2022, un médico forense y un detective resultaron heridos al estallar un artefacto explosivo mientras examinaban la escena de un crimen en Guanajuato. Al parecer, el artefacto era una trampa explosiva, aunque la policía nunca lo confirmó.

En tanto, en el sur del país, continuaba la búsqueda de 16 funcionarios estatales secuestrados a punta de pistola el martes por presuntos miembros de organizaciones de narcotraficantes en el estado de Chiapas.

Los familiares de los funcionarios secuestrados se congregaron el jueves en carreteras y calles de Chiapas para bloquear el tránsito, exigiendo que fueran encontrados y liberados.

Los agentes secuestrados aparecieron en un video publicado en redes sociales el miércoles, en el que una de las víctimas leía una declaración. Según el comunicado, los secuestradores exigían la renuncia de al menos tres agentes de la policía estatal, entre ellos el segundo al mando del cuerpo. Uno de los cárteles que operan en Chiapas ha acusado a los agentes de policía de favorecer a una organización rival.

La explosión de Guanajuato se produjo el mismo día en que las autoridades del estado fronterizo de Chihuahua informaron de la muerte de ocho personas y del hallazgo de dos vehículos calcinados tras un aparente enfrentamiento entre grupos narcotraficantes en la localidad de Guachochi, en una región montañosa próxima a la frontera.