Esposa de Juan Guaidó detalla lo que pasará en Venezuela con cambio político
Se mantiene motivada por el país que quiere construir.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Fabiana Rosales, activista por los derechos humanos y esposa de Juan Guaidó, vivió su niñez en las calles de Mérida, allí creció en el seno de una familia que la llevó a cumplir con su formación profesional hasta que se convirtió en periodista de la Universidad Rafael Belloso Chacín.
Al hablar sobre su familia, cambia su tono de voz, su entonación deja saber el orgullo que siente por ellos. Recuerda los momentos que vivió cuando era niña y la importancia que tuvieron sus padres y su abuela en la enseñanza de sus valores. Aseguró con emoción que una de sus metas es reconstruir la imagen de la familia venezolana con los principios que aprendió en su hogar.
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Seis meses antes de graduarse, en el año 2013, el padre de Rosales murió por la falta de medicamentos en el centro hospitalario donde fue atendido. Con la voz entrecortada narró lo difícil que fue iniciar sus proyectos tras la muerte de una de las personas más importantes de su vida.
“Mi papá murió porque no había como atenderlo: no había insumos y tampoco ambulancia para trasladarlo a la ciudad. Mi familia sufrió ese momento y esos días fueron duros porque no pude ni despedirme, la vida me lo quitó. Sin embargo, ese dolor traté de transformarlo para seguir adelante”, dijo en exclusiva para El Nacional.
De su padre aprendió que el trabajo es lo que tienen los ciudadanos para progresar, por ello, decidió incursionar en la política que para lograr que ningún otro venezolano pase por lo que padeció su papá.
“Estoy segura que está orgulloso de la lucha que estoy dando. Ese amor por este país también lo aprendí de él”, expresó Rosales mientras elevó su mirada hacia el cielo.
Luego de trabajar en varios canales de televisión, decidió enfocarse en la política, especialmente junto a los integrantes del partido Voluntad Popular. Fue durante esa etapa cuando conoció a Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela.
Rosales explicó que aunque en sus planes estaba ejercer cargos públicos, decidió -por amor- apoyar las aspiraciones de su esposo.
“Poco a poco me fui enamorando de la política. Llegó un momento en el que pude salir a la palestra, pero yo quería acompañar a Juan y estar a su lado. Me siento satisfecha cada vez que tenemos un triunfo político, sabemos que es una victoria de nuestra familia, como también lo fueron las derrotas”, dijo.
Con 26 años de edad, la joven afirmó que a esta generación le tocó luchar por recuperar la libertad del país, pues ante la crisis política, económica y social, los venezolanos han visto la desmejora de su calidad de vida.
“Yo nací en un país distinto al que estamos viviendo y vi como poco a poco lo fueron acabando, por eso entendí que me tenía que involucrar. A esta generación nos tocó comprender que debemos luchar por nuestro futuro, porque si no lo hacemos nosotros, más nadie lo va hacer”, aseguró.
Recordó a los ciudadanos que han sido asesinados durante las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro y destacó que gracias a la lucha de estos jóvenes, la dirigencia opositora ha podido llegar hasta la ruta que sigue actualmente.
“Yo no pretendo decirle a las madres que perdieron a sus hijos en las protestas que lo superen, porque mi mamá perdió a un hijo y sé que se vive con ese dolor toda la vida. Pero estoy segura de que todos los mártires que perdieron la vida saben que su muerte no fue en vano”.
“Lo que me impulsa a continuar es el deseo de dejarle un país a diferente a nuestra hija y que cuando ella crezca pueda sentirse orgullosa de que le dejamos una Venezuela libre. Que Miranda pueda crecer en un país donde no reine el odio”.
No oculta la emoción al relatar la experiencia de encontrarse con los venezolanos en todo el país, quienes expresan su respaldo a la ruta planteada por la Asamblea Nacional.
“Veo un país lleno de esperanza y que retomó el camino correcto. Nos quebraron mucho la moral y por años buscaron deprimirnos y hundirnos en la miseria, pero este país renació. Los ciudadanos de Venezuela volvimos a creer en nosotros mismos y en que lo podemos conseguir porque no es justo que vivamos pendiente de lo que vamos a comer mañana”, enfatizó.
Su semblante mantiene la tranquilad y transmite confianza cuando habla sobre el carácter de Guaidó. Esbozó una sonrisa y aseguró que su esposo tiene clara la ruta que debe seguir, por eso confía en sus acciones y decisiones.
“Veo mucha firmeza en Juan y tiene un foco muy claro. Siento que todas las experiencias que le han tocado la fibra lo prepararon para este momento y el creer en lo que hacemos es lo que nos mantiene de pie”.
Rosales vislumbró lo que pasará en el país al día siguiente de lograr el cambio político. Lo primero que hará: abrazar a su hija Miranda y a su esposo.
“Voy decirle a Juan que lo logramos (…) Estoy segura que va haber un final hermoso porque cuando hay tanta gente pensando en positivo, no hay manera de que el mal pueda vencer al bien. Veo ese día después lleno de felicidad porque lo que hemos vivido es muy duro y no queda nada más sino sonreír”.
Desde que su esposo asumió la Presidencia interina, su vida se ha llenado de momentos de mucha emoción, pero también de situaciones de gran tensión. La mañana del 31 de enero, un grupo de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) llegaron a la residencia familiar de Rosales, para preguntar por la pareja.
Indicó que su preocupación era que su hija estaba en el lugar. Sin embargo, reveló que ese momento le dio una razón más para continuar luchando por el objetivo que tienen ambos: la libertad de Venezuela.
No fue la primera situación que tuvieron con funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado. La mañana del 13 de enero miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) detuvieron, por un corto tiempo, al presidente interino. Pero en medio de esas circunstancias, Rosales aseguró que se apega a Dios.
“Yo solo le temo a Dios y a desenfocarme. Pongo mi mente en positivo porque la fe mueve montañas”.
Rosales recordó que no es la primera vez que acompaña a Guaidó en momentos difíciles, también lo hizo cuando en 2015, el entonces diputado, se sumó a una huelga de hambre para exigir la fecha de las elecciones parlamentarias.
“Muchos piensan que la política es mala y la verdad es que esta terrible situación que hemos vivido nos obligó a que nos involucremos y participemos, para que más nunca permitamos que alguien gobierne desde el odio”.
La comunicadora social sabe que el apoyo de las Fuerzas Armadas es importante para el proceso de transición, por lo que considera necesario que la dirigencia le siga hablando a los militares.
“Le hablé con el corazón a la familia militar y estoy segura de que ese mensaje les llegó. Traté de llegarle a la madre o hermana de ese militar, para hacerle saber que las comprendo porque debe ser difícil ver a tu familiar que está reprimiendo, mientras que abres la nevera de tu casa y no hay comida”.
Rosales está consciente de que hay personas que adversan a Juan Guaidó.
“A todo aquel que no confía en que podemos lograr un cambio, le pido que busque dentro de sí mismo. No les pido que crean en Juan o nuestra familia, simplemente crean en ustedes mismos y vean que todos los venezolanos estamos llenos de fe, allí está la respuesta”, afirmó.