España vive un San Fermín sin fiesta por culpa del coronavirus
A pesar de la limitación de aforos y los estrictos controles de seguridad en el centro de Pamplona , un grupo de personas quiso celebrar, vestidas de blanco y rojo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Pamplona. La festividad de San Fermín llega el 7 de julio, como cada año, pero este vez sin sanfermines, las conocidas celebraciones multitudinarias que lo festejan en la ciudad española de Pamplona (norte) durante varios días, como los famosísimos encierros y corridas de toros. La pandemia de coronavirus obligó a la suspensión.
Es una fiesta que se vive en la calle, intensamente, mañana, tarde y noche.
Pero este lunes no hubo "chupinazo" desde el Ayuntamiento local (el lanzamiento del cohete con que comienzan las fiestas) ni autoridades asomadas al balcón consistorial para gritar el tradicional "Viva San Fermín", ni una plaza atestada de miles de personas, muchas de fuera, dispuestas a divertirse sin parar.
Así que un "no chupinazo" dio inicio a los "no sanfermines" de 2020, quizás las fiestas españolas más conocidas en el resto del mundo, debido a la COVID-19.
El Ayuntamiento de Pamplona publicó hoy un vídeo en el que hace un recorrido por 23 países para destacar el reconocimiento nacional e internacional de las fiestas y recordar que volverán en 2021, con la etiqueta #LosViviremos en redes sociales.
El objetivo es "compartir con personas de todo el mundo este 6 de julio tan especial, sin sanfermines", indicó el Ayuntamiento en un comunicado.
Porque el espíritu sanferminero se siente en todo el mundo, de Estados Unidos a Nueva Zelanda, de Cuba y México a Japón y Corea del Norte.
Ganas de fiestas tras el confinamiento
Pero, a pesar de la limitación de aforos y los estrictos controles de seguridad en el centro de Pamplona , un grupo de personas quiso celebrar, vestidas de blanco y rojo, como es tradición, el inicio de estos "no sanfermines" en la plaza consistorial.
Una hora antes del mediodía, la hora del chupinazo cada año, la mayoría de pamploneses transitaba hoy vestidos por el centro de la ciudad como un día cualquiera y las terrazas de la Plaza del Castillo se encontraban medio vacías.
Poca gente había en los bares de la parte vieja de Pamplona. "A verlas venir", comentó a Efe un camarero resignado mientras limpiaba la barra del establecimiento.
En la terraza de un bar de la calle Estafeta, que forma parte del itinerario de los encierros, un grupo de navarros y riojanos, con una amiga dominicana, explicaron que un año cualquiera se hubieran juntado 33 personas en unos sanfermines normales, pero este año solo son ocho.
"Tengo hambre de San Fermín", dijo a Efe una pamplonesa que entraba en un bar de Estafeta para almorzar con unos amigos. Vestía de riguroso blanco y rojo: "Llevo 53 años vistiendo de pamplonica en sanfermines. Estaría bueno que este año no lo hiciese", enfatizó.
Mientras, la plaza del Ayuntamiento seguía tranquila. Todos los accesos, estaban controlados por las fuerzas de seguridad, que contaban uno a uno a quienes entraban para no superar el aforo máximo permitido hoy, de 400 personas.
"Esperamos que la gente actúe con responsabilidad", indicó un agente. Pues sí, en ese momento había en el lugar más periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión que personas dispuestas a asistir al "no chupinazo" de este año.
Celebrarlo con gastronomía
Y uno de estos últimos, entraba a un local de la plaza para almorzar: "¡Cómo voy a renunciar, si he nacido en la calle de Mercaderes!, comentó. Y mañana, 7 de julio, festividad de San Fermín, "el estofadico (guiso) de toro que no falte", anunció.
Una pareja procedentes de la ciudad de Zaragoza, se tomaba un café tranquilamente en una terraza de la plaza, un "lujo" imposible de disfrutar un 6 de julio de cualquier otro año, a medida que otras personas llegaban también de blanco y rojo, en un ambiente de tranquilidad, que no permitía imaginar el bullicio de cualquier otro San Fermín.
Y por fin sonaron las campanadas de las doce del mediodía. Un espontáneo arengaba a las 400 personas congregadas en la plaza con los vivas al santo que anuncian las fiestas, mientras se oían cohetes y desde un balcón del Ayuntamiento se desplegaba un gigantesco pañuelo rojo con el lema esperanzado “Los viviremos”. Ya queda menos para los de 2021.