El papa denuncia los prejuicios contra los gitanos en su visita en Eslovaquia
Según datos de la Unión Europea, el 25 % de los escolares gitanos en Eslovaquia están en clases donde todos los compañeros son de esa etnia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Kosice. El papa Francisco visitó hoy el barrio gitano de Lunik IX, en la ciudad eslovaca de Kosice y considerado un verdadero gueto en el corazón de Europa, donde denunció los prejuicios y estereotipos discriminatorios que siempre ha sufrido la comunidad romaní.
En el exterior del centro de los Salesianos, un oasis verde entre los altos bloques de hormigón donde viven 4,500 gitanos en condiciones de precariedad, el papa les aseguró: “Ustedes en la Iglesia no están al margen. Ustedes están en el corazón de la Iglesia”.
En el considerado el barrio marginal de gitanos más grande de Europa, donde viven entre basura, sin agua corriente y electricidad, Francisco insistió: “¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”.
El pontífice, de 84 años, admitió que a veces “no es fácil ir más allá de los prejuicios, incluso entre los cristianos” ya que a veces a algunas personas “se las ve como obstáculos o adversarios y se expresan juicios sin conocer sus rostros y sus historias”.
La mayoría de los gitanos, aislados por vallas, se tuvo que conformar con ver al papa desde lejos, mientras se escuchaban danzas y coros en la tradición romaní centroeuropea.
“¡Cuántas veces los juicios son en realidad prejuicios, cuántas veces adjetivamos! La belleza de los hijos de Dios, que son nuestros hermanos, se desfigura con palabras. No se puede reducir la realidad del otro a los propios modelos prefabricados, no se puede encasillar a las personas”, lamentó.
Denunció como la comunidad gitana “demasiadas veces han sido objeto de preconceptos y de juicios despiadados, de estereotipos discriminatorios, de palabras y gestos difamatorios”.
Y entonces exhortó a la necesidad de “recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo, de las cerrazones a la integración”.
“Juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias. Conflictos y palabras fuertes no ayudan”, agregó el papa en este lugar donde incluso se llegó a construir un muro para aislar a las familias gitanas del resto de la ciudad.
Tuvo también palabras para los niños, más de ochocientos en esta barriada y con altos porcentajes de absentismo escolar: “Sus grandes sueños no pueden hacerse añicos contra nuestras barreras. Ellos quieren crecer junto a los demás, sin obstáculos ni exclusiones”.
Según datos de la Unión Europea, el 25 % de los escolares gitanos en Eslovaquia están en clases donde todos los compañeros son de esa etnia, frente al 15 % de la media en los nueve países de la Unión Europea en los que viven la comunidades romaníes, por lo que la Comisión Europea llegó a abrir un expediente de infracción por este motivo.
Francisco invitó a los gitanos “a ir más allá de los miedos, más allá de las heridas del pasado, con confianza, un paso tras otro: en el trabajo honesto, en la dignidad de ganarse el pan cotidiano, alimentando la confianza recíproca”.
Ante el papa habló un matrimonio gitano que consiguió integrarse y salir de Lunik IX, Nikola y René Harakaly, que se presentaron ante el papa con sus dos hijos, Filip y Simon.
“Querido Santo Padre, mi marido y yo crecimos en este barrio, jugamos y fuimos a la escuela aquí. Crecer en este barrio es difícil”, explicó la mujer a Francisco, al que agradecieron la labor de la Iglesia por ayudarles a estudiar y buscar trabajo.
“Santo Padre, nuestros padres, hermanos y amigos siguen viviendo en este barrio. Esperamos que su visita traiga nueva esperanza y pasión por la transformación interna”, desearon.