“El día de mi boda me reventó un tumor cerebral que creía era migraña”
Los médicos inicialmente sospechaban de meningitis, pero era una inflamación en la glándula pituitaria.
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Las historias de bodas suelen estar llenas de momentos memorables, pero la experiencia de Nathan Vaughan es sin duda única. Este joven de 30 años, oriundo de Inglaterra, celebró su matrimonio con Katie Glass el 4 de mayo, un día que se tornó complicado debido a un imprevisto médico: la ruptura de un tumor cerebral que él había confundido con una migraña.
Aunque la ceremonia se llevó a cabo, la jornada se tornó difícil para el novio, quien tuvo que retirarse a descansar tras experimentar un intenso dolor de cabeza. La celebración, que debió ser uno de los momentos más felices de su vida, terminó abruptamente cuando Nathan se vio obligado a cancelar la fiesta debido a su estado.
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Un diagnóstico inesperado
El joven relató su experiencia diciendo: “En la mañana de la boda me desperté con un fuerte dolor de cabeza a las dos de la madrugada y no pude volver a dormir. Tomé analgésicos, pastillas para la migraña y asumí que eran los nervios del día de la boda, sintiendo un poco la presión. Pero, no cambiaba y empeoraba progresivamente durante el día”.
Después de intercambiar votos, Nathan se retiró a su hotel con la esperanza de que el malestar remitiera, lo cual no ocurrió. Dos días después, la situación lo llevó junto a su esposa a consultar a un médico, donde recibió la alarmante noticia.
Los médicos inicialmente sospechaban de meningitis. Tras realizarle una tomografía computarizada, le informaron que había inflamación en la glándula pituitaria. “Pensé que solo se estaba hinchando y que me darían algo para bajarlo y me iba. Pero, me llevaron al hospital y a las dos o tres de la madrugada me dijeron que tenía un enorme tumor en la glándula pituitaria”, explicó Nathan.
La gravedad del tumor
El día de su boda, Nathan sufrió una hemorragia relacionada con el tumor, que presionaba su nervio óptico, provocando pérdida de visión. “Al día siguiente me operaron de cuatro horas para extirpar este tumor. Me dijeron que probablemente lo había tenido toda mi vida. Yo no lo hubiera sabido. El día de la boda, de todos los días, decidió estallar”, comentó.
Afortunadamente, los resultados fueron alentadores, ya que el tumor resultó ser benigno, lo que significa que no era canceroso ni se propagaría a otras partes del cuerpo. “Podría haber sido mucho peor. Tan pronto como escuchas la palabra ‘tumor’ del médico, asumes lo peor”, reflexionó.
La Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos aclaró que los tumores pueden ser benignos o malignos; los primeros no invaden otras áreas del cuerpo, aunque pueden ejercer presión sobre órganos vitales, como el cerebro.
Ahora, con un futuro más esperanzador, Nathan y Katie planean celebrar su primer aniversario con una fiesta y, finalmente, disfrutar de su merecida luna de miel.