LIMA. La presidenta peruana Dina Boluarte despidió el sábado con los máximos honores en el patio del palacio de gobierno al fallecido expresidente peruano Alberto Fujimori, quien en vida fue condenado por 25 asesinatos, por corrupción y luego indultado.

En una ceremonia cerrada al público y rodeada de militares, Boluarte observó el ingreso del ataúd de Fujimori cubierto por una bandera peruana y cargado por seis hombres de raza negra vestidos con elegantes esmóquines negros y guantes blancos —una antigua costumbre limeña en los funerales de la élite—.

La ceremonia fue rápida y Boluarte abrazó a Keiko Fujimori, la hija mayor y jefa del partido fujimorista Fuerza Popular, también a Sachi y Kenji Fujimori, hijos del expresidente. Boluarte no habló. Luego el ataúd fue llevado a un cementerio de Lima donde fue enterrado después de las 15:00 (2000GMT).

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Poco antes numerosos simpatizantes estuvieron presentes en un responso católico en el principal teatro de Perú, al que asistieron sus hijos, familiares, políticos, empresarios, miembros del partido Fuerza Popular, y, en las afueras, más de 2,000 personas que llegaron de todo Perú.

El sacerdote Luis Gaspar, quien le otorgó los santos óleos antes de que muriera el miércoles, recomendó “hagan a los demás lo que quieran que le hagan a ustedes... tarde o temprano la hermana muerte nos va a tocar la puerta y tendremos que encontrarnos ante la presencia de Dios y dar cuenta de nuestras vidas”.

Su hija Keiko, de 49 años y quien fue primera dama de su gobierno entre 1990-2000 luego del divorcio con su esposa Susana Higuchi, dijo “finalmente papito eres libre del odio y la venganza de esas personas que no te perdonaron que nos rescataras del hambre y del terror, eres libre de esos 16 años de prisión injusta con una sentencia sin prueba alguna”.

Su hijo menor, Kenji, de 44 años y condenado por corrupción, recordó que pese a sus obligaciones como presidente le preparaba la comida. Su nieta Kyara, hija de Keiko, comentó que ella llevaba problemas de matemáticas a la cárcel para resolverlos con su abuelo. La tercera hija de Fujimori, Sachi, no habló. Ninguno mencionó a Hiro, el segundo hijo de Fujimori, quien vive en Japón y no fue visto en Perú, sin saberse oficialmente los motivos.

Una canción de su campaña política presidencial del 2000 —cuando Fujimori logró reelegirse por tercera vez en medio de críticas internacionales por un presunto fraude en un gobierno que duró menos de cuatro meses— sonaba en medio de aplausos de los simpatizantes del expresidente.

Al final de la ceremonia, Keiko agradeció al expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), quien la noche de Navidad de 2017 le otorgó un indulto por razones de salud, revocado un año después por la justicia, por lo que Fujimori tuvo que retornar a prisión. También agradeció a la presidenta Boluarte, quien lo liberó luego que el Tribunal Constitucional revivió en diciembre el indulto de Kuczynski.

Fujimori, de 86 años, jamás se arrepintió de sus condenas y no pagó 15 millones de dólares de reparación civil que le impuso la justicia. Fue sentenciado en 2009 a 25 años de prisión por ser el autor intelectual de 25 asesinatos, incluido un niño, ejecutados por un grupo de militares protegidos por Fujimori que asesinaban extrajudicialmente a presuntos miembros del grupo terrorista Sendero Luminoso.

La justicia ha calculado que el grupo militar clandestino mató más de 50 civiles durante el gobierno de Fujimori (1990-2000), incluyendo a una de sus agentes a quien descuartizaron y decapitaron por sospechar que filtraba datos a la prensa. También mataron a un periodista opositor a quien obligaron a cavar su tumba, lo torturaron y le dispararon un tiro en la cabeza con un fusil.

El expresidente tuvo otras tres condenas adicionales por corrupción, entre ellas usar 15 millones de dólares del tesoro público para dárselos a su exjefe de espías, Vladimiro Montesinos, por pagar a congresistas de oposición y a una televisora para que apoyaran su gobierno, así como por espiar telefónicamente a diversos periodistas críticos con su gestión.

Fujimori fue enterrado el mismo día en que hace 24 años, el 14 de septiembre de 2000, se difundió un video donde se observaba a su exjefe de espías Montesinos entregando dinero a un congresista opositor, lo que desató una fuerte ola de protestas que provocó su renuncia a la presidencia el 19 de noviembre de 2000 desde Japón.