Decenas de mujeres y niñas etíopes en la región norteña de Tigray sufrieron agresiones sexuales, a veces a manos de varios supuestos combatientes a la vez, después del acuerdo de paz que puso fin al conflicto el año pasado, según un estudio de historias clínicas publicado el jueves.

La víctima de violación más joven era una niña de ocho años.

El conflicto de Tigray dejó cientos de miles de muertos y una cantidad incalculable de mujeres y niñas traumatizadas por las agresiones sexuales.

Al menos 128 ataques sexuales ocurrieron después de la firma del acuerdo de paz en noviembre del año pasado, según el estudio de historias clínicas que abarcan el período desde el inicio del conflicto en noviembre de 2020 hasta junio.

El conflicto entre las fuerzas etíopes y los combatientes de Tigray provocó la destrucción o saqueo de la mayoría de las instalaciones de salud, por lo que muchas mujeres y niñas pasaron meses sin recibir tratamiento. Algunas tienen VIH o crían los hijos de sus violadores. Otras padecen incontinencia o dolor crónico, además del estigma cultural que provocan esos ataques.

El estudio realizado por Médicos por los Derechos Humanos y la Organización para la Justicia y la Responsabilidad en el Cuerno de África fue publicado con un comentario en la revista médica The Lancet. Abarca unas 300 historias clínicas elegidas al azar en centros de salud de Tigray dedicados a ayudar a las víctimas de la violencia sexual.

Es apenas un “pequeño vistazo” al total, dicen los autores, quienes temen que la posibilidad de hacer justicia se pierda si se detienen los esfuerzos independientes de las Naciones Unidas y otras organizaciones para lograr la rendición de cuentas.

“Toda la población es víctima de la violencia sexual”, dijo a la Associated Press un investigador, residente en Tigray, de la violencia sexual relacionada con el conflicto. Colaboró con el estudio y habló con cientos de mujeres y niñas, ninguna de las cuales, dijo, siente que ha sanado.

“Las sobrevivientes de violación son las que más sufren”, dijo. Como muchos tigrinos, habló bajo la condición de anonimato por miedo a las represalias de las autoridades etíopes.