Roma.- Los casos conocidos de alimentos contaminados aumentan a medida que mejoran los sistemas para su control, sobre todo en los países en desarrollo que están empezando a ponerlos en marcha, indicó hoy a Efe la experta en Seguridad Alimentaria de la FAO Masami Takeuchi.

Con motivo del Día Internacional de la Salud, que este año tiene por lema "¿Cómo de segura es tu comida?", Takeuchi explicó que "en los países más pobres, donde no hay sistemas de control de alimentos, dicen no tener problemas de ese tipo porque no pueden comprobarlo ni saben lo que mata a la gente".

Pero con la introducción de los primeros "puestos de control" para inspeccionar esos productos, "de repente surgen cientos de casos, pero porque los sistemas (de detección) mejoran", agregó la especialista al término de un acto sobre seguridad alimentaria en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma.

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Esa paradoja, destacó, impide medir los resultados de un programa a partir del número de casos de alimentos contaminados.

"La seguridad alimentaria se ha ido garantizando a partir de las lecciones aprendidas en la historia", detalló Takeuchi, para quien los esfuerzos se centran actualmente en cómo llevar a cabo un control más sistemático y seguir los estándares internacionales fijados para procesar la comida.

Desde que se producen hasta que se digieren, los alimentos recorren numerosas etapas de una cadena en la que van apareciendo amenazas, ya sea por los cambios en la producción, la distribución o el consumo o por los del medio ambiente, con nuevos gérmenes patógenos o una mayor resistencia de los existentes.

La responsable de Seguridad Alimentaria sostuvo que en ciertos países desarrollados se sigue el rastro de los alimentos en todas esas fases, si bien la existencia de inspectores en algunas partes del mundo no significa que la información vaya a ser luego recogida y analizada de forma más general.

En la última fase, la responsabilidad recae principalmente en quien prepara los alimentos aunque todavía haya quien no piensa en lavarse antes las manos, separar la comida cruda de la hecha, cocinar bien los productos, mantenerlos a una temperatura que garantice su conservación o usar agua en buen estado, como recomienda la ONU.

Takeuchi mencionó el caso de muchas madres jóvenes que no saben que deben separar los alimentos y dan a sus bebés sustancias contaminadas sin saberlo, lo que puede llegar a causarles la muerte.

Recordó otros incidentes como el fallecimiento de bebés en 2008 por el consumo de leche adulterada de forma intencionada por productoras chinas con melamina, un compuesto químico usado en la fabricación de cemento y plásticos y que las compañías emplearon para encubrir un abaratamiento de los costes.

La experta también llamó la atención sobre casos antiguos como la salmonela hallada en manteca de cacahuete en Estados Unidos o la contaminación de la carne de cerdo en Irlanda por unas dioxinas nocivas procedentes del aceite de la maquinaria con la que se cortaban los piensos para esos animales.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que dos millones de personas mueren anualmente por consumir alimentos de forma insegura, en su mayoría en países en desarrollo.

Además, la comida que contiene bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas dañinas contribuye a la aparición de más de 200 enfermedades, desde el cáncer a la diarrea, con 4,000 millones de casos de ésta última cada año.