LONDRES. Alpinistas creen haber encontrado los restos parciales de un alpinista británico que podría -o no- haber sido una de las dos primeras personas en escalar el monte Everest, un siglo después de su intento en el pico más alto del mundo, según una expedición dirigida por National Geographic.

En vísperas del estreno de un documental, el canal de televisión informó el viernes que la expedición encontró un pie enfundado en un calcetín bordado con “AC Irvine” y una bota que podrían ser los de Andrew “Sandy” Irvine, desaparecido a los 22 años junto a su compañero de escalada, el legendario George Mallory, cerca de la cima del Everest el 8 de junio de 1924.

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El dúo, que intentaban convertirse en los primeros en conquistar el Everest, fue visto por última vez a unos 245 metros de la cumbre. Su destino ha sido objeto de debate entre alpinistas e historiadores, y algunos postulan que llegaron a la cima del mundo antes de desaparecer en el descenso.

En su última carta a su esposa, Ruth, antes de desaparecer en el Everest hace un siglo, Mallory, de 37 años, que en una ocasión dijo célebremente que quería conquistar el Everest “porque está ahí”, trató de aliviar las preocupaciones de ella, incluso cuando dijo que sus posibilidades de alcanzar el pico más alto del mundo estaban “50 a 1 en nuestra contra”.

El cuerpo de Mallory fue encontrado en 1999, pero no había pruebas que pudieran apuntar a que ambos habían alcanzado la cumbre del Everest, a 8,849 metros (29,032 pies).

Todavía no existe tal prueba, aunque el aparente descubrimiento de los restos de Irvine podría estrechar la búsqueda de una cámara Kodak Vest Pocket, prestada a los alpinistas por el miembro de la expedición Howard Somervell. Para los alpinistas, se trata del equivalente al Santo Grial: la posibilidad de una prueba fotográfica de que ambos llegaron a la cumbre, casi tres décadas antes de que lo hicieran el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay el 29 de mayo de 1953.

El calcetín y la bota se encontraron a menor altitud que los restos de Mallory, en el glaciar Central Rongbuk, bajo la cara norte del Everest.

“Ha sido un momento monumental y emotivo para nosotros y para todo nuestro equipo sobre el terreno, y esperamos que esto pueda por fin aportar tranquilidad a sus familiares y al mundo del alpinismo en general”, declaró Jimmy Chin, miembro del equipo de escalada y explorador de National Geographic.

Chin no dijo exactamente dónde se encontraron los restos porque quiere disuadir a los cazadores de trofeos. Pero confía en que otros objetos -y quizá incluso la cámara- estén cerca.

“Sin duda reduce el área de búsqueda”, dijo a National Geographic.

La familia Irvine se ha ofrecido a comparar los resultados de las pruebas de ADN con los restos para confirmar su identidad.

Su sobrina nieta y biógrafa, Julie Summers, dijo que reaccionó emocionada cuando se enteró del descubrimiento.

“He vivido con esta historia desde que tenía 7 años, cuando mi padre nos contó el misterio del tío Sandy en el Everest”, dijo. “Cuando Jimmy me dijo que había visto el nombre AC Irvine en la etiqueta del calcetín dentro de la bota, me emocioné hasta las lágrimas. Fue y seguirá siendo un momento extraordinario y conmovedor”.

El hallazgo, realizado por Chin junto con los alpinistas y cineastas Erich Roepke y Mark Fisher, fue comunicado a la Royal Geographical Society, con sede en Londres, que organizó conjuntamente con el Club Alpino la expedición de Mallory e Irvine.

“Como organizadora conjunta de la expedición al Everest de 1924, la sociedad aprecia profundamente el respeto que el equipo de Jimmy Chin ha mostrado por los restos de Sandy Irvine y su sensibilidad hacia los familiares de Sandy y otras personas relacionadas con aquella expedición”, declaró Joe Smith, director de la sociedad.

Los restos parciales están ahora en posesión de la Asociación de Montañismo del Tíbet de China, responsable de los permisos de escalada en la cara norte del Everest.