Seúl, Corea del Sur. Corea del Norte disparó el miércoles un presunto misil balístico al mar, según los ejércitos de Corea del Sur y Japón, en el primer lanzamiento de este tipo en casi dos meses, que es también una señal de que Pyongyang no está interesada en reanudar las conversaciones de desnuclearización en el corto plazo sino que prefiere centrarse en aumentar su arsenal de armas.

El lanzamiento se produjo después de que el líder norcoreano, Kim Jong Un, prometió reforzar su capacidad militar — sin revelar nuevas políticas hacia Estados Unidos o Corea del Sur — durante una conferencia de alto perfil del partido gobernante la semana pasada.

El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur dijo en un comunicado que su vecino del norte disparó un supuesto misil balístico hacia sus aguas orientales el miércoles en la mañana y señaló que las autoridades de inteligencia de Seúl y Washington estaban tratando de analizar más información.

En una videoconferencia de emergencia, los miembros del equipo presidencial de seguridad nacional del Sur expresaron su preocupación por el incidente y apuntaron que reanudar el diálogo con el Norte es importante para resolver las tensiones, según el palacio presidencial surcoreano.

El Ministerio de Defensa de Japón también detectó el lanzamiento norcoreano y apuntó que el hermético país habría disparado un misil.

“Nos parece realmente lamentable que Corea del Norte haya seguido lanzando misiles desde el año pasado”, dijo el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, a reporteros, agregando que por el momento no había más detalles disponibles, como el lugar donde aterrizó y si causó daños.

Entre septiembre y noviembre, Corea del Norte llevó a cabo una serie de pruebas de armamento en lo que los expertos describieron como un intento de aumentar la presión sobre sus rivales para que la acepten como una potencia nuclear con la esperanza de lograr una alivio de las sanciones económicas. En los tests se probaron, entre otros, un misil balístico lanzado desde un submarino y otro hipersónico en desarrollo. Desde unas maniobras con fuego de artillería a principios de noviembre, Pyongyang había suspendido su actividad hasta el miércoles.

El gobierno de Estados Unidos ha reiterado su disposición a reanudar las negociaciones nucleares “cuando sea y donde sea” sin ninguna condición previa. Hasta ahora, el Norte ha rechazado esas propuestas, señalando que la hostilidad de Washington no ha cambiado.

El presidente saliente del Sur, Moon Jae-in, dijo en su discurso de Año Nuevo el martes que seguirá buscando formas para restaurar las relaciones con el país vecino y promover la paz en la Península de Corea hasta el final de su mandato en mayo.

La diplomacia encabezada por Estados Unidos para convencer a Corea del Norte de que abandone su programa nuclear colapsó en 2019 por las diferencias sobre cuánto deberían aliviarse las sanciones a cambio del desmantelamiento del principal complejo nuclear norcoreano. Desde entonces, Kim ha amenazado con aumentar su arsenal nuclear aunque la economía del país ha sufrido importantes reveses por la pandemia del coronavirus, las persistentes sanciones estadounidenses y su propia mala gestión.

“En lugar de expresar su disposición a conversaciones sobre desnuclearización o su interés por una declaración para el final de la guerra (de Corea), Corea del Norte está indicando que ni la variante ómicron, ni la escasez de alimentos en el país frenarán su agresivo desarrollo de misiles”, dijo Leif-Eric Easley, profesor en la Universidad de Ewha en Seúl.

Según Kim Dong-yub, profesor en la Universidad de Estudios Norcoreanos de Seúl, Pyongyang podría haber probado un misil hipersónico o un KN-23 con capacidad nuclear y con un vuelo muy maniobrable y de baja trayectoria.