Mucho hemos escuchado sobre Ana Frank, la adolescente judía que se escondió del régimen nazi en una casa de Ámsterdam durante la invasión alemana a los Países Bajos y decidió escribir sus vivencias en un diario, uno de los libros más leídos a nivel mundial.

Ella, su familia y otras cuatro personas judías estuvieron recluidas en un anexo secreto de un edificio de tres pisos de la capital holandesa.

No salieron de la “casa de atrás”, como llamó Ana Frank al escondite, durante dos años para evitar ser detenidos.

Pero el 4 de agosto de 1944, los nazis dieron con ellos.

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Casi un mes después, el 3 de septiembre, Ana y las otras siete personas que vivían escondidas con ella fueron trasladadas al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau junto con más de mil prisioneros judíos.

Han pasado 80 años desde entonces y el diario, publicado en 1947 como libro póstumo, ha sido traducido a más de 70 idiomas y se han vendido más de 35 millones de copias.

El teatro dedicado a Ana Frank tiene capacidad para más de mil personas y está ubicado en la parte oeste de la ciudad, la misma donde se encuentra la casa-museo abierta desde 1960 y dedicada a la joven judía que allí se escondió de la persecución nazi. (annefrank.org)
El teatro dedicado a Ana Frank tiene capacidad para más de mil personas y está ubicado en la parte oeste de la ciudad, la misma donde se encuentra la casa-museo abierta desde 1960 y dedicada a la joven judía que allí se escondió de la persecución nazi. (annefrank.org)

Conoce siete datos sobre la joven autora que quizás no sabías.

¿Quién publicó el diario de Ana Frank?

Otto, el padre de Ana, le regaló un libro de autógrafos por el cumpleaños número 13, el 12 de junio de 1942. Pero ella casi de inmediato decidió usarlo como diario, plasmando allí sus pensamientos y sentimientos más íntimos.

Fue el mismo Otto quien 5 años después decidió hacerlo público.

La primera edición fue en holandés, se titulaba Het Achterhuis (La casa de atrás) y constaba de apenas 3,036 copias.

En Estados Unidos el manuscrito fue rechazado por 10 editores, según la organización sin fines de lucro Casa de Ana Frank.

“Tonto”, “aburrido” e “inoportuno” fueron algunos de los adjetivos utilizados por el editor Alfred A. Knopf para justificar su rechazo.

“Es solo un monótono registro de disputas familiares típicas, trivialidades y emociones de adolescentes”, dijo el dueño de la editorial que llevaba su nombre.

Finalmente, el libro fue publicado en 1952 por la editorial Doubleday y rebautizado como “Ana Frank: el diario de una joven”.

Las expectativas eran bajas, pero pronto las 5,000 copias iniciales dieron paso a una segunda edición de 15,000 ejemplares y, apenas unos días después, una tercera de 45,000.

En 1960, la casa donde Ana Frank permaneció oculta desde los 12 a los 15 años se transformó en un museo. Desde entonces, recibe una media de 1.2 millones de visitantes por año.

“Cada año, a medida que disminuye el número de testigos presenciales del Holocausto, la importancia del libro crece”, dijo a la BBC en 2019 Jan Erik Dubbelman, de la Casa de Ana Frank.

El padre de Ana, Otto Frank, presentó una solicitud en el consulado estadounidense en la ciudad holandesa de Rotterdam.  (AP)
El padre de Ana, Otto Frank.

¿Cuántas versiones existen del diario?

Según la Casa de Ana Frank, hay dos versiones del diario. La primera, llamada versión “A”, es el manuscrito original sin cortes. La segunda, o “B”, es la versión revisada por la propia Ana.

Cuando el 29 de marzo de 1944 escuchó en la radio por la BBC que Gerrit Bolkestein, un miembro del gobierno holandés en el exilio, tenía la intención de convertir cartas, diarios y escritos similares en documentos históricos cuando terminara la II Guerra Mundial, la joven decidió reescribir el diario.

Imagina lo interesante que sería si publicara una novela sobre el ‘anexo secreto’. Solo el título haría que la gente pensara que es una historia de detectives”, escribió radiante ese mismo día.

Los cambios incluyen el uso de nombres falsos para su familia, que pasarían de ser los “Frank” a los “Robin”, y la adopción del género epistolar.

La tercera, o “C”, es la versión editada por el padre de Ana, Otto Frank, en 1947.

En ella, omitió detalles como las reflexiones de su hija Ana sobre la sexualidad. En un momento ella describe los genitales femeninos como un “agujerito tan pequeño que apenas puedo imaginar cómo un bebé puede salir de allí”. Tampoco están sus arrebatos de ira hacia su madre, Edith.

La cuarta y última versión, la “D”, es la revisada, ampliada y organizada por el escritor y traductor alemán Mirjam Pressler. Fue lanzada en 1995 y abarca más de 700 páginas.

¿A qué horas escribía en su diario?

Solía ser por la tarde, cuando el resto de habitantes del “anexo secreto” tomaba una siesta.

El escondite, un laberinto de habitaciones de poco más de 120 metros cuadrados, se dividió entre la familia Frank (Otto, Edith, Margot y Ana) y la familia van Pels (el socio de Otto, Hermann, su esposa, Auguste, y su hijo, Peter), así como un dentista amigo de las dos familias, Fritz Pfeffer.

Como la escritora compulsiva que era, Ana usó un diario, dos cuadernos y 324 hojas separadas de papel de colores para escribir y reescribir sus memorias.

Su día, la mayoría del tiempo, comenzaba temprano: alrededor de las 7:00 de la mañana se levantaba de la cama para lavarse y tomar café.

Después de las 8:30, cuando los empleados llegaban a trabajar al edificio principal en el que estaba la “casa de atrás”, no podía hacer ningún ruido.

Caminaba descalza o solo con los calcetines, evitaba los escalones más ruidosos de las escaleras, no usaba agua corriente, ni tiraba de la cisterna del inodoro.

Estaba prohibido toser, estornudar o reír. Hablar solo se podía en susurros.

Ana pasaba las mañanas leyendo y estudiando.

Alrededor de las 12:30, cuando los empleados salían a almorzar, su familia preparaba la comida y luego encendía la radio para escuchar las noticias de la BBC.

Dado que los ocho habitantes de la casa secreta, por medidas de seguridad, tenían prohibido salir del anexo, los que llevaban ropa y comida eran los cuatro trabajadores de confianza de Otto: Miep Gies, Johannes Kleiman, Victor Kugler y Bep Voskuijl.

También por seguridad, las cortinas siempre estaban cerradas y solo se bañaban los sábados o domingos.

¿Quién era Kitty, la persona a la que Ana dirigía gran parte de los mensajes de su diario?

Ni era su compañera de clase, como algunos sugieren, ni una amiga imaginaria, como especulan otros.

Kitty Francken era una de las protagonistas de Joop ter Heul, una serie de cinco libros infantiles escritos por la novelista holandesa Setske de Haan, bajo el seudónimo de Cissy van Marxveldt.

Publicados entre 1918 y 1925, los primeros cuatro volúmenes narran la vida cotidiana de un grupo de amigos, desde la escuela hasta la maternidad.

Durante mucho tiempo, Ana dirigió sus cartas del diario a los personajes de la serie: Conny, Marianne, Phien, Emmy, Jettje y Poppie.

Hasta que, al enterarse por la BBC del plan de Bolkestein de publicar los relatos de los sobrevivientes de la guerra, Kitty se convirtió en la destinataria favorita de Ana.

Ana describe a Kitty como “una chica agradable de 14 años” con quien patina en Suiza y se convierten en “mejores amigas”.

¿Alguien alertó a los nazis de dónde se escondía o la encontraron por casualidad?

Hasta diciembre de 2016, la hipótesis más aceptada era que Ana Frank y los demás residentes del “anexo secreto” habían sido víctimas de una denuncia anónima.

Sin embargo, un estudio de la Casa de Ana Frank, coordinado por el investigador Gertjan Broek, indica que los encontraron por casualidad.

Los nazis que descubrieron el paradero de los ocho habitantes, el 4 de agosto de 1944, estaban investigando un posible fraude en la distribución de cupones de alimentos.

Dos meses antes, dos empleados de la misma empresa, Martin Brouwer y Pieter Baatzelaar, fueron arrestados por cargos de vender cupones ilegalmente.

¿Por qué algunos dudan de la autenticidad del diario?

Durante mucho tiempo, ha habido quienes han dicho, especialmente entre quienes niegan el Holocausto, que el relato de Ana Frank se habría falsificado.

Algunas teorías señalan a Otto Frank como el verdadero autor.

Otros apuntan a Miep Gies, el secretario de la empresa que guardó las pertenencias que los nazis no se llevaron y, en junio de 1945, se las entregó a Otto, el único sobreviviente de la familia.

De hecho, hasta el día de su muerte, el 19 de agosto de 1980, a la edad de 91 años, Otto llevó a cabo acciones legales contra los negacionistas.

Uno de estos escépticos de la autoría es el dramaturgo estadounidense Meyer Levin, que fue el primero en tratar de adaptar el diario al teatro.

Sin embargo, distintas investigaciones forenses han demostrado a lo largo de décadas la autenticidad del diario. Se han analizado distintos aspectos como el papel, la tinta y la caligrafía.

¿Cómo fueron los últimos días de Ana Frank?

Nanette Blitz Konig, quien hoy tiene 95 años, fue una de las últimas personas en ver a Ana Frank con vida. Las dos estudiaron juntas en la escuela secundaria judía de Ámsterdam.

Ya en la escuela, Ana mostró su pasión por la escritura.

Cuando uno de sus colegas le preguntó qué escribía tanto en su diario, ella contestó: “¡No es asunto tuyo!”.

Su sueño era ser periodista o escritora.

Desafortunadamente, Ana y Nanette se encontraron nuevamente a través de una cerca de alambre de púas en el campo de concentración de Bergen-Belsen.

Si bien en un principio Ana fue llevada al campo de Auschwitz-Birkenau, el 30 de octubre de 1944 unas mil mujeres fueron seleccionadas para realizar trabajos forzados en la industria bélica alemana y luego trasladadas a Bergen-Belsen. Entre ellas estaban Ana y su hermana, Margot.

Nanette dijo de Ana: “Estaba calva y muy débil, parecía casi muerta”.

Ana y Margot murieron en febrero de 1945, con 15 y 18 años, respectivamente.

Sus cuerpos fueron enterrados en fosas comunes. El campo de concentración de Bergen-Belsen fue liberado por las tropas inglesas el 12 de abril de 1945.