China y Europa muestran lo difícil que es salir de la cuarentena
Los gobiernos están ansiosos por reabrir, pero la gente tiene miedo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Beijing. Mientras diferentes países estudiaban cómo reactivar sus economías paralizadas por el virus, las primeras experiencias en China y partes de Europa indicaban que no sería tarea fácil.
Los trabajadores que volvían al trabajo tenían miedo de gastar demasiado o de salir. Los clientes se mantenían alejados de las pocas tiendas que reabrían. Las mascarillas y las medidas de distanciamiento social seguían presentes. Y había un temor generalizado a que el coronavirus pudiera volver si las cuarentenas que pretendían frenarlo se suavizaban demasiado o demasiado pronto.
Aun así, los gobiernos estaban ansiosos por reabrir fábricas, escuelas y comercios y reparar el daño económico de la pandemia que se ha cobrado más de 137,000 vidas, de las más de dos millones de personas infectadas.
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“Hasta entonces, estamos en modo de crisis”, dijo.
El vendedor de camiones Zhang Hu en Zhengzhou, China, había vuelto al trabajo, pero sus ingresos se desplomaron porque poca gente compraba vehículos de 20 toneladas. “No tengo ni idea de cuánto mejorará la situación”, dijo.
En Estados Unidos, tras el cierre de muchas fábricas, la producción industrial se encogió en marzo y registró su mayor declive desde la desmovilización del país en 1946 tras la II Guerra Mundial. Las ventas minoristas cayeron en un 8.7% sin precedentes, y se esperaba que abril fuera peor.
El presidente, Donald Trump, dijo haber preparado nuevas recomendaciones para suavizar el distanciamiento social, a pesar de que líderes empresariales le dijeron que primero era crucial contar con más pruebas del virus y equipos de protección individual.
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El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a redoblar los esfuerzos para preparar a África, indicando que el continente “podría terminar sufriendo el mayor impacto”.
El brote en Singapur se disparó en más de 1,100 casos desde el lunes. Aunque el país parecía haber tenido éxito conteniendo una primera oleada de infecciones, los nuevos casos se estaban dando entre trabajadores de países asiáticos más pobres, que viven en habitaciones comunales abarrotadas y trabajan en el diminuto estado, muy dependiente del comercio.
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Estados Unidos empezó a distribuir esta semana los pagos puntuales a decenas de millones de personas dentro de su paquete de ayuda de 2.2 billones de dólares. Pero otra parte del paquete de estímulos, un programa de protección de 350,000 millones de dólares dirigido a pequeños negocios, se estaba agotando tras apenas unos días abierto. Se estaban acelerando las negociaciones en Washington en torno a una solicitud de ayuda de 250,000 millones de dólares.
Estados Unidos ha registrado más de 30,000 muertes, el número más alto del mundo, y más de 600,000 infecciones confirmadas, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Aun así, los escenarios más pesimistas que auguraban una cifra mucho mayor de muertos y hospitalizados no parecían estar cumpliéndose, lo que aumentó las esperanzas en todo el país y reforzó las peticiones de que se suavizaran las restricciones.
Por su parte, varios mandatarios salieron en defensa de la Organización Mundial de la Salud después de que Trump prometiera suspender los pagos de Estados Unidos a la agencia de Naciones Unidas por no haber dado la alarma antes sobre el virus.
El jefe de exteriores de la UE, Josep Borrell, dijo que la agencia de salud de la ONU es "más necesaria que nunca" para combatir la pandemia.
“Sólo si unimos nuestras fuerzas podremos superar esta crisis que no conoce fronteras”, aseguró.
Las personas que se sientan ansiosas por el coronavirus COVID-19, pueden llamar a la Línea PAS de ASSMCA al 1-800-981-0023. Las que presenten síntomas pueden contactar al Departamento de Salud al 787-999-6202.