El príncipe Carlos y su esposa, la duquesa de Cornualles, Camila, asistieron este sábado a la tradicional misa navideña en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, a la que la reina Isabel II ha decidido no acudir este año por precaución ante los elevados casos de coronavirus en el Reino Unido.

Tras la ceremonia, el heredero al trono prevé pasar la jornada junto a su madre, que también ha renunciado, por segundo año consecutivo, a viajar a su residencia campestre de Sandringham, en el norte de Inglaterra.

Esta tarde, las principales cadenas británicas emitirán el discurso anual de la soberana británica, de 95 años, que en esta ocasión se centrará en rendir homenaje al que fuera su esposo, el duque de Edimburgo, fallecido con 99 años en abril.

La princesa Ana, de 71 años y única hija de la reina, no se juntará con el resto de la familia real este sábado, dado que ha tenido que aislarse al haber dado positivo por coronavirus su esposo, el vicealmirante Timothy Laurence, de 66.

El príncipe Guillermo y su esposa Catalina tampoco han acudido a Windsor para evitar riesgos relacionados con el coronavirus y celebran las Navidades en Norfolk (este de Inglaterra) junto con la familia Middleton.

El arzobispo de Cantebury, primado de la Iglesia anglicana, ofició por su parte una eucaristía de Navidad en la que rindió homenaje a los voluntarios que han ayudado este año a los refugiados que tratan de alcanzar Gran Bretaña desde Francia con pequeñas embarcaciones.

En la ceremonia en la catedral de Canterbury, Justin Welby alabó la “gran generosidad” de esos voluntarios y resaltó que “el relato de las Navidades enseña que debemos tratar a los demás como a nosotros mismos”.