Un médico cirujano mexicano, conocido por sus servicios en clínicas exclusivas de Ciudad de México, fue detenido en el municipio de Floridablanca, Santander, donde llevaba cinco meses de una vida clandestina vendiendo arepas en un local comercial.

José Humberto Cuéllar, de 36 años, tenía una circular roja de Interpol y enfrentaba cargos por abuso sexual agravado, acoso sexual, lesiones culposas y responsabilidad profesional.

La cirugía que marcó el inicio del horror

La historia que conecta a Cuéllar con uno de los crímenes más impactantes en México comenzó el 9 de mayo de 2022, cuando Norma Patricia Ayala, una enfermera mexicana, decidió someterse a una liposucción en la clínica del médico. La operación, realizada en el prestigioso barrio Polanco, prometía mejorar su aspecto físico, pero terminó siendo el inicio de una pesadilla.

La joven experimentó complicaciones de salud tras la intervención y denunció al cirujano por mala práctica. Poco después, comenzó a recibir amenazas que atribuyó a Cuéllar.

Ayala reportó el acoso en redes sociales y a sus familiares, expresando su miedo a salir a la calle. Según la investigación, durante la cirugía, el médico habría aprovechado la anestesia de la paciente para realizarle tocamientos indebidos.

El 11 de junio de 2023, las premoniciones de Ayala se cumplieron.

A pocas cuadras de su casa, fue asesinada con dos disparos en la cabeza realizados por la espalda. Las autoridades sospecharon que se trataba de un homicidio por encargo, y el principal sospechoso fue Cuéllar.

De cirujano plástico a vendedor de arepas

Tras ser detenido y posteriormente liberado en México por falta de pruebas, Cuéllar desapareció. Según la Policía colombiana, el médico cruzó la frontera terrestre hacia Guatemala y luego tomó un vuelo hacia Bogotá, para finalmente instalarse en Floridablanca, un municipio del área metropolitana de Bucaramanga.

En Colombia, Cuéllar había dejado atrás el bisturí y optado por un perfil bajo: abrió un pequeño negocio de venta de arepas, donde se mantenía alejado del radar de las autoridades. Sin embargo, una notificación de Interpol, gestionada por la Dijín y las autoridades mexicanas, llevó a su captura en vía pública.

El coronel Hebert Mejía, director de la Dijín, explicó: “Se realiza la retención y captura del ciudadano José Humberto Cuéllar, quien, al parecer, en el ejercicio de sus funciones como médico, habría cometido actos abusivos y ocasionado lesiones personales a una paciente en 2022″.

Presunto abuso sexual durante procedimientos médicos

La captura de Cuéllar representa un paso crucial para esclarecer los delitos imputados en su contra. El caso involucra acusaciones graves de abuso sexual durante procedimientos médicos, negligencia profesional y su posible vinculación con el asesinato de Ayala.

Las autoridades mexicanas ahora deberán determinar si Cuéllar estuvo detrás del crimen de la joven enfermera. Los elementos del caso apuntan a una posible represalia del médico tras la denuncia de la paciente, un tema que las investigaciones previas no lograron concluir debido a la falta de pruebas suficientes.

En México, la familia de Ayala sigue buscando justicia. Sus allegados han insistido en que las amenazas que la joven recibió tras denunciar al médico eran constantes y creíbles, y que las autoridades no actuaron con la celeridad requerida para protegerla.

Interpol y la Dijín: una captura clave

La captura de Cuéllar fue posible gracias a un trabajo conjunto entre Interpol y la Dijín. Las autoridades colombianas rastrearon sus movimientos desde su llegada al país, logrando su detención en un operativo discreto en Floridablanca.

“Este caso demuestra la efectividad de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen. El ciudadano mexicano deberá responder ahora ante las autoridades judiciales de su país por los delitos que se le imputan”, afirmó Mejía.

Un caso que sacude la confianza en los profesionales de la salud

El caso de José Humberto Cuéllar habla de los riesgos asociados a la confianza en profesionales de la salud. La historia de Norma Patricia Ayala, quien buscaba mejorar su calidad de vida a través de una cirugía estética, se convirtió en una tragedia que revela el abuso de poder y la negligencia en un ámbito que debería garantizar seguridad y cuidado.

Con su captura, las esperanzas de justicia para la enfermera Ayala y su familia se reavivan, aunque el camino por recorrer aún es largo y lleno de interrogantes. ¿Fue Cuéllar realmente el autor intelectual del homicidio? ¿Cuántos más podrían haber sufrido en silencio por sus acciones?

Mientras tanto, el vendedor de arepas en Floridablanca, cuya fachada escondía un oscuro pasado, enfrenta ahora al peso de sus presuntos crímenes.