Valladolid (España). Encontrar el lugar en el que reposaron los restos de Cristóbal Colón antes de emprender su primer viaje a Sevilla (sur de España) es el objetivo de un estudio liderado por el historiador Marcial Castro, que, junto con el arquitecto Juan Luis Sainz, han presentado con el fin de ubicar este punto en el antiguo convento hoy desaparecido de San Francisco de Valladolid (centro)

Este trabajo, presentado al Ayuntamiento de Valladolid y recién publicado, prueba, como ha explicado en una entrevista a Efe Castro, especializado en Historia Moderna, el “lugar exacto” en el que estaría la antigua capilla de Luis de Cerda, que albergaron tres años los restos del descubridor, muerto en mayo de 1506 en Valladolid.

Según la teoría de Castro, en la actualidad son miles los carros que pasan a diario sobre la primera sepultura de Colón, ya que el historiador sitúa esta ubicación sobre el asfalto de la actual Calle Constitución, cerca de donde un equipo del Ayuntamiento de Valladolid descubrió el año pasado, con motivo de la búsqueda de los restos óseos de un antiguo príncipe rebelde irlandés -“Red” Hugh O’Donnell-, un muro de una de las capilla del convento.

Sin embargo, según la teoría de Castro, las hipótesis del equipo del Consistorio vallisoletano no son del todo exactas, de ahí que haya propuesto esta línea de investigación al Ayuntamiento con una teoría que dispone llevar a cabo una prospección no invasiva en el terreno mediante georadar y una cata de no más de dos metros sobre el asfalto, ya que está convencido de saber el “lugar exacto” donde estuvo una vez la capilla de uno de los conventos más grandes de la España anterior a las desamortizaciones.

Enterrarse en el convento de San Francisco de Valladolid siempre fue un signo de “respeto” y de estatus, de ahí que para el arquitecto Sainz este trabajo va más allá de ubicar simplemente la capilla donde fue enterrado Colón, que él, sin embargo, sitúa un poco “metida” en un edificio que hoy en día alberga un banco, aunque el margen de error “es de tan solo tres metros”, que es “muy poco” para un edificio de estas características: “Enorme”.

Así, además de Colón, en las más de 33 capillas de enterramiento que llegó a tener el convento de San Francisco de Valladolid también reposaron personajes ilustres de la época como el escritor Antonio de Guevara, el organista Hernando de Cabezón o el historiador de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar.

DOS DOCUMENTOS, CLAVES DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LA PLANTA DEL CONVENTO

Encontrar los restos arquitectónicos de esta capilla sería el paso final de una ardua tarea de investigación en la que dos documentos han sido la “clave” para escudriñar e inferir cómo pudo ser la planta de este convento: un plano de 1810, que fue copiado en 1835 “seguramente con el fin de vender el inmueble” y unas crónicas ‘in situ’ “valiosísimas” de un fraile que vivió en el convento.

Precisamente, son estas notas escritas por el monje franciscano Matías de Sobremonte, nacido en Palencia (centro de España) y muerto en Valladolid, las que han servido de guía para trazar las líneas en el mapa actual de la urbe de lo que fue el convento de San Francisco.

“Este hombre fue muy metódico: lo describía todo de forma exhaustiva, incluso midió cada palmo del convento en base a sus pies”, de modo que una de las tareas de Sainz fue trasladar al sistema métrico actual estas mediciones para cotejarlas con el plano del siglo XIX y posteriormente con el actual, hasta elaborar, como incluye el trabajo, un plano del convento con tan solo tres metros de margen de error.

CONTRA EL “REVISIONISMO HOSTÓRICO”

Uno de los objetivos fundamentales de este trabajo, como cuentan sus autores, es significar uno de los principales puntos históricos de la ciudad de Valladolid, que en ese momentos acababa de dejar de ser capital de España (1601-1606), pero que seguía siendo la “capital oficiosa” del Reino, explica Sainz.

Pero otro de los objetivos es luchar contra el “revisionismo histórico” que el investigador Marcial Castro cree que se ha apoderado de figuras como la de Colón, que no hacen más que “evidenciar la ignorancia de quien las profiere”.

“No podemos juzgar con los ojos del presente los hechos del pasado, porque entonces nadie saldría bien parado”, reflexiona Castro, quien recuerda, por ejemplo, las “atrocidades” que hicieron en la Península los romanos, pero que hoy son la “base de nuestra cultura”.

Por todo ello, Marcial concluye: “No hace falta que pidamos perdón por los hechos del pasado, hoy nadie es culpable de la muerte de Lorca”.