Buckingham bajo presión ante las acusaciones de racismo
Algunos periódicos comparan esta crisis con la abdicación del rey Eduardo VIII en diciembre de 1936, para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Londres. El palacio de Buckingham está bajo una fuerte presión para responder a las acusaciones de racismo vertidas por los duques de Sussex contra la familia real, un escándalo que amenaza con sumir a la monarquía en su peor crisis en décadas.
La demoledora entrevista que los duques de Sussex, Enrique y Meghan, concedieron a la estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey ha conmocionado al Reino Unido, en particular a la prensa, que este martes exige identificar al miembro de la familia real británica que cuestionó el color de la piel del hijo de la pareja, Archie, de casi 2 años de edad.
En la entrevista, grabada en Los Ángeles, donde residen, los duques explicaron en detalle los motivos que les llevó a apartarse de la monarquía hace un año, así como los pensamientos suicidas de Meghan Markle y la falta de ayuda por parte de la familia real.
Escándalos en palacio
Isabel II ha tenido que afrontar muchos escándalos con su familia en sus casi 70 años de reinado, como la crisis matrimonial de los príncipes de Gales en 1992, pero la polémica en torno a los duques de Sussex va más allá de asperezas familiares al abordar el racismo.
Meghan Markle, que es mestiza, se sintió víctima de continuos ataques racistas por parte los tabloides sensacionalistas y de una monarquía demasiada encorsetada para el siglo XXI pero que representa a varios países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) con poblaciones de distintas razas.
Algunos periódicos comparan esta crisis con la abdicación del rey Eduardo VIII en diciembre de 1936, para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson, en lo que supuso el punto más bajo de una institución con más de mil años de historia.
El padre de la duquesa niega que la familia real sea racista
Thomas Markle, padre de la duquesa de Sussex, con la que no mantiene vínculo, admitió sentirse “decepcionado” por la entrevista y negó que la familia real británica sea racista.
La relación entre ambos se rompió después de que Thomas Markle hablase con la prensa antes de la boda de la pareja, celebrada en 2018 en el castillo de Windsor (a las afueras de Londres).
“Tengo un gran respeto por los ‘royals’ y no creo para nada que la familia real sea racista. No creo que los británicos sean racistas”, insistió el padre de Meghan en declaraciones a la cadena ITV.
“Quiero mucho a mi hija. De haber sabido que tenía problemas psicológicos, la hubiera apoyado”, añadió.
La prensa, a la caza del racista
La prensa pide identificar al miembro de la familia real que al parecer manifestó la inquietud por el color de la piel de Archie Mountbatten-Windsor, después de que Isabel II y su marido, el duque de Edinburgo, hayan quedado descartados.
“Meghan y Enrique: a la caza para identificar al miembro de la familia real que hizo un comentario racista sobre Archie”. “Exigimos saber quién es el racista”. “¿Quién en la familia real cuestionó el color de la piel de su futuro hijo?”. Estos son algunos de los titulares que los periódicos británicos dedican a la crisis.
Algunos diarios, no obstante, recuerdan este martes el escándalo que el mismo príncipe Enrique, nieto de Isabel II, provocó en el Reino Unido en el año 2005 cuando fue fotografiado en una fiesta disfrazado con el uniforme nazi y la esvástica en el brazo.
El Partido Laborista, primero de la oposición, ha pedido investigar las acusaciones de presunto racismo en la monarquía.
Según el diario “The Times”, la reina Isabel II se negó el lunes a firmar un comunicado que los funcionarios del palacio de Buckingham habían preparado y pidió más tiempo para evaluar el escándalo antes de responder al contenido de la entrevista.
Los duques, que serán padres de una niña este verano, también dijeron que algunos miembros de la familia real no querían que su hijo fuera príncipe y que el príncipe de Gales dejó de responder a las llamadas de su hijo Enrique.