PARÍS. Matt Jackson recorría en bicicleta eléctrica la región vinícola de Burdeos cuando comenzó a sentirse mal. Nueve días después se encuentra conectado a un respirador artificial en una unidad de terapia intensiva de Francia infectado con botulismo, incapaz de abrir los ojos y comunicándose sólo mediante notas que escribe en una pizarra.

Jackson fue uno de los primeros de una docena de personas hospitalizadas que comieron la semana pasada sardinas enlatadas en un bar de Burdeos y que las autoridades francesas consideran se trata de casos de botulismo, una enfermedad poco frecuente y a veces mortal.

Ya ha fallecido una mujer de 32 años de la región de París.

Las autoridades emitieron un aviso en Francia y más allá para ubicar a las demás personas que quizá comieron las sardinas sospechosas y podrían estar en peligro. Entre quienes enfermaron hay turistas de Estados Unidos, Irlanda, Canadá, Alemania y España, según la autoridad médica regional ARS.

Los casos de botulismo por comer alimentos contaminados con la neurotoxina bacteriana botulínica son poco frecuentes. Las fuentes comunes son alimentos caseros incorrectamente enlatados, preservados o fermentados.

Al menos 12 personas que comieron las sardinas enlatadas entre el 4 y el 10 de septiembre han sido hospitalizadas, según un funcionario del ARS. Algunos han sido dados de alta, pero la mayoría permanecen en cuidados intensivos o en estado crítico, dijo el funcionario.

Todos presentaban síntomas típicos del botulismo, que pueden incluir dolor abdominal intenso, vómito, diarrea, visión borrosa, sequedad de boca, dificultad para tragar o hablar y problemas neurológicos.