El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, seguía en silencio este martes y sin comentar la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva, frente a la que se han rebelado grupos de camioneros de ultraderecha que exigen una “intervención militar”.

Bolsonaro, que perdió las elecciones por una diferencia de 1.8 puntos contra Lula, al mediodía de este martes en Brasil aún no se había pronunciado sobre el resultado y no se le veía en público desde la mañana del pasado domingo, cuando votó en Río de Janeiro.

El líder de la ultraderecha se ha recluido en su residencia oficial, en Brasilia, que solo ha dejado para dirigirse al Palacio presidencial, pero sin hablar y con sus redes sociales, siempre febriles, totalmente mudas durante los últimos tres días.

Mientras el gobernante calla, grupos de camioneros han bloqueado carreteras en casi todo el país desde la madrugada del lunes y, según videos divulgados en las redes sociales por cabecillas de esa rebelión, sólo pondrán fin a la protesta cuando “el Ejército intervenga” para “impedir que vuelva el comunismo”.

En un durísimo editorial, el influyente diario O Globo calificó esa protesta como “el Capitolio de los camioneros”, en alusión a los disturbios provocados en Washington por seguidores de Donald Trump en enero de 2020.

RESPUESTA FIRME DE LA JUSTICIA, LOS GOBERNADORES Y LOS GREMIOS

La Corte Suprema se ha puesto firme y ordenado que las fuerzas de seguridad depongan la actitud de los camioneros golpistas, a los que ha amenazado con durísimas sanciones penales y pecuniarias.

El ministro de Justicia, Anderson Torres, aseguró este martes que la Policía Federal de Carreteras (PRF, por sus siglas en portugués) actúa de forma “ininterrumpida” y que ya ha despejado el tránsito en 192 “puntos de bloqueo”.

Sin embargo, la propia PRF informó este mismo martes que todavía había 267 bloqueos parciales o totales en carreteras de 23 de los 27 estados del país.

Uno de ellos, cercano al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo, en el que se informó que, por esa situación, 25 vuelos han sido cancelados desde la noche del lunes.

El gobernador de Sao Paulo, Rodrigo García, garantizó que será empleada “toda la fuerza necesaria” contra los camioneros, a los que recordó que “las elecciones acabaron”, que “existe un resultado de las urnas” y que hay “un presidente electo, que es Lula”.

En el mismo sentido se pronunció el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, quien al igual que García apoyó a Bolsonaro durante el proceso electoral.

La protesta también ha sido desautorizada por la Confederación Nacional del Transporte (CNT, patronal) y por todos los gremios formales de camioneros, que han aclarado que el movimiento es liderado por “pequeños grupos” de autónomos.

LULA INTENTA PONER EN MARCHA LA TRANSICIÓN

La campaña de Lula, que ha condenado el movimiento camionero, se ha centrado en poner en marcha el proceso de transición, que según la ley brasileña debe comenzar 48 horas después de las elecciones.

Con Bolsonaro ausente, los contactos han sido hechos con el vicepresidente, Hamilton Mourao, y el ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira, cuyo despacho es, por ley, responsable del proceso.

Según Edinho Silva, uno de los jefes de la campaña de Lula, esos contactos han sido “cordiales”, “republicanos” y “democráticos”.

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, subió el tono este martes y tildó de “delincuente” al director de la PRF, Silvinei Vasques, a quien acusó de “omisión” frente a la protesta de los camioneros.

La PRF había anunciado para este martes una rueda de prensa de Vasques, pero finalmente sólo comparecieron funcionarios de ese organismo que presentaron un “balance técnico” de la situación en las carreteras.

El mismo día de los comicios, el PT ya había denunciado a Vasques por una serie de retenes que la PRF había montado en las carreteras, sobre todo del noreste del país, el fortín electoral de Lula, que impedían a los electores llegar hasta las urnas.