Río de Janeiro. El fiscal general de Brasil dijo el martes que el exmandatario Jair Bolsonaro conocía y estaba de acuerdo con un plan para envenenar a su sucesor y actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, como parte de un intento de golpe de Estado para mantenerse en el poder.

El fiscal general Paulo Gonet acusó formalmente a Bolsonaro de intento de golpe de Estado para mantenerse en el cargo tras su derrota en las elecciones de 2022. Dijo que el plan también tenía como objetivo matar a tiros al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, un enemigo del expresidente.

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Los miembros de la organización criminal estructuraron en el palacio presidencial un plan de ataque a las instituciones, con el objetivo de derribar el sistema de los poderes y el orden democrático, que recibió el siniestro nombre de ‘Puñal Verde y Amarillo’”, dijo Gonet en el informe. “El plan fue concebido y llevado a conocimiento del presidente, y éste lo consintió”.

En noviembre pasado, la Policía Federal presentó un informe de 884 páginas ante Gonet en el que detallaba dicho plan. Se alega que éste involucraba sembrar desconfianza en el sistema electoral entre la población, redactar un decreto para dar al complot una apariencia de legalidad, presionar a los altos mandos militares para que apoyaran el plan e incitar a un disturbio en la capital.

El Supremo Tribunal Federal analizará los cargos y, si son aceptados, Bolsonaro será juzgado.

El exmandatario derechista negó haber cometido delito alguno. “No tengo preocupaciones sobre las acusaciones, cero”, dijo Bolsonaro a periodistas el martes más temprano durante una visita al Senado en Brasilia.

“¿Han visto el decreto del golpe, por casualidad? No lo han visto. Yo tampoco”, añadió.

Un abogado de Bolsonaro no respondió de momento a una solicitud de comentarios.