Bielorrusia llevará a cabo este domingo un referéndum constitucional convocado por su gobernante autoritario con el fin de afianzar su poder, en momentos en que el país se ofrece como punto de partida para las fuerzas rusas que están invadiendo Ucrania.

El presidente bielorruso Alexander Lukashenko, quien ha acercado su país a Rusia en medio de fuertes sanciones internacionales y una dura represión contra la oposición, se ha expresado confiado en que los ciudadanos respaldarán su intento permanecer en el poder hasta el 2035.

La reforma constitucional también anula el status de Bielorrusia como país neutro, allanando el camino para una alianza más estrecha con Rusia, que desplegó fuerzas a territorio bielorruso con el pretexto de maniobras militares y luego invadió a Ucrania desde allí a partir del jueves.

Algunas de esas fuerzas cercaban a la capital ucraniana, Kiev, ubicada a apenas 75 kilómetros (menos de 50 millas) al sur de la frontera.

En un mensaje por vídeo difundido el domingo, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy amonestó a los bielorrusos por dejar que su país sea usado como plataforma para una invasión, añadiendo que las ciudades ucranianas están sufriendo un ataque de proporciones no vistas desde la Segunda Guerra Mundial, cuando tanto Ucrania como Bielorrusia fueron invadidas por los nazis.

“Pero ustedes no están ahora de nuestro lado en la guerra actual”, declaró Zelenskyy en ruso, un idioma que es hablado en Bielorrusia.

“Las fuerzas rusas están lanzando misiles contra Ucrania desde su territorio. Desde su territorio, están matando a nuestros niños, destruyendo nuestras viviendas y tratando de destruir todo lo que hemos logrado durante décadas”, añadió.

El líder bielorruso respondió acusando al presidente ucraniano de ser títere de Estados Unidos y asegurando que el ataque ruso se debió a que Zelenskyy no obedeció el pedido del presidente ruso Vladimir Putin de descartar la posibilidad de que Ucrania sea parte de la Organización del Tratado Atlántico del Norte (OTAN).