El Gobierno alemán desplegó hoy una “estrategia de asociación” a Moldavia, el más empobrecido país europeo y también el más vulnerable vecino de Ucrania, en medio de la expulsión en cascada de diplomáticos rusos y los planes para cortar la dependencia energética respecto a Moscú.

La Conferencia de Donantes a Moldavia, auspiciada por Alemania y Francia -países que ejercen las presidencias de turno del G7 y de la Unión Europea (UE), respectivamente-, se cerró con el compromiso de un paquete de ayuda financiera de 695 millones de euros y de apoyo político a ese país.

Asistían a la cita 50 delegaciones, entre organizaciones internacionales y una treintena de países, incluidos Estados Unidos y Canadá. Alemania aportará 50 millones de euros y asumirá el traslado de 12,000 de los 100,000 refugiados llegados a Moldavia desde el inicio de la invasión de Ucrania.

“Nuestro mensaje es claro: Moldavia no está sola”, indicó la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, al presentar los resultados de la conferencia junto con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, el titular rumano, Bogdan Aurescu, y la primera ministra moldava, Natalia Gavrilita.

Baerbock expresó a Gavrilita su “reconocimiento” ante la solidaridad de su país, con apenas 2.6 millones de habitantes, que pese su precariedad económica tiene en su territorio el más alto contingente per capita de desplazados ucranianos.

Alemania tiene registrada la llegada de 310,000 refugiados procedentes de Ucrania desde el inicio de la invasión. Son estimaciones a la baja, ya que en cuanto ingresan en territorio comunitario tienen libertad de movimiento y no están obligados a registrarse.

A finales de marzo, tras una visita de Baerbock a Chisinau, empezaron a ser trasladados de Moldavia a Alemania los primeros grupos de unos centenares de refugiados. La ministra alemana, de los Verdes, estableció así lo que denominó un “puente aéreo humanitario” con Moldavia.

El propósito de Berlín ir más allá del apoyo puntual, precipitado por la invasión de Ucrania. Alemania cuenta con el respaldo explícito de Francia y de Rumanía para una “plataforma de asociación sostenible” con Moldavia, aunque sin concretar su alcance o plazos.

TRANSNISTRIA, EL LATENTE BASTIÓN RUSO

Gavrilita, al frente de un gobierno proeuropeo desde agosto del año pasado, destacó ante su anfitriona alemana la “aspiración” de su país a que se le brinde una perspectiva de ingreso en la Unión Europea (UE).

Más elocuente aún fue su alusión a la vulnerabilidad de su país respecto a Rusia. Tanto por su condición de fronterizo con Ucrania, fuera del paraguas de la OTAN, como por el conflicto de la región prorrusa de Transnistria, no reconocida internacionalmente, pero convertida de facto en entidad separada de Moldavia.

Transnistria está a menos de cien kilómetros del puerto ucraniano de Odesa, objetivo de la campaña rusa en Ucrania. Gavrilita expresó los temores de que su país sea el siguiente objetivo de Moscú, desde las posiciones que el ejército ruso tiene en esa región, con unos 2.000 soldados desplegados en su territorio.

LA DEPENDENCIA COMÚN DEL GAS

La ayuda internacional debe contribuir a liberar Moldavia de su actual dependencia de los suministros energéticos de Rusia, que en el caso de este país es absoluta -un 100 %, recordó la primera ministra-. Baerbock y Le Drian le garantizaron su apoyo pero, de nuevo, sin concretar cómo se haría.

La propia Alemania está buscando cómo romper con su dependencia del gas, el petróleo y el carbón rusos.

Baerbock, quien el lunes anunció la expulsión del país de hasta 40 diplomáticos rusos, en su mayoría considerados espías, confirmó en su comparecencia con el ministro francés de este martes la determinación de su país de “cortar” en primer lugar con el carbón ruso, para seguir con el petróleo y el gas.

El embargo a las importaciones del carbón ruso es una de las medidas incluidas en el quinto paquete de sanciones contra Rusia formulado por la Comisión Europea (UE), mientras se investigan los presuntos crímenes de guerra rusos en Bucha, en la región de Kiev.

Con esa matanza de civiles Rusia ha convertido “en realidad cotidiana” sus “crímenes de guerra” sobre la población de Ucrania, aseveró Baerbock.

Alemania había rechazado hasta ahora la posibilidad de cortar de forma inmediata las importaciones de petróleo, gas y carbón de Rusia. Especialmente compleja es la cuestión del gas, ya que un 55 % de sus importaciones proceden de ese país.