Canberra, Australia. Un “hábil ciberactor estatal” ataca a Australia en una campaña cibernética que amenaza todos los niveles de gobierno, empresa, servicios esenciales e infraestructura crucial, dijo el primer ministro el viernes.

El primer ministro Scott Morrison se negó a identificar al estado, mientras crecen las conjeturas de que los ataques son parte de las desavenencias hostiles con China.

Morrison dijo que habló de la amenaza para que el público tuviera conciencia de ella y que las organizaciones relacionadas con la salud, la infraestructura crítica y los servicios esenciales deben reforzar sus defensas técnicas.

Los blancos pertenecen a toda una gama de sectores, y la frecuencia de las intrusiones cibernéticas con fines de robo y daños ha aumentado durante meses, afirmó.

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“Estas son acciones de un actor estatal con capacidad significativa. No muchos actores estatales poseen esa capacidad”, dijo Morrison.

Peter Jennings, director ejecutivo del instituto de investigaciones Australian Strategic Policy, dijo que solo China tenía la capacidad para lanzar semejante ofensiva cibernética contra Australia y la capacidad para hacerlo.

“Tengo la certeza absoluta de que China está detrás de esto”, dijo Jennings.

La vocera de la cancillería china, Zhao Lijian, rechazó las denuncias y dijo que su país “se opone a todo tipo de ciberataques y los combate”.

“Los ataques contra China del instituto son necedades totalmente infundadas”, dijo Zhao en su conferencia de prensa diaria.

Últimamente China prohibió el ingreso de carnes de los mataderos más grandes de Australia, puso una barrera arancelaria contra la cebada australiana y advirtió a sus ciudadanos que no viajen al país. La razón de las medidas, según opiniones generalizadas, es que son represalias porque Australia promueve una investigación independiente de los orígenes y propagación del coronavirus.

Días atrás el ministro del Exterior australiano acusó a China de usar los temores generados por la pandemia para socavar las democracias occidentales mediante la diseminación de desinformación por internet, lo que motivó a China a acusar a Australia de desinformación.

Morrison dijo que “Australia no hace acusaciones públicas a la ligera”, pero que no podía controlar las conjeturas acerca de los responsables de los ataques.