Un caricaturista saudí que en el pasado dibujó para un periódico qatarí cuando una prolongada crisis diplomática asolaba Doha ha sido condenado a 23 años de prisión, según un grupo de activistas.

La sentencia contra Mohammed al-Ghamdi representa la más reciente de una creciente represión judicial contra cualquier disidencia percibida en Arabia Saudí desde el ascenso del príncipe heredero Mohammed bin Salman, considerado ahora como el gobernante del reino en sustitución de su padre, el rey Salman, de 88 años.

Funcionarios saudíes no respondieron el martes a una solicitud de comentarios de The Associated Press.

Al-Ghamdi dibujaba bajo el seudónimo de Al-Hazaa, y algunas de sus caricaturas ironizaban sobre los retos del mes sagrado musulmán del Ramadán, además de abordar ocasionalmente la política de Oriente Medio. Sin embargo, las viñetas políticas, al igual que el contenido de los periódicos en árabe de los países del Golfo, deben ser muy prudentes a la hora de hablar de los gobernantes autocráticos de la región, incluso en los mejores tiempos.

Al-Ghamdi trabajaba para el periódico qatarí Lusail cuando comenzó en 2017 el boicot diplomático de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin contra Qatar, que duró un año. En un principio, la Corte Penal Especializada de Arabia Saudí condenó a al-Ghamdi a seis años de prisión por cargos negados por el caricaturista, entre ellos que su trabajo supuestamente insultaba al reino.

Pero en los últimos meses, el caso se reabrió y al-Ghamdi recibió una sentencia inapelable de 23 años, según SANAD, una organización de derechos humanos con sede en Reino Unido centrada en Arabia Saudí.

“Esta situación pone de relieve la urgente necesidad de una acción internacional para proteger la libertad artística y los derechos humanos en Arabia Saudí”, ha manifestado SANAD. “El caso de al-Ghamdi ejemplifica el preocupante clima de Arabia Saudí, donde nadie está verdaderamente a salvo; él se convirtió en objetivo simplemente por ser artista, nada más”.

El príncipe Mohammed ha avanzado hacia la liberalización de algunos aspectos de la vida en el reino ultraconservador. También ha llevado a cabo grandes proyectos de construcción y otros acuerdos diplomáticos para aumentar su perfil en todo el mundo.

Mientras tanto, el príncipe ha consolidado su poder en parte encarcelando a la élite del país y a otros que se manifiestan. Una estudiante de doctorado, Salma al-Shehab, y otras personas se enfrentan a penas de prisión de varias décadas por comentarios que hicieron en internet.