“Las niñas han sido violadas y sometidas a otras formas de violencia sexual por parte de pandilleros durante ataques a barrios, para aterrorizar a la población cuando una zona está siendo invadida o para arrebatar el control de otras bandas”, así reza uno de los extractos del informe “Soy una niña, ¿por qué me ha pasado esto?: Agresiones de bandas criminales a la infancia en Haití”, realizado por Amnistía Internacional.

Mediante el informe, que consta de alrededor de 60 páginas, Amnistía Internacional documentó cómo las infancias están siendo sometidas a una serie de abusos contra los derechos humanos que incluyen el reclutamiento en bandas criminales, violaciones y otras formas de violencia sexual, secuestros, asesinatos y lesiones; además, recogió impresiones de varias de las adolescentes que resultaron abusadas por los miembros de las diferentes bandas.

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Uno de los testimonios fue el de una joven de 18 años que describió cómo fue violada como parte de un ataque más amplio cuando la pandilla invadió su vecindario a principios de 2023, cuando tan solo tenía 16 años.

Vinieron y dijeron que se estaban apoderando del área. Hicieron lo que hicieron y robaron todo. Básicamente se llevaron todo... Cuando venían, mi mamá corrió. Estaba tratando de conseguir algo de ropa y entraron a mi casa. Tres hombres me violaron...tenían armas, me golpearon y amenazaron con matarme. Eran armas grandes...tengo mucho miedo de volver a verlos. Pero no puedo permitirme el lujo de dejar el área”, exclamó la joven.

Amnistía Internacional reseña en el documento que aun cuando las pandillas afirmaron que perdonarían a la población, según dejaron constar mediante el anuncio de la denominada alianza “Viv Ansanm” en septiembre de 2023, esa promesa no fue cumplida.

A los pocos meses, en marzo de 2024, una joven de 16 años que vivía en el barrio de Carrefour-Feuilles regresó a la zona unos meses después de que su familia escapara de la violencia de las pandillas allí, ya que estos le habían dicho a la gente que podían regresar a sus hogares “de manera segura”, por lo que fue a recoger los certificados de nacimiento y las tarjetas de identificación que abandonaron en el caos de la huida cuando fue una víctima.

“Primero, uno de los pandilleros me tomó la mano y me dijo oye, sígueme. Había otro tipo que vino detrás de mí y me cubrió la cara y me arrastró durante un largo período de tiempo, llevándome a algún lugar. Fue una caminata de al menos 30 minutos. Tenían armas en las manos. Otro tipo me preguntó ¿a dónde vas con una niña? y me metieron en una casa y ambos me violaron. Después de eso, uno de ellos dijo que también podrían matarme. El otro dijo que habían terminado conmigo y que debían dejarme ir”, indicó la joven.

La misma manifestó que aun adolorida y con la ropa rasgada, caminó de regreso al lugar de desplazamiento donde se había mudado su familia, luego de que alguien le diera algo para cubrirse.

Tenía vergüenza y miedo de contárselo a mi madre... Luego no pude hablar durante tres meses... Se lo conté a mi madre en junio. Finalmente, hablé de nuevo y le expliqué a mi mamá lo que pasó. Ella me llevó a un médico. Descubrieron que estaba embarazada. No es mi elección; ahora tengo que cuidar a un bebe sin padre”, exclamó la joven que está próximo a cumplir 17 años.

El informe recoge múltiples testimonios de diferentes adolescentes violadas por los desaprensivos miembros de las distintas bandas armadas en Haití; precisamente, la pasada semana, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció los “horrores inimaginables” a los que los grupos armados someten a los niños en ese país, donde la violencia sexual contra los menores ha aumentado en un 1,000 por ciento convirtiendo sus “cuerpos en campos de batalla”.