Al menos 114 muertos en protestas en Myanmar
Ha sido al momento la jornada más sangrienta de las manifestaciones contra el golpe de Estado de la junta militar, que hoy celebra el Día de las Fuerzas Armadas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Yangón. Mientras los militares de Myanmar (Birmania) celebraban el Día de las Fuerzas Armadas el sábado con un desfile en la capital, en otras partes del país soldados y policías mataron a decenas de personas al reprimir las protestas, según informes, en la jornada más sangrienta desde el golpe militar.
El sitio de noticias online Myanmar Now informó el sábado por la noche que la cifra de muertos había llegado a 114. Según el recuento de un investigador independiente en Yangón que ha compilado las cifras de muertos casi en tiempo real, para la noche habían muerto 107 personas en una veintena de ciudades y pueblos.
Las dos cifras superan de lejos el récord estimado del 14 de marzo, que fue de entre 74 y 90 muertos según los distintos recuentos.
Las cifras del investigador, quien pidió que no se lo identifique por razones de seguridad, generalmente han coincidido con las que publica al final de cada día la Asociación de Ayuda a Presos Políticos, que lleva la cuenta de arrestos y muertes y se considera la fuente más confiable. The Associated Press no puede confirmar las cifras de manera independiente.
La matanza fue objeto inmediatamente de condenas internacionales. Varias misiones diplomáticas en Myanmar mencionaron las matanzas de civiles, incluso de niños, en comunicados emitidos el sábado.
“Este 76to día de las fuerzas armadas de Myanmar quedará grabado como una jornada de terror y deshonra”, tuiteó la delegación de la Unión Europea en Myanmar. “La matanza de civiles desarmados, entre ellos niños, es un acto injustificable”.
El embajador estadounidense Thomas Vajda dijo en un comunicado que “las fuerzas de seguridad están asesinando a civiles desarmados”.
“Estas acciones no son propias de unas fuerzas armadas o policiales profesionales”, escribió. “El pueblo de Myanmar lo ha dicho claramente: no quiere vivir bajo un régimen militar”.
La cifra de muertes en Myanmar no deja de aumentar a medida que las autoridades incrementan la represión de la oposición al golpe del 1 de febrero que derrocó el gobierno electo de Aung San Suu Kyi. El golpe anuló años de avance hacia la democracia tras décadas de régimen militar.
Hasta el viernes, la Asociación de Ayuda a Presos Políticos había verificado la cifra de 328 muertos en la represión desde el golpe.
El líder de la junta militar, general Min Aung Hlaing no se refirió directamente a las protestas a nivel nacional que no dan señales de parar. En un mensaje televisado en todo el país ante miles de soldados en un desfile masivo en la capital, Naipyidó, se refirió sólo al “terrorismo que puede ser dañino para la tranquilidad del Estado y a la seguridad social”, y lo consideró inaceptable.
Los habitantes de ciudades y pueblos en todo Myanmar aprovecharon el día feriado para protestar nuevamente contra el golpe de Estado del 1 de febrero. En varias localidades, elementos de seguridad trataron de dispersar a los manifestantes por la fuerza, algo que se ha convertido en una práctica frecuente, Varios reportes en las redes sociales, que de momento no han sido verificados, denunciaban la muerte a tiros de varios manifestantes el sábado por la mañana.
La asociación advirtió que su conteo incluye sólo casos verificados, por lo que la cantidad real de fallecidos “es probablemente mucho mayor”. Agregó que ocho personas fueron asesinadas el viernes.
Los manifestantes se refieren al día feriado por su nombre original, Día de la Resistencia, el cual marca el inicio de una revuelta contra la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial. El evento de este año fue considerado un ´foco de tensión, en el que los manifestantes amenazan con redoblar sus protestas públicas contra el golpe de Estado con marchas más constantes y numerosas.
La televisión del Estado, MRTV, mostró el viernes por la noche un anuncio en que se exhortaba de modo amenazante y previsorio a los jóvenes -que han estado al frente de las protestas y son más prominentes a ser agredidos- a aprender una lección de aquellos que han muerto en las protestas sobre los riesgos de recibir un disparo en la cabeza o por la espalda.