Yorubas dicen que serán más discriminados con proyecto de libertad religiosa
El laureado escritor Juan López Bauzá argumentó en una vista pública de la Comisión de Revitalización Social, que el proyecto 1253 crearía una ley de discrimen religioso en el País.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Sacerdotes babalawos y santeros, de la religión de Ifá, consignaron hoy en el Senado, su oposición al proyecto de administración que permitiría a empleados de agencias del gobierno solicitar un “acomodo razonable” cuando no quieran prestar servicios a personas con creencias religiosas distintas.
El laureado escritor Juan López Bauzá, babalawo hace 20 años, argumentó en una vista pública de la Comisión de Revitalización Social, que el proyecto 1253 crearía una ley de discrimen religioso en el País.
“Este proyecto abre las puertas a que un fundamentalista cristiano, que son los que redactan este proyecto y cuyos intereses son los únicos que se toman en consideración, decida que no va a brindarle servicios a una persona de nuestra comunidad porque es un hijo del diablo. Es una realidad constatable que el fundamentalismo cristiano demoniza desde sus púlpitos nuestras prácticas”, sostuvo López Bauzá. El babalawo, como se conoce en la lengua yoruba, ocupa la jerarquía mayor en los santeros.
El novelista dijo que existe “una ignorancia generalizada” en torno a la santería o ifismo y las demás religiones de origen africano que se practican en Puerto Rico. Subrayó que la santería o ifismo “no es sinónimo de brujería, de palería, de espiritismo, de vudú, de folclor, de superstición, de bajo mundo, de demonios y espíritus oscuros, de sacrificios humanos o de prácticas satánicas”.
También dijo que además de afectar a los practicantes del Ifá, el proyecto de ley afectaría a los creyentes de otras religiones como el islam.
En torno al propuesto “acomodo razonable”, cuestionó si servirá para acomodar las prácticas religiosas de todas las religiones.
“Además de los bancos para sentarse y rezar tomados de mano al estilo cristiano, ¿podrá un recién iniciado en la santería venir al trabajo vestido de blanco con los vestidos rituales durante el tiempo requerido? ¿Habrá espacio para prender velas, lugar para colocarle ofrendas al orisha, sitio para encender cigarros, para tocar maracas o tambores para realizarle sacrificios al orisha , lo cual forma parte fundamental de nuestras prácticas religiosas?”, inquirió el escritor.
“No será inverosímil pensar en el caso de un policía que se rehúsa intervenir en un asalto porque la víctima está vestida de blanco y él piensa que es un brujo satánico”, aseveró.
Juan Fuentes, otro babalawo, residente en el Bronx, Nueva York y quien se encuentra de paso en la Isla, dijo que ha sido discriminado por su religión. “Este proyecto nos afecta”, indicó Fuentes, quien como sacerdote de Ifá dijo que en Puerto Rico tiene 110 ahijados.
“Es un discrimen abierto que ha habido siempre entre las religiones cristianas y no cristianas contra la religión yoruba, especialmente en los trabajos cuando uno está en los años sacrificios vestido de blanco”, expresó Joaquín “Kimmy” Solís, profesor retirado.
“El proyecto no es malo, es malísimo”, indicó Solís, quien vestía pantalón, camisa y zapatos blancos. Dijo que “siempre” han sido discriminados y si se aprueba la medida “el discrimen contra nosotros será todavía más abierto”.
Mencionó que hace unos años el entonces alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill prohibió a una empleada que atendía el vestíbulo de la Alcaldía que vistiera de blanco como parte del ritual de iniciación en la religión yoruba. “El alcalde la discriminó, se le prohibió y cuando fuimos al tribunal dijo que lo iba a aceptar por la ley, pero la puso en un cuido de ancianos, donde no se veía”, narró Solís.
La Asociación de Psicología de Puerto Rico advirtió por su parte, que el proyecto no toma en cuenta las implicaciones psicológicas del discrimen. “La persona víctima de estos hechos experimenta una diversidad de oscilaciones emocionales y psicológicas que pueden transitar desde lacerar profundamente la autoestima, sentir culpa, vergüenza, inseguridad, hasta la depresión y ansiedad, en todos sus grados, que en muchas ocasiones, desembocan en el suicidios u otros actos violentos”, dijo la presidenta del gremio, Silma Quiñones Roldán.