Conocido en el ruedo político como el “Gallito que no se juye”, Rafael Hernández Colón se postuló cinco veces a la gobernación, ganando tres veces la poltrona del País.

En una entrevista con Primera Hora en 2017 reveló que su oficina de exgobernador, localizada en la calle Sol en Ponce, estaba llena de réplicas de gallos que le habían regalado como recuerdo de sus campañas políticas.

Abogado de profesión, en 1972 hizo historia como el gobernador más joven de Puerto Rico al ser elegido a la edad de 36 años. También fue electo gobernador en 1984 y 1988. En 1980, la noche de las elecciones generales, fue proclamado gobernador y luego, un recuento declaró ganador a Carlos Romero Barceló por 3 mil votos.

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Hernández Colón nació en Ponce en 1936, era el mayor de cuatro hermanos. Hijo de don Rafael Hernández Matos, un ex juez del Tribunal Supremo de Puerto Rico, de ideología estadista y de doña Dorinda Colón Clavel, quien fue militante independentista.

Vistazo al ponceño que gobernó a Puerto Rico durante tres cuatrienios.

Le sobreviven sus cuatro hijos, Rafael, José Alfredo, Dora Mercedes y Juan Eugenio. Tenía siete nietos.

Hernández Colón se inició en el servicio público en 1960 en el cargo de comisionado de la Comisión del Servicio Público y a la edad de 27 años, el gobernador Roberto Sánchez Vilella lo nombró Secretario de Justicia. En 1968 comenzó en la política al ser elegido senador del Partido Popular Democrático (PPD) y al año siguiente, se convirtió en Presidente del Senado y presidente de la colectividad política.

En 1979 desarrolló un plan estratégico para el desarrollo integral de Puerto Rico que denominó La Nueva Tesis. En 1991 instauró la Ley de Municipios Autónomos como parte de su política de descentralización del gobierno.

En la entrevista con Primera Hora en 2017, Hernández Colón dijo que además de la pensión de $25 mil anuales de exgobernador y del servicio de escolta, recibía Seguro Social, era profesor de Derecho y había reanudado su práctica civil como abogado.

Residía con su segunda esposa, Nelsa López, en la casa en la que nació y se crió, en la calle Sol en Ponce. Desde su último mandato en 1993 su vida fue cambiando por etapas. Primero vivió año y medio en España junto a la exprimera dama Lila Mayoral Winshirg e impartió clases en la Universidad de Granada sobre la reinvención del gobierno, en el campo de la administración pública. 

Diez años después de salir de La Fortaleza, falleció doña Lila y posteriormente, se casó con la abogada López, cuyos hijos Ernesto y Camilo, entonces eran pequeños y, al igual que sus nietos, también se criaron en la casa de la Calle Sol.

Si pudiera dar marcha atrás a alguna de sus decisiones, el exgobernador dijo a Primera Hora que sólo lo haría con el referéndum del Sí y No de 1991. “Lo hice por malas razones. Se dio una oposición de los propios populares a que se llevaran a cabo las enmiendas constitucionales, con dos terceras partes de los votos… Fue un error, el pueblo vota, pero no se enmendaba la Constitución. Lo hice por la presión del partido”, expresó en la entrevista.

Opinó que el Puerto Rico de los próximos 20 años se está definiendo con el proceso que se inició con la Junta de Supervisión Fiscal “y va a ser un proceso doloroso porque el Gobierno tiene una dimensión que necesariamente se va a recortar”.

Pese a que reconocía que algunas costumbres norteamericanas se han enraizado en la Isla, Hernández Colón entendía que no han impactado la identidad puertorriqueña. 

“Creo que cada día nos afirmamos más, incluyendo a los estadistas que tienen ciertos enredos de espíritu, que entienden que las cosas pueden seguir igual si somos estado, lo que no es así, porque ser estado requiere ser parte del pueblo americano y el pueblo de Puerto Rico se tendría que disolver en el pueblo norteamericano”, expresó.

En su primer cuatrienio de 1972 a 1976 en La Fortaleza causó furor cuando tomó clases de hustle y se escapaba a discotecas en San Juan. También era amante de la bohemia, amigo de Felipe Rodríguez “La Voz” y le gustaba la salsa. Siendo gobernador acudió al entierro del Sonero Mayor, Ismael Rivera y era admirador y amigo de Héctor Lavoe. Creó la Plaza de los Salseros en Santurce.

Su círculo de amigos más cercanos le decía “Cuchín”.

Una vez dejó la vida pública en 1993 dijo que aumentó su fe espiritual. “Me hice el propósito de concentrarme más en lo que es más importante de la vida, que es la unión con Dios”, afirmó en la entrevista de 2017.

Creía que la millonaria deuda del gobierno de Puerto Rico se debe auditar y que la excarcelación de Oscar López debió haberse hecho antes. La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos la consideraba como la canción de Rubén Blades: “la vida te da sorpresas”.

Como gobernador fue recipiente de innumerables reconocimientos, premios y condecoraciones, entre los que se destaca la Medalla Príncipe de Asturias que le fue conferida al pueblo de Puerto Rico a raíz de la aprobación de la Ley que declaró el español como idioma oficial en Puerto Rico, estatuto que fue revocado por su sucesor en el Palacio de Santa Catalina, Pedro Rosselló González. En 1974 la revista Time lo escogió entre los 150 líderes más destacados del mundo.

En el ámbito académico, estudió secundaria en la academia militar Valley Forge en Pensilvania y en 1956, se graduó con honores de bachillerato en Ciencias Políticas de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland. En 1959, se graduó magna cum laude, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.


La enfermedad

En noviembre de 2018 fue ingresado al Hospital Damas en Ponce y, posteriormente, fue transferido al Hospital Municipal de San Juan, en el Centro Médico, en Río Piedras. Más tarde en el mismo mes, el exgobernador confirmó en declaraciones escritas que le había sido diagnosticado un tipo de cáncer en la sangre y se trasladó a Estados Unidos para recibir tratamiento.

Después de recibir tratamiento en Nueva York, Hernández Colón regresó a Puerto Rico a mediados del pasado enero para continuar recibiendo acá tratamiento ambulatorio para su condición de leucemia.  Estuvo recluido varias veces en el Hospital Municipal de San Juan.

Siempre en sus declaraciones públicas, agradecía al pueblo por sus oraciones y por estar pendiente a su salud.