Tras amenaza, no aumenta la escolta ni la seguridad del gobernador
“A los cristianos nos amenazan de resurrección, no de muerte… No le tengo miedo a nada, solo a Dios le tengo temor”, advirtió Alejandro García Padilla.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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A pesar de que la Policía dijo haber recibido una llamada a través del Sistema 9-1-1 que decía “bomba en el Capitolio para matar al gobernador”, el gobernador Alejandro García Padilla optó por coger el volante de su vehículo oficial para trasladarse a las actividades públicas que tenía en agenda hoy.
El primer ejecutivo salió a media mañana de La Fortaleza para participar de la caminata No Más Balas al Aire, en el residencial Manuel A. Pérez y regresó al mediodía al Palacio de Santa Catalina, también guiando el auto marca Chrysler 300.
“La amenaza no fue a La Fortaleza, creo que fue al Capitolio… sabemos que esas amenazas por lo general no son correctas”, dijo el gobernador cuando regresaba a la Mansión Ejecutiva.
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¿Le preocupa?, se le preguntó.
“A los cristianos nos amenazan de resurrección, no de muerte… No le tengo miedo a nada, solo a Dios le tengo temor”, sostuvo.
Cuando se le preguntó si relacionaba el incidente con la aprobación del aumento al arbitrio del petróleo, bautizado como “la crudita”, su respuesta fue “no creo”. Se le volvió a preguntar si le restaba importancia y dijo: “totalmente”.
García Padilla indicó que en La Fortaleza los trabajos continuaron con normalidad.
El secretario de la gobernación, Víctor Suárez indicó por su parte, que se tomaron “precauciones”, pero no fue necesario desalojar la Mansión Ejecutiva porque se determinó “que no era una amenaza real”.
Mientras tanto, el jefe de la escolta de García Padilla, coronel Einar Ramos dijo que el incidente no provocó ningún cambio ni aumento en la seguridad del gobernador y su familia.
Indicó que la investigación de la llamada está en manos de la División de Homicidios de la Policía.
“Todas las amenazas que llegan contra el gobernador y la familia las tomamos con mucha seriedad y las trabajamos como si fueran reales, aunque resulte que no sean reales”, sostuvo Ramos.
“Si tenemos la certeza de que puede ser un acto contra el gobernador en ese momento se toma la decisión de si aumenta o no. En este momento, la seguridad del gobernador no se ha aumentado”, explicó.
El coronel dijo que desde septiembre de 2013 no se había registrado ninguna amenaza contra el gobernador. A esa fecha García Padilla había sido objeto de unas cinco amenazas, pero solo una de ellas desembocó en un caso en el tribunal, recordó Ramos.
En septiembre de 2013 la amenaza provino de una alegada mujer que llamó por teléfono a la Mansión Ejecutiva y dijo que era un buen día "para explotar en cantos La Fortaleza". Sin embargo, Ramos indicó que una investigación del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC), determinó que la mujer padecía de sus facultades mentales.
El coronel dijo también que dos cartas de una dirección en Nueva York se recibieron en La Fortaleza en julio del 2013, una de las cuales decía que “iba a correr la sangre y que iba a explotar” la Mansión Ejecutiva. Las cartas fueron referidas al Negociado Federal de Investigaciones (FBI), pero no pudieron identificar las huellas.
El oficial recordó además, que en agosto de 2013 se recibió otra llamada en el Palacio de Santa Catalina de un joven que se había quedado sin empleo y dijo que donde viera el carro del Gobernador "lo iba a explotar". Sin embargo, el coronel añadió que como parte de la investigación, el joven se mostró arrepentido por sus actos.
Otras dos amenazas contra García Padilla fueron realizadas a través de las redes sociales. La primera, explicó Ramos, fue en Twitter, de un hombre que perdió el trabajo. "En este caso, el FBI asumió jurisdicción y el caballero fue encausado en el Tribunal Federal. Se le impuso una probatoria", recordó el jefe de seguridad de García Padilla.
Ramos añadió que la otra amenaza fue a través de Facebook, el mismo día que García Padilla firmó el contrato de privatización el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, pero “la persona se disculpó y no se llegó a hacer querella”.