Los últimos seis años de Elma Beatriz Rosado han estado marcados por una profunda ausencia.

Y también por una renovación en su trabajo constante, como de hormiguita, para seguir promoviendo la educación sobre la independencia de Puerto Rico.

Atrás quedaron los días en el clandestinaje junto a su esposo, Filiberto Ojeda Ríos, muerto a manos del FBI el 23 de septiembre de 2005.

Rosado, la más joven de tres hermanas, natural de Arecibo, y que estudió biología, es ahora la principal portavoz de la fundación en honor a quien fuera su esposo.

“A las fundaciones se les suele teñir de un estilo conmemorativo, pero ese estilo no es cónsono con lo que él fue, con su forma de vida y lo que fue su trabajo… Nosotros hemos decidido seguir esa misma línea”, declaró Rosado en una discreta esquina de una cafetería en Santurce.

El objetivo principal de la entidad es “mantener su misma lucha por la independencia y el ideario que él siguió”, indicó. Para ello cuentan con documentos a granel en los que Ojeda Ríos dejó muy claro lo que entendía que era la ruta por seguir, que incluye fomentar la cultura puertorriqueña y la educación de excelencia.

Ya han publicado un libro titulado Soy soñador porque soy revolucionario. También han trabajado con otras entidades y entre sus proyectos pendientes figura la publicación de un poemario y la edición de un documental sobre su muerte violenta.

“En Puerto Rico, todo el mundo entiende que fue un asesinato, pero queremos llevarlo a Estados Unidos… Hay una impresión de que los asesinatos políticos supuestamente ocurrían en los 60, pero no es así”, afirmó.

El fatídico día

Aquel viernes, 23 de septiembre de 2005, el FBI cercó la residencia de la pareja en Hormigueros. Muchas personas no podían creer que luego de 15 años desde que el líder independentista evadiera a las autoridades federales, finalmente hubieran dado con su paradero.

Por instrucciones de su abogado, Elma Beatriz no cuenta los detalles de esas angustiosas horas que pasó cuando supo que habían cerrado el paso vehicular hacia su residencia, escuchó helicópteros y era claro que habían venido por ellos.

“No puedo hablar de eso… Pero, eso sí, no tengo nada que lamentar. He tratado de vivir mi vida de la mejor manera posible”, afirmó.

Esa misma noche Ojeda Ríos fue asesinado. Su velorio en el Colegio de Abogados atrajo a cientos de personas. Ante las muestras de cariño, Rosado se sobrecogió.

“Yo siempre supe que la gente creía en Filiberto... Él se identificó con los distintos sectores. Ese amor que él sentía por la gente fue reconocido. El día del entierro en ruta al río Blanco (en Naguabo), desde el Colegio de Abogados, es un tramo que se hace en 45 minutos pero salimos a las 10 de la mañana y llegamos a las 4 de la tarde... Fue todo bien impresionante”.

A su juicio, el FBI fue directamente a matar a Filiberto en lugar de intentar detenerlo porque “él era la voz unificadora del independentismo y eso aparentemente le molestaba bastante al FBI. Además, él hizo del FBI un hazmerreír por 15 años. Su asesinato es la confirmación de un fracaso porque puso en duda la capacidad de ellos”.

A pesar de esa convicción, no tiene ninguna esperanza de que se pase juicio sobre las personas que planificaron y ejecutaron su muerte, pero al menos logró que los federales le devolvieran objetos valiosos que luego del operativo se llevaron de la casa a modo de trofeos, como la trompeta que su esposo atesoraba.

¿Los federales todavía la vigilan?

En cualquier momento puede pasar cualquier cosa, pero yo hago lo que tengo que hacer... Asumo lo más importante, que es cumplir con mi conciencia.

Luis Fraticelli

A finales de julio de este año, el saliente director del FBI Luis Fraticelli rememoró el operativo y dijo que hubiera querido que Ojeda Ríos se entregara para hablar con él “de hombre a hombre”. Esa entrevista le saca de las entrañas una rabia inmensa a Rosado.

En pie de lucha 

Elma Beatriz entiende que la independencia de Puerto Rico seguirá lejana mientras una gran cantidad de puertorriqueños estén más preocupados con los asuntos materiales.

“En la medida que no hagamos una lucha ofensiva no va a pasar nada... Por eso hace falta la resistencia cultural y se necesita defender la patria”, aseguró.

Además, el apoyo internacional es cada vez más difícil de recabar porque, en otros países, “piensan que aquí ya no hay lucha... nos asumen como entregados”, lamentó.

Asimismo, determinaciones del Gobierno de dejar autopistas y el aeropuerto internacional en manos privadas le parecen una aberración.

“Mientras manos privadas tengan el control, les estás cediendo el poder de un día decir ‘aquí no entra tal, o no sale tal’. Vamos a estar más presos de lo que estamos ahora”.

Su más fiel admiradora

Cómo Rosado logró vivir en el clandestinaje junto a Filiberto por años quizás siga siendo un secreto cuyos detalles no se conocerán públicamente jamás. Pero los sentimientos que los unían no los puede ocultar. “Conocerlo influyó en mí de una manera increíble. Me hizo ser un mejor ser humano, más consciente con la patria, con los hermanos latinoamericanos y con muchas causas de justicia social”, dijo.

¿Era romántico?

Sí. Era un hombre muy cálido, de un gran humanismo , de unos detalles… siempre estaba pendiente de todo. La energía que irradiaba era electrificante... Él, para mí, es un lugar apartado, genuino, especial, de ideas, con principios. Era una experiencia mágica. Él era un ser de luz.