Se reanuda vista de Ética contra Sánchez Betances
Durante el contrainterrogatorio, Sánchez Betances insistió en que no indicó “a nadie nunca” que estaba presenciando el proceso contra su amigo como secretario de Justicia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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La vista administrativa en la Oficina de Ética Gubernamental (OEG) contra el exsecretario de Justicia, Luis Sánchez Betances, recesó este viernes hasta la 1:30 p.m., cuando se esperan las argumentaciones finales de las partes.
Para cerrar sus casos, tanto Ética como la defensa de Sánchez Betances, liderada por el licenciado Harold Vicente, tienen turnos de 30 minutos, según lo dispuso la jueza Lourdes Velázquez Cajigas, que preside el proceso.
Antes del receso de almuerzo, depusieron como testigos de reputación el otrora juez presidente del Tribunal Supremo, José Andreu García, y el juez federal José A. Fusté.
Ambos elogiaron el carácter y la integridad de Sánchez Betances.
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La jornada del quinto día de vistas inició con el contrainterrogatorio de Sánchez Betances, por parte de la licenciada Miriam Matos, que representa la OEG.
A Sánchez Betances le imputan violaciones éticas por acudir a la escena de la detención de su amigo y socio, Jaime Sifre Rodríguez, con quien intervino la Policía el 6 de diciembre pasado porque conducía mientras usaba el teléfono celular.
Luego, cuando Sifre Rodríguez detenido por detectarse que guiaba en estado de embriaguez, el entonces jefe de Justicia también acudió al cuartel y allí se mantuvo hasta que su amigo fue liberado.
Durante el contrainterrogatorio, Sánchez Betances insistió en que no indicó “a nadie nunca” que estaba presenciando el proceso contra su amigo como secretario de Justicia.
“A todos los oficiales les dije afirmativa y claramente ‘estoy aquí como ciudadano’”, aseguró a preguntas de Matos.
En varias ocasiones Sánchez Betances se mostró exasperado con la falta de ‘contexto’ de las preguntas. A su vez, su representante legal Harold Vicente objetó ante la jueza Lourdes Velázquez Cajigas en múltiples ocasiones, por entender que la abogada Matos argumentaba en vez de preguntar.