Al conmemorarse 20 años del trágico acto terroristas contra los Estados Unidos, algunos de los 50 boricuas que acudieron a ayudar en las labores de rescate en la zona de las Torres Gemelas, en Nueva York, expresaron este sábado tener sentimientos encontrados.

El grupo salió de la Isla hacia Nueva York el miércoles, 12 de septiembre de 2001, justo un día después de que miembros del grupo Al Qaeda secuestraran cuatro aviones de líneas aéreas comerciales y estrellaran dos contra las Torres Gemelas; uno contra el Pentágono, en Washington, DC, así como se estrellara otro a las afueras de Shanksville, Pensilvania. Se estima que unas 3,000 personas murieron.

Bomberos, agentes de la Policía, personal de Manejo de Emergencias y un ingeniero estructural en representación de Colegio de Ingenieros fue, en esencia, el personal que viajó a colaborar. Ninguno falleció mientras ejercía sus funciones.

David Rivera Medina, quien actualmente es director de Manejo de Emergencias del municipio de Guaynabo, llegó como rescatista a la llamada zona cero cuando tenía 23 años.

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“Era como quien dice un nene. Fue una experiencia gratificadora, dentro de la situación que había. Me honra y me honró en ese momento ser parte de la respuesta ante esa gran emergencia que había”, indicó el funcionario, mientras participaba de los actos conmemoración que se realizaron en la mañana de este sábado en el lado sur del Capitolio.

Señaló que lo que enfrentó “fue duro”, pero aprendió a manejar las emociones.

“En ese aspecto, estamos bien físicamente y de salud. Estamos bien”, resumió.

Asimismo, Juan Ramos de Jesús, quien ahora es director de los Bomberos Municipales de Carolina, estipuló que, más allá de los momentos de dolor que enfrentaron, los boricuas demostraron que “lo hicimos mejor”.

Llamó a dejar a un lado el dolor y a ver lo positivo de toda la experiencia ganada a raíz de los actos terroristas.

“Sí fue un día fatídico, como siempre se señala. Hubo dolor, pero tenemos que aprender a vivir con el dolor y pasar esa página, ver lo positivo. Gracias a eso, lamentablemente, muchas, muchas cosas de seguridad lograron cambiar y hoy en día, pues, se vive más seguro”, apuntó.

El bombero también habló de los momentos esperanzadores y de alegría que vivieron mientras se encontraban en las labores de rescate, pese a que ninguno de los boricuas logró conseguir a una persona con vida de entre los escombros.

“Voy a hablar algo bonito de lo que siempre me recuerdo. Siempre tratamos de recordar el dolor. No, vamos a hacer la diferencia. Vamos a recordar bonito. ¿Qué cosas bonitas encontramos allí? Todos los días que cuando veníamos de las misiones que teníamos la ropa sucia que habíamos ensuciado ese día lo echábamos en unos ‘box’ que nos dieron, que eran entrelazados. Eso se lo llevaban para una escuela y se los daban en cada salón a cada niño. Los niños iban a sus casas, los lavaban y al otro día nos las traían lavadita y planchadita con un mensaje que nos decían: ‘Gracias por venir. América los quiere, América los ama. Gracias por estar aquí por nosotros’. Eso es, pues, motivación. Me motiva a seguir trabajando y profesionalizándome cada día para poderle dar a la ciudadanía de Puerto Rico y donde haga falta calidad de vida”, manifestó Ramos de Jesús.

El ingeniero Luis Leal, quien acudió en representación del Colegio de Ingeniero, también destacó que la experiencia le hizo ganar una familia.

“Yo siento mucha alegría de poder ver a mis compañeros rescatistas, bomberos, policías que estuvimos junto, que somos una familia, que hemos pasado esta experiencia juntos y nos queremos mucho y una alegría poderlos ver todos juntos de nuevo”, comentó.

La función de Leal en la zona de desastre era asegurarse de que ninguno de los rescatistas falleciera cuando entraba entre los escombros a realizar su misión.

“Si uno mueve un pedazo de escombro, puede matar a los compañeros”, explicó.

Dijo que todo lo experimentado en los días que estuvieron en la zona cero fue “triste”. Sin embargo, comentó que todos los boricuas que fueron a colaborar estaban “bien comprometidos”.

A esta importante labor de rescate también acudió el agente de las Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA), Misael Kuilan Bruno. Contó que tenía 27 años cuando se enfrentó ante la trágica escena.

“Fue una tarea difícil, pero pudimos lograr hacerla. Es triste sí, claro que es triste recordar ese momento malo en la historia de la nación americana, pero, pues, pudimos hacerlo. Estábamos preparados para ese tipo de momento y pudimos sobrepasarlo y poder ayudar”, indicó.

Relató que 20 años después le queda la alegría de que lograron colaborar.

“Estamos bien orgulloso de nuestra Isla y de las personas que fuimos, un equipo de trabajo muy bueno”, sostuvo.

Como rescatista también acudió a la escena de las Torres Gemelas el actual comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, Nino Correa. De hecho, fue quien hizo el esfuerzo de conseguir agrupar a muchos de sus compañeros de hace 20 años para reunirse en esta conmemoración local.

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“Como siempre he dicho, esto es como un ‘flashback’ después de 20 años. Lo bonito de todo es volver a ver a mis compañeros, un grupo de trabajo que, de verdad, que me quito el sombrero. Fue un reto. Fuimos, hicimos nuestro trabajo, dentro de lo que se pudo. Nos hubiera gustado encontrar personas con vida. No fue así. Pero, sí pudimos ser parte de muchos esfuerzos de recuperación de cuerpos y de otras piezas que eran importantes. Inclusive, hasta en la parte de ingeniería pudimos apoyar para esa parte de la toma de decisiones allí”, recordó.

Dijo que lamenta haber perdido en el ataque a las Torres Gemelas muchos de los oficiales con los que tomó adiestramientos. Le quedó, sin embargo, la satisfacción de que lograron poner “un granito de arena”.

“Pienso que como puertorriqueños al fin pusimos nuestro granito de arena allí y aunque sé que muchos compañeros van a coincidir con lo que te digo, cuando llega esta fecha, llega esos ‘flashbacks’ que uno no quisiera hablar del tema, pero nos mueve el estar aquí”, puntualizó.