En la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) están  contentísimos porque, dicen los de la agencia, el tiempo de espera durante los meses de verano se redujo dramáticamente en comparación con el año pasado.

En el blog del TSA ellos mismos se celebran y se preguntan qué hacen diferente. La respuesta que se dan es que proveen eficientemente la mayor seguridad de la manera más efectiva posible. Aclaran que esa eficiencia y disminución en las filas del checkpoint no comprometen la protección porque todos los niveles de seguridad están donde se supone.

Uno de los cambios que ha permitido que sea más rápido pasar por el cotejo que la mayoría de la gente detesta, es el TSA Precheck, un programa que permite que pasajeros que la agencia identifica como “low risk” puedan obviar algunos de los pasos de la revisión. Estos afortunados y afortunadas no tienen que quitarse la correa, los zapatos, el abrigo y, si llevan laptop, tampoco tienen que sacarla del bulto.

Para ser elegible a este programa, cuya solicitud hay que pagar, no se puede haber encontrado culpable de ciertos delitos como homicidio y espionaje.

Sin necesidad de solicitar el TSA  escoge, “al azar”, pasajeros de vuelos y aeropuertos elegibles para este programa y que ya tienen una fila exclusiva para esta vía rápida.

Con o sin el TSA Precheck, la meta  es que los pasajeros no estén más de 20 minutos en la fila de cotejo. Según los números que ellos mismos han divulgado, desde junio hasta agosto el 99.6 por ciento de los pasajeros están en fila menos de 20 minutos y, en la línea del Precheck, el 99.98 ha salido del punto del cotejo en menos de diez minutos.