A poco más de un mes del destrozo provocado en el sector La Colectora de la barriada Figueroa, en Santurce, por un fuego que afectó a más de una docena de propiedades y dejó sin techo seguro a siete adultos mayores -entre los 65 y 85 años de edad- los damnificados comienzan a recuperarse y encaran con optimismo el Año Nuevo.

Han pasado más de 30 días desde aquella tarde de horror en el que, presuntamente, el encendido de una vela por una pareja de personas sin hogar en una casa abandonada, desató un siniestro que avanzó rápidamente en el sector y destruyó a su paso unas 15 estructuras, siete de estas habitadas por vecinos que llevaban casi toda una vida pernoctando en el lugar.

Afortunadamente, nadie resultó herido, pero en un par de minutos se desplomó el esfuerzo de toda una vida de los residentes que perdieron sus casitas, toda su ropa, equipos médicos, medicamentos y documentos importantes, entre otros objetos de valor sentimental.

Empero, aun en medio de este panorama desolador, casi todos han logrado estabilizarse en hogares temporeros o alquilados o refugiándose con familiares, mientras el municipio de San Juan y el Departamento de la Vivienda agilizan las gestiones para darles apoyo socioeconómico e iniciar el proceso de reconstrucción de sus casas en la barriada.

Un voraz incendio afectó seis residencias esta tarde en el sector La Colectora, de la barriada Figueroa en Santurce.

Así lo expresaron a Primera Hora algunos de los afectados, quienes confían en las labores del gobierno para regresar en un periodo de un año o año y medio a su barrio.

“Ahora mismo estoy localizado en un apartamentito en Las Casitas de San Juan en lo que me hacen la casita. Estoy bien dentro de todo, aunque me dio covid y llevo una semana encerrado, porque me dio la monga tipo rompehuesos, pero ya me siento mejor. Eso sí, me siento un poco solo. Me gustaría ver si puedo conseguir un perrito macho y chiquito que esté vacunado, que es lo que me permitirían aquí... es que necesito compañía y entretenerme con algo”, narró a Primera Hora don Héctor González Benzebi, residente de 69 años que perdió su hogar en el voraz incendio.

El hombre -que está pendiente de un empleo que le ofrecieron a través del municipio de San Juan- sufrió la pérdida de sus mascotas en el fuego. Apenas pudo salvar a un perro de nombre “Nene”, pero días después el can falleció. Aunque vio la posibilidad de cuidar de una mascota a través de un gatito que le regalaron, explicó que el felino se escapó “porque era callejero” y nunca regresó.

Por lo demás, don Héctor se siente confiado en recuperar su vida.

“Esto es algo temporal, pero estoy bien. Aquí hay lavadora, secadora y estoy cocinando que eso a mí me gusta mucho. Y hasta una comprita me regalaron para arrancar y con eso me he estado bandeando y con los chavos de los cupones que todavía me quedan como $70″, mencionó a quien le gusta cocinar yautías lilas que se baja “con un vaso de leche bien fría con Quik”. “Esa es mi comida favorita hace más de 25 años... mi único vicio”, agregó.

Ya se hizo la recolección de escombros en la zona afectada.
Ya se hizo la recolección de escombros en la zona afectada. (Ramón “Tonito” Zayas)

Otro de los perjudicados, don Arturo Figueroa, de 72 años, un técnico de refrigeración conocido y respetado en la comunidad por su generosidad al reparar electrodomésticos para sus vecinos, recién se está mudando a un apartamento “bien cerca de la barriada” que consiguió a través de la ayuda que reciben los damnificados a través del Departamento para el Desarrollo Social Comunitario y la División de Personas Sin Hogar o con Necesidades Especiales del municipio.

“Con el ‘voucher’ de alquiler que me dieron pude conseguir este apartamentito. Apenas me entregaron la llave y estamos en el proceso de contrato. Esto me anima bastante porque estaba con mi hija en Bayamón, pero allá estoy lejos de todo el mundo. Aquí estoy cerca de los médicos, farmacias, colmados y puedo empezar a ayudar otra vez a las personas del barrio que necesiten que les arregle cualquier asunto de plomería”, relató el paciente de cáncer que próximamente iniciará tratamiento para la enfermedad.

Con un sólido ánimo, don Arturo prefiere comenzar el Año Nuevo enfocado en lo “bueno” que ha ocurrido tras la tragedia.

Estoy retomando mi vida, me siento cómodo en donde voy a vivir en lo que reconstruyen la casa. Mis hijas me compraron un microondas y otras cosas que necesitaba. Es verdad que todavía faltan unos artículos, pero eso no es urgente. Eso se hace poco a poco. Gracias a Dios tengo lo primordial que es salud y la familia... y mis herramientas básicas que las he ido comprando poco a poco en un sitio que se llama Temu y otras en Refricentro”, dijo el hombre que aún está necesitado de algunos equipos de trabajo y de un “handtruck” que pueda utilizar para echar el bulto de herramientas y caminar hasta la barriada Figueroa a realizar sus trabajos de plomería.

Destacó, además, que su hermano Edwin Figueroa, que también perdió su casita, está viviendo con una hija en Carolina y realiza trámites para conseguir una vivienda por alquiler en Santurce.

“Voy a ver si esta semana hablo con él para que se quede viviendo por aquí cerquita mío. Lo bueno de él es que tiene carro”, manifestó.

La portavoz de la oficina de Ayuda a Personas Sin Hogar del municipio de San Juan, Vilmarie Rodríguez Llanos, explicó a Primera Hora que el resto de los damnificados también se encuentran estables en lugares seguros, a excepción de don Claudio Cepeda Ayala, de 85 años, quien rechazó los servicios que se le ofreció.

Inicialmente, don Claudio -al igual que don Héctor- fue refugiado en el Dream Hotel en Río Piedras. En cambio, se alega que el hombre no seguía las reglas comunitarias de la hospedería, y fue llevado a una égida en la que tendría independencia.

“Pero no quiso estar en la égida. También se le ofreció el albergue y lo rechazó. A veces la gente no está preparada para aceptar las ayudas y estos son servicios voluntarios, en los que no podemos obligarlos a aceptar. No empece, se hizo un referido al Departamento de la Familia porque es un envejeciente y nos preocupa que esté en la calle”, acotó Rodríguez Llanos al indicar que la ayuda se reestablecería en caso de que don Claudio cambie de parecer.

Primera Hora supo que don Claudio ha recurrido en las últimas semanas a procurar los servicios de alimentos que ofrece La Fondita de Jesús, en Santurce. De hecho, en la página de Facebook de la organización sin fines de lucro se observa al octogenario disfrutando de una actividad de Fiesta de Reyes que se efectuó en las instalaciones.

Otro de los afectados, don Modesto Febles, se mudó a un apartamento cerca de la barriada “que él mismo paga”.

“Ellos, casi todos, quieren estar cerca de la barriada. Es un entorno en el que se sienten tranquilos y en familia. Y eso pasó con Modesto, que quiso ubicarse en ese apartamento cerca del lugar. En su caso, también se hizo referido a Vivienda para la reconstrucción de la casa que se quemó y le estamos ayudando a conseguir documentos como escrituras, entre otros”, puntualizó la funcionaria.

En el caso de doña Celita Rodríguez, se le ofrecieron varias alternativas de viviendas, entre estas, asistencia mediante los vales conocidos como “Rapid Re Housing”, un programa que por un periodo de 24 meses da estabilidad de un techo seguro a las familias sin hogar o en riesgo de estarlo. También tuvo la opción de hospedarse en el Dream Hotel.

“Pero, Celita prefirió irse a la casa de un sobrino. Ella tiene un vale aprobado para la compra de una vivienda y está bien interesada en ese objetivo. No quiere égida, no quiere Plan 8, ni Rapid Re Housing... ella quiere comprar. Así que está bien enfocada en esa búsqueda”, subrayó Rodríguez Llanos.

De otra parte, doña María Elena González optó por reubicarse con un hijo.

“A ella también se le ofrecieron varias alternativas, pero el hijo explicó que el interés de la señora es que se le reconstruya su casita y está en ese proceso con el Departamento de la Vivienda. Lo último que se gestionaba en su caso era que viera varios modelos de reconstrucción”, aclaró la funcionaria municipal.

Destacó que a todos los damnificados se les dará seguimiento a través de trabajadores sociales y se les asistirá en cualquier necesidad socioeconómica que requieran, mientras el Departamento de la Vivienda se encargará de los procesos de reconstrucción.