De no dedicar ni cinco minutos a pensar en la situación fiscal que atravesaba Puerto Rico, el saliente presidente de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), David Skeel, confiesa que la isla se adentró tanto en su ser al punto de considerarla parte importante de su vida.

Luego de informar que dejará de un momento a otro de trabajar en el ente fiscalizador, donde laboró por ocho años, el profesor conversó con Primera Hora sobre lo que considera los principales logros, desaciertos y tareas por completarse en la JSF, pero también compartió cómo desea seguir en contacto con el país.

¿Cuál considera fueron los principales logros de la Junta en esos ocho años?

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“Creo que el logro más importante, hasta el momento, ha sido la restructuración de la deuda del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Fue la restructuración de una deuda pública más grande en la historia de los Estados Unidos. Tomó mucho tiempo, por su complejidad y todos los desastres que ocurrieron, como los huracanes y la pandemia. Pero al final pudimos completarla, y creo que fue una restructuración muy buena para todo el mundo. Así que, en mi opinión, ese el mayor logro”.

En su anuncio sobre su salida del ente, dijo que este había sido el trabajo más importante y más desafiante de su carrera profesional. ¿Hay algo que habría tratado de hacer de otra forma, que le habría gustado ver que resultara de otra forma o que se quedó pendiente?

“Las decepciones más grades, lo que más lamento… realmente no tengo decepciones enormes, pero los asuntos que más me decepcionan están relacionado con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). La mayor decepción probablemente fue cuando, luego del huracán María, tratamos de intervenir y conseguir que se nombrara un principal oficial de transformación, y la jueza (Laura Taylor) Swain (a cargo del proceso de quiebra en el tribunal federal) nos dijo que no. Creo que ese fue el tropiezo más grande. Aunque, mirando ahora de manera retrospectiva, creo que su decisión fue sabia y que estábamos sobrepasándonos en nuestras facultades. Pero en aquel momento fue una contrariedad”.

“Algo que yo lamento es que me habría gustado ver completado todo el trabajo de la Junta. Tenía la esperanza de que la restructuración de la AEE y la trasformación de la AEE se hubiesen podido terminar antes de que dejara la Junta, pero todavía falta un poco de camino por recorrer en ese asunto. La restructuración no se ha podido completar, vamos a tener que reescribir un poco la propuesta de plan. La AEE todavía no es una utilidad de clase mundial. Pienso que, eventualmente, lo será, pero todavía no hemos llegado ahí.

Esas son mis decepciones principales. Pero estoy muy orgulloso de lo que hemos hecho por los pasados ocho años. No se ha hecho todo, a la Junta le queda trabajo por hacer. Pero me mantengo optimista en que lo van a lograr, y en que se verá como un éxito”.

En muchas ocasiones se han mencionado los requisitos que exige la Ley PROMESA, por cuatro años consecutivos, para que la Junta salga de Puerto Rico. ¿Le habría gustado que estuviera en curso al menos el primero de esos cuatro años?

“Bueno, lo que diría… y mencioné antes mi mayor decepción, y esta sería mi otra gran decepción, es que los legisladores no se han tomado en serio la obligación de ser fiscalmente responsables. Habría pensado que luego de las decisiones difíciles de los primeros años todo el mundo habría asumido la postura de que Puerto Rico no se puede dar el lujo de volver a como estaba antes y habría responsabilidad fiscal de todas las partes, pero desafortunadamente eso no se ha logrado todavía. Y me decepciona un tanto que la Legislatura continúe sin tener responsabilidad fiscal. Pero pienso que la Junta va lograrlo”.

En Puerto Rico hay personas que no ven con buenos ojos a la Junta, y muchos incluso la detestan. ¿Tiene algún mensaje para la gente que ve a la Junta como un enemigo? ¿O algún mensaje en general para Puerto Rico, ahora que va de salida?

“Lo que les diría es que mantengan una mente abierta. Miren a dónde estábamos hace ocho años, y miren dónde estamos ahora y, en par de años, miren dónde vamos a estar. Yo entiendo por qué hubo resistencia a la Junta de parte de mucha gente. Es una intromisión, es colonialismo hasta cierto punto, pero es importante tomar en cuenta que la economía de Puerto Rico era un desastre total en el 2016 cuando llegó la Junta… Ahora tenemos presupuestos balanceados, restructuramos la deuda, redujimos radicalmente las obligaciones de deuda de cara al futuro. Y para cuando la Junta termine, que obviamente será después que me haya ido, espero que la gente comprenda que la Junta realmente hizo la diferencia, y ojalá que Puerto Rico esté mucho mejor”.

¿Se atrevería a pronosticar cuándo cree que la Junta terminará su trabajo y se irá de Puerto Rico?

“La respuesta adecuada es que es demasiado prematuro para dar una fecha. No va a ser este año. No va a ser el año próximo, en mi opinión. Pero no pienso que va a ser dentro de 10 años. La Junta tampoco quiere quedarse aquí para siempre. La Junta quiere completar su trabajo aquí y seguir con otros asuntos. Pero necesitamos cumplir con el mandato que nos ordenó la Ley PROMESA, que fue restablecer la responsabilidad fiscal, restablecer el acceso a los mercados de capital y restructurar la deuda. Y todavía no hemos logrado eso”.

Hablemos un poco de su relación con Puerto Rico más allá de su trabajo en la Junta. ¿Qué se lleva de este tiempo trabajando en la Isla? ¿Qué cree que va a extrañar? ¿Cree que vuelva pronto, quizás en otras funciones?

“Lo que voy a extrañar es estar involucrado en trabajar de primera mano en poder crear un mejor futuro. Es decir, ha sido complicado, duro por momentos, pero ha sido un gran privilegio. Nunca había estado en la posición, en mi carrera profesional, de participar de un proyecto como este. Así que voy a extrañar estar involucrado directamente. No creo que vaya a tener que extrañar a Puerto Rico, porque definitivamente espero volver. Soy una persona diferente a la que era hace ocho años. Puerto Rico es parte de lo que soy, y de lo que seré en una forma que no era posible hace ocho años. Así que voy a escribir sobre Puerto Rico, voy a visitar Puerto Rico, voy a leer literatura puertorriqueña, voy a apreciar el arte puertorriqueño. De verdad que no espero que eso cambie. Y si surge alguna oportunidad de ayudar de alguna forma práctica, voy a aprovecharla, sea enseñando alguna clase en alguna de las escuelas de leyes de Puerto Rico, o como algún tipo de asesoría informal. Quiero hacer todas esas cosas. Yo no esperaba verme en Puerto Rico, pero una vez me encontré aquí, de verdad que se convirtió en parte de mí”.

¿Qué es lo que más le ha gustado?

“Oh, hay tantas cosas que he visto que han dejado una huella en mí. Recuerdo haber ido al Festival de la Calle San Sebastián como al año después de unirme a la Junta y fue el festival más impresionante al que he ido desde la perspectiva de la salsa y el resto de la música y las artes; recuerdo haber ido a un estudio de bomba en Carolina y ver la presentación del grupo de baile, algo espectacular, justo donde creció Roberto Clemente (aunque admitió entre risas que sus intentos de bailar bomba, si es que se podían siquiera llamar intentos, fueron absolutamente infructuosos). En el pasado año visité una finca de mangó, una finca eólica, una fábrica aeroespacial en Santa Isabel; he estado observando aves en el área de Arecibo; subí a las lomas por Utuado y vi los colibríes más increíbles, alguien que alimenta colibríes, seis o siete especies diferentes de colibríes. He visitado El Yunque varias veces, el único bosque tropical lluvioso en los Estados Unidos, que es increíble; lo vi antes del huracán, lo vi luego que lo golpeara el huracán, lo vi después que la vegetación volviera a crecer. Conocí personas en las comunidades después de los desastres, en San Juan después del huracán María, en el área de Guánica después de los temblores, y pude ver, ver de verdad de primera mano, esa pasión de la gente porque Puerto Rico mejorara, porque se pudiera reconstruir mejor, porque pudieran prevenirse algunos de los problemas que causaron los desastres”.

“Puedo seguir mencionando. Fui a una hacienda de café en Lares que es absolutamente hermosa; visité unos programas escolares que dirige Aspira, uno de los cuales está dedicado a madres solteras adolescentes que dejaron la escuela, y el 90% de ellas logra completar su diploma de escuela superior; he visto los trabajos de recuperación en Punta Santiago, en Humacao, financiados por Foundation for Puerto Rico; estuve pescando en las lagunas de Carolina. Así que he podido ver y hacer un montón de cosas bien diferentes. Y ha sido un gran privilegio. Y no voy a decir que las voy a extrañar, porque de verdad que pienso volver a Puerto Rico y hacer algunas cosas que todavía no he hecho. Me quedaron cosas pendientes, quiero ir a observar aves en Cabo Rojo”.

“También he conocido gente increíble. He visitado alcaldes en las montañas, y hemos peleado con ellos por momentos. Pero ha sido de todas maneras un privilegio. También he podido conocer muchos líderes empresariales. De verdad que ha sido una oportunidad fantástica en ese sentido. Y no me he sentido como un turista, porque siempre he creído que recorrer la Isla y conocer a la gente es esencial para el trabajo que tenemos que hacer”.

“Si no entendemos quién es la gente, qué está pasando en la Isla, no podemos hacer el trabajo que el Congreso nos encomendó. De verdad que creo que es esencial para nuestro trabajo. Sí, es posible hacer muchas de las cosas que hacemos desde una perspectiva tecnócrata, usando la experiencia que tenemos para tomar decisiones. Pero realmente creo que importa cuando tienes una mejor idea de cómo esas decisiones van a afectar a la gente en su mundo real. Y yo soy alguien que viene de afuera, y de seguro que todavía hay mucho que no puedo apreciar como debería, pero me esfuerzo lo más posible por aprender de la gente de la Isla, su cultura, y de incorporar eso en mi pensamiento mientras hacemos el trabajo que nos toca hacer”.

Hablando de todo lo aprendido aquí, ¿qué comida puertorriqueña le gusta más?

“Ah, eso es algo que he estado pensando. Hay varias cosas que me gustan. Me encanta el pescado fresco. Me encanta el chillo fresco y he comido aquí unos chillos exquisitos, en Fajardo. Me gusta el arroz con habichuelas, incluso antes de venir a Puerto Rico. Y me fascinan los tostones, eso es probablemente lo que más voy a extrañar y que no consigues en el continente. Es una comida sencilla, pero es tan sabrosa. De verdad que me encantan los tostones, es un sabor que me disfruto como en particular”.

¿Entonces, se puede decir que Puerto Rico, con sus pros y sus contras, se convirtió en parte del profesor Skeel?

“Sí, definitivamente que sí. Y va a seguir siendo parte de mi vida. Y cuando se escriba mi obituario, estoy convencido que Puerto Rico va a aparecer allí. Aunque espero que eso ocurra dentro de mucho tiempo. Pero, de verdad, para mí esto ha sido como un testimonio de que es imposible planear tu vida, de cómo lo que termina siendo lo más importante en tu vida es algo que ni siquiera te imaginabas. Antes del 2014, yo no creo que hubiese pasado más de cinco minutos pensando en Puerto Rico. Pero en 2014, cuando la gente comenzó a darse cuenta cuán severa era la crisis financiera aquí, empecé a prestar más atención a lo que estaba pasando, a escribir un poco al respecto. Y ahora, 10 años después, Puerto Rico es en gran medida parte de quien soy”.

“Y sí, yo sé que todavía me falta, por ejemplo, progresar en aprender español; esta entrevista me hubiera gustado hacerla en español. Pero he pasado bastante tiempo en Puerto Rico, y le puedo decir a algunos de mis críticos que dicen que soy de afuera y que no me importa, que están equivocados. Es decir, sí es cierto que vengo de afuera, pero se equivocan si creen que no me importa Puerto Rico”.