Preocupados por el regreso de sus hijos a clases
Aunque tienen opiniones divididas, padres y madres coinciden en el temor de los contagios.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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La incertidumbre y confusión dominan a padres de estudiantes del sistema público y privado, ante el anuncio realizado ayer por miembros del gobierno de Puerto Rico en el que adelantaron que el próximo semestre escolar comenzará bajo la modalidad virtual el 17 de agosto y, posteriormente, se procederá a un proceso transicional hacia un modelo híbrido que incluye la presencia de estudiantes en los salones de clases.
Una encuesta informal de Primera Hora consultó con un puñado de progenitores qué les parecía el plan a ejecutar por el Departamento de Educación -y el cual se extrapola a muchos colegios del sistema de enseñanza privado- y si confiaban en la efectividad del proceso.
Aunque las opiniones varían respecto a qué tipo de modalidad de clases debe ejecutarse, todos los progenitores tienen una misma preocupación: temen que sus niños o niñas se contagien con el novel coronavirus SARS-CoV-2 ante la poca conciencia que tienen los menores para seguir los protocolos de prevención impuestos en las guías sugeridas por las autoridades.
Lourdes Nieves Caraballo, madre de tres niños -unas gemelas de nueves meses y un escolar de nueve años- afirmó que le parece acertada que las clases comiencen de manera virtual, pero mostró temor de que el virus llegue a su hogar y afecte a sus retoños cuando se les exija a los alumnos asistir a las escuelas de manera presencial.
“Eso nos deja en jaque porque no sabemos cuán preparados puedan estar los maestros para manejar esta situación. Yo voy al supermercado y no aguanto dos horas con la mascarilla, imagínate cómo un niño lo hará. Ese control no me queda claro, todavía”, indicó la residente en Ceiba.
Otro factor que la mantiene en vilo es que su hijo -participante del programa de educación especial- requiere unos refuerzos individualizados que incluyen terapias que desde el pasado mes de marzo, cuando comenzó la pandemia de COVID-19, no ha recibido.
“La situación de marzo a mayo, la cual corrió de manera virtual, fue de mucho tropiezo porque esos refuerzos se paralizaron y eso detuvo el progreso que llevaba el nene. Aparte, tuvimos otras situaciones porque la verdad es que yo no me he especializado en la materia de educación y hubo momentos que fue complicado ese proceso de enseñanza. Fue atropellado”, dijo al expresar que ha considerado contratar los servicios de algún tutor para que asista a su casa, pero es una inversión económica que no estaba agendada en las finanzas del hogar. Su otra opción, mencionó, es consultar con una pariente que ofrece homeschooling a sus niños para que la oriente sobre el proceso.
“Otra cosa sería hablar con el director de la escuela, que es muy bueno, a ver qué opciones podría darnos. Yo propondría que puedan darles talleres a los maestros y que retrasen el regreso a clases hasta septiembre y que de ahí en adelante corra totalmente virtual… eso ayudaría a los maestros a prepararse bien para ese reto”, dijo.
Por su parte, Sue Ellen de Jesús, madre de dos alumnos del sistema público de 7 y 14 años, dijo que no le quedó claro durante el mensaje del secretario de Educación, Eligio Hernández, cómo fluirá el proceso virtual para estudiantes de escuelas vocacionales como el que iniciará este semestre la mayor de sus hijas mediante unos cursos especializados en dibujo arquitectónico.
“¿Cómo se trabajará eso? ¿Cómo voy a ayudar a mi nena? No hablaron con claridad cómo trabajarán ese tipo de cursos… de hecho, no he comprado ningún artículo escolar porque no sé, no han hablado de materiales”, expresó.
Con su hijo menor, dijo, la preocupación principal es que él o sus compañeros de clases, incumplan con las medidas de prevención para evitar propagación del virus.
“Todos sabemos que los niños de escuela elemental se tosen encima, se quitan mascarilla, no tienen preocupación de protegerse, no entienden esta situación tan compleja. En cuanto a los niños pequeños yo estoy de acuerdo que la educación debe ser a distancia”, dijo quien se vio en la obligación a renunciar a su trabajo para poder cumplir con la exigente tarea de cuidar a sus niños y ayudarlos en las tareas educativas que tuvieron el semestre pasado de manera virtual.
“Pero a la vez estoy preocupada porque el nene de 7 años está en un salón recurso y recibe terapias del habla… unas terapias que con toda esta situación se fueron en blanco. Todo lo que había adelantado con el nene y sus problemas, retrocedió porque él lee con dificultad y tiene problemas de comprensión de lectura”, detalló. Es difícil para mí y es frustrante también para él”, agregó al informar que los módulos utilizados por el Departamento de Educación el semestre pasado “no funcionan… ellos no aprenden nada”.
Además, la madre confronta otras complicaciones pus no tiene computadora ni internet en su hogar y, en este momento, -en el que está desempleada- es imposible que pueda generar un gasto exorbitante en artículos tecnológicos.
Los padres con hijos en el sistema privado confrontan las mismas preocupaciones.
En el caso de Ana Celia González Torres, quien tienen un hijo que iniciará el nivel intermedia en un colegio de San Juan, expresó desacuerdo con que la escuela opte por un modelo híbrido de enseñanza.
“Honestamente, no estoy de acuerdo con lo presencial. Entiendo que va a ser un foco de contagio bien terrible. Entiendo que lo virtual funcionaria porque la escuela tiene una plataforma en la que los maestros daban clases por Zoom. Fue algo bastante organizado y los maestros evaluaban asignaciones y ofrecían los exámenes sin contratiempos”, dijo.
En cambio, reconoció que para ella y su esposo será un gran reto ayudar a su niño, si le exigen trabajar de manera presencial.
“Trabajo en el gobierno y me notificaron que en caso de que el nene estuviera virtual podían hacer unos arreglos y me podían dar la computadora para que trabaje desde casa. Si acaso iría a la oficina una o dos veces a la semana. Espero que pueda ser así, porque de lo contrario es bien difícil”, indicó.
En el caso de Edgardo Molina, quien tiene a su niño de 10 años en un colegio en Arecibo, la opción inmediata ha sido contratar a una maestra para que le ofrezca homeschooling en su hogar.
“El sistema virtual no es cónsono para los padres que trabajan. No todo el mundo tiene la opción de trabajar remoto. Un cocinero, un panadero, un mecánico, los profesionales de la salud…¿cómo pueden ayudar a su hijo si están en educación a distancia? La respuesta es que no pueden. En mi caso particular el sistema tendría que proveerme la opción de que el nene entregue las asignaciones en horarios flexibles”, sostuvo.
“Por un tiempo, en lo que todo se resuelve, tendremos que irnos homeschooling… pero eso soy yo, que tengo la capacidad económica para contratar a una maestra que se encargue de ese asunto. Pero la realidad es que muchos puertorriqueños no pueden hacer esto…una propuesta de un modelo híbrido, en el que los nenes vayan dos veces en semana a la escuela, hubiera sido mejor”, añadió.
El caso de Giselle Rivera, es complicado. Ella es maestra de educación especial de escuela pública y a su vez es madres de un niño que también es participante del Departamento de Educación.
“Hablando como maestra de educación especial debo decirte que es bien difícil trabajar de forma virtual con esta población. El semestre pasado fue complicado porque, en mi caso, algunos padres no tienen computadora o acceso a tecnología… y si nos vamos a lo presencial también tiene sus retos porque, en mi caso, los nenes que atiendo no pasan de ocho añitos y para ellos será cuestarriba cumplir con los protocolos. Lo ideal en términos de seguridad es que sea online, pero hay que asegurarse de que los niños tengan las computadoras que se ofrecieron, entre otros factores”, dijo al mencionar que la supervisión de los padres en el proceso es esencial para lograr el éxito de la dinámica. Resaltó, además, que la idea de las teleterapias que mencionó el secretario de Educación es buena, pero hay que vigilar que el plan se ejecute porque el semestre pasado se propuso algo similar y no se pudo lograr.
“Ahora, hablando como madre tengo la preocupación de que me van a requerir trabajar presencial, pero no tengo quién supervise las clases virtuales de mi hijo… eso me tiene loca. En el salón de clases tengo conectividad a internet, materiales disponibles, pero mi papel de madre, ¿cómo lo cumplo?”, expuso al indicar que no cuenta con familiares quien pueda ayudarla en esa tarea. Además dijo que en el DE nadie ha hablado de las opciones disponibles para los maestros que confrontan esa disyuntiva.