El regreso a Puerto Rico del convicto de pederastia Amílcar Matías Torres para terminar de extinguir su condena en libertad supervisada en la Isla ha revivido el dolor de los familiares de tres niñas desaparecidas entre 2001 a 2007, cuyos casos no resueltos han sido relacionados por las autoridades con el hombre, ahora de 71 años de edad.

Matías Torres cumplía en cárceles en Estados Unidos una sentencia de 20 años por el único caso que se le ha radicado a nivel federal, de haber hecho acercamientos sexuales a cuatro jovencitas de 13, 14 y 15 años, en Internet, y según ha trascendido en medios de comunicación y en las redes sociales, el convicto llegó al País el pasado 16 de noviembre para completar aquí en probatoria el resto de la pena de 35 años.

Familiares de una de las tres menores desaparecidas, cuya investigación parece estar abierta, denunciaron que no se les notificó del traslado del hombre a Puerto Rico. Cuando fue atrapado por el caso federal era investigado por la Interpol y la Policía por el secuestro de Yelitza Aponte Soto, de 17 años, quien despareció el 10 de febrero de 2001 de su casa en Juana Díaz; así como las desapariciones de Cristina Esther Ruiz, de 13 años, de su residencia en Guayanilla el 21 de mayo de 2006, y de Kamile Stephanie Burgos, de 12 años, de su hogar en San Lorenzo el 8 de julio de 2011.

“Es como volver a empezar de cero, a revivirlo todo… Yo me enteré por las redes sociales que alguien publicó que él salía. Llamo a un agente de la Interpol que está en el caso y no sabía nada. ¿Cómo es posible? Pues nadie está haciendo nada, porque nadie sabía nada. El agente me dijo: ‘me acabo de enterar por usted’. Tengo coraje y tristeza, porque este hombre ahora afuera y yo sin saber nada de mi hija hace 16 años”, lamentó entre sollozos Carmen Ortiz Cruz, madre de Kamile.

La afligida mujer dijo que por lo que ha trascendido, el convicto estará un tiempo “en unas casitas (de rehabilitación) en un sitio federal en Caguas y, supuestamente, cuando salga de ahí iría para donde vivía él, en Ponce”. Agregó que no se le ha explicado por qué el convicto comenzará la probatoria antes de terminar la sentencia de 20 años de prisión.

Primera Hora se comunicó varias veces con la Oficina de Probatoria Federal para conocer detalles del traslado del convicto y de las condiciones de su sentencia supervisada, pero ningún funcionario estuvo disponible para contestar nuestras preguntas. Este medio supo que como parte de las condiciones, Matías Torres se tiene que reportar mensualmente a la Oficina de Probatoria Federal.

En cuanto al desarrollo de la investigación de la desaparición de su hija, Ortiz Cruz se mostró inconforme, aunque cree que la pesquisa sigue abierta, pues hace unos meses agentes de la Interpol la visitaron en su hogar. “Me preguntaron si yo tenía algo nuevo, pero yo esperaba que fueran ellos los que me trajeran información a mí. Ellos siempre dicen que están investigando, pero tantos años han pasado, ya son 16… Yo sobrevivo a la situación, pero esto me ha cogido de cantazo. No sé qué va a pasar, no sé si van a seguir investigando, no se nada”, reclamó.

La atribulada madre reprochó que los primeros investigadores del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Caguas no activaran las alertas por una menor desaparecida. “Cuando se metió el FBI en el caso, ellos dijeron que las primeras 48 horas eran las cruciales y había pasado tiempo. No sé si era la alerta Amber, porque hay unas reglas de que tiene que ser como un secuestro y para ellos mi hija se fue, pero ella no se fue consintiendo porque era una menor de 12 años y no quisieron activar la alerta Amber”, denunció.

“A los agentes se les dio todo y cuando el FBI entra se sorprendieron de todo lo que nosotros les ofrecimos y ese señor estaba por ahí. A él lo pusieron en vigilancia cuando entró el FBI, no lo pusieron en vigilancia ni nada antes”, cuestionó Ortiz Cruz.

De las investigaciones surge que el mismo 8 de julio, día de la desaparición de Kamile, la preadolescente participaba de un ‘talent show’ en un centro comercial y una fotografía demuestra que Matías Torres estaba también en el lugar, en el área de la comida. Además, de la factura del celular prepagado de la niña, se desprende que el mismo día en la noche, antes de desaparecer, habló en tres ocasiones con el hombre.

“Y cómo es posible que en 16 años (en prisión) él no diga nada”, cuestionó Ortiz Cruz, quien relató que tras la desaparición de su hija no ha podido trabajar y desde entonces recibe ayuda psicológica.

“Eso me descontroló de los nervios y tuve que dejar de trabajar”, dijo con voz ahogada para relatar que Kamile era su única hija. “No sé cómo alguien puede tener tanta maldad y callarse… El CIC de Caguas no ha vuelto aquí y los agentes de la Interpol vinieron hace par de meses, y cuando me enteré de la noticia de que ese señor saldría llamé al agente que vino y me dijo que se acaba de enterar por mí”, sostuvo Ortiz Cruz.

“Nos sentimos devastados y nunca nos hemos recuperado porque es un ciclo que no se cierra. Es una herida que vuelve a abrirse”, expresó su hermana María, tía de Kamile. “Esto es algo que uno no puede olvidar, es un capítulo que no puede cerrarse. Nunca hubo cuerpo para darle cristiana sepultura, para ir ahí a llorar. Eso para nosotros fue devastador y ahora la herida vuelve a abrirse y seguir en el proceso de sanación”, dijo para agregar que la investigación nunca se completó.

Otro miembro de la familia, Luis Cruz, dijo que su mamá, doña Carmen Serrano, quien era la abuela materna de Kamile, quedó muy afectada con la desaparición de la jovencita. Contó que la abuela cuidaba de la niña para que la madre de la menor pudiera trabajar. “Para la familia fue un gran golpe y creo que mi mamá murió de tristeza”, lamentó Cruz.

Matías Torres fue arrestado el 5 de octubre de 2010 luego que un gran jurado federal lo acusara de explotación sexual de cuatro niñas menores de 15 años a través de la Internet. Por esos casos fue encontrado culpable y la jueza Aida Delgado le dictó una pena de 20 años en prisión, tratamiento psiquiátrico y 35 años en libertad supervisada.

En enero de 2011, en el patio de la casa del hombre en la urbanización Las Delicias, en Ponce, fue hallado enterrado un bolso con más de 20 fotografías de jovencitas, entre ellas Yelitza Aponte Soto, quien había desaparecido de su casa el 10 de febrero de 2001. El hallazgo fue descubierto por un familiar de Matías Torres y según los reportajes de la época, agentes federales del Interpol y de la Policía hicieron varias búsquedas en el área sur con desenterramientos, pero no encontraron ningún cuerpo.