El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, firmó este jueves la Ley del Fideicomiso Pablo Casals, en honor al violonchelista y compositor español, que vivió en la isla desde finales de 1956 hasta su muerte en 1973, a los 96 años.

La pieza legislativa -Proyecto del Senado 717-, ahora convertida en ley, fue avalada por la Corporación de las Artes Musicales, la Oficina Gubernamental de Presupuesto, la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal de Puerto Rico y The Pablo Casals Foundation.

La Administración de Pierluisi asignó también como parte de su compromiso con el arte 50 millones de dólares de fondos ARPA para el programa Rescate Cultural, según el comunicado.

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Con esta medida se pretende apoyar el legado del reconocido violonchelista y compositor español, que desempeñó un papel clave en el desarrollo de la música clásica en Puerto Rico con la fundación de la Orquesta Sinfónica, el conservatorio y el Festival Casals.

El vínculo de Casals con Puerto Rico tuvo su origen en su madre, Pilar Defilló, hija de inmigrantes catalanes nacida en la ciudad de Mayagüez, y se acentuó con su relación con su alumna y después esposa puertorriqueña Marta Montañez.

Estando en Puerto Rico, vivió un renacer internacional y fue invitado a dar su primer discurso por la paz ante Naciones Unidas y un concierto el 24 de octubre de 1958.

Este acontecimiento tuvo gran relevancia porque Casals no había tocado en Estados Unidos desde hacía 30 años por su boicot a los países aliados, ante la pervivencia de la dictadura de Francisco Franco en España, que le obligó a exiliarse.

Durante su etapa en Puerto Rico también compuso su célebre ‘Himno de la Paz’ o ‘Himno a las Naciones Unidas’, que se estrenó en 1971.

Casals, que recibió la Medalla de la Paz de las Naciones Unidas, se identificó mucho con la cultura puertorriqueña y afirmó ser “catalán y de Puerto Rico”.

Por ello, por primera vez se utilizó su apellido como “una marca” al llamarse Festival Casals el evento anual de música clásica que comenzó en Puerto Rico en 1957 y que continúa hasta el día de hoy.

Un año después, la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico tuvo su primera temporada y se creó el conservatorio, al que acudían estudiantes de todo el mundo.