El Departamento de Corrección les dio ayer la bienvenida a seis obedientes y robustos canes que ayudarán en la lucha para mantener las cárceles del País libres de celulares, drogas y armas de fuego.

Shander, un elegante labrador entrenado en el estado de la Florida, dio una muestra de cómo gracias a su sensible olfato puede encontrar teléfonos celulares escondidos a través de las cárceles o tratando de ingresarlos.

El año pasado, Corrección ocupó 1,400 móviles mediante operativos en los que fue necesaria la movilización de cientos de alguaciles. Mientras, en lo que va de año han confiscado unos 400. De hecho, ayer, antes de la llegada de Eddie, Apro, Choco, Shander, Body y Samsón, se realizó un operativo de este tipo en el que se confiscaron 27 celulares en la institución 448 del Complejo Correccional de Bayamón.

Ahora, el trabajo fuerte lo realizaran los cachorros, aunque, obviamente, con la ayuda de sus fieles custodios. “Estos canes van a estar ayudándonos a combatir la corrupción y la entrada de celulares que tanto daño hacen desde dentro del correccional”, explicó el secretario de Corrección, Carlos Molina.

El funcionario explicó que la llegada de los cuatro labradores, un pastor alemán y un pastor verga, no sólo representará ahorros para la agencia, sino que es un golpe duro para el tráfico de drogas y celulares dentro de las cárceles.

Igualmente, ayuda a resolver crímenes o acabar con organizaciones dedicadas a este comercio ilícito, pues también se ocupan los chips, de donde se obtiene valiosa información.

Un recluso que desee tener un teléfono desde el interior de la cárcel tiene que pagar entre $300 y $500, más una mensualidad. “Es sumamente importante detectar estos celulares, porque hemos visto cómo desde dentro del sistema se generaban llamadas extorsionando a personas y vimos cómo algunos presos mantienen sus operaciones ilícitas en la calle con un celular”, apuntó.

De los seis canes, cuatro están entrenados para la detección de celulares y los otros dos, en la búsqueda de drogas y armas. La adquisición de cada uno de éstos fluctuó entre los $7,000 y $9,000, junto con la compra de los vehículos y el adiestramiento de sus cuidadores, requirió una inversión de $240 mil en fondos federales.

Entre las medidas para reforzar la seguridad, Molina explicó que trabajan también en la compra de la maquinaria Ion Scan, que detecta cualquier artefacto o sustancia que un individuo intente ingresar, así como en la instalación de 425 cámaras de vigilancia en los interiores, exteriores y áreas comunes de las instituciones.

Estas iniciativas adicionales deben estar completadas para antes de que finalice el año, aseguró el funcionario.