La vida de Pedro Pierluisi cambiará, y mucho, si se convierte como él desea en el sucesor de Luis Fortuño al frente del Partido Nuevo Progresista (PNP).

Pierluisi quiere tres sombreros que lo convertirían en líder máximo del PNP: el de fiscalizador del gobierno de Alejandro García Padilla, el de presidente del partido y el de propulsor de la estadidad.

Eso, sumado a su labor como comisionado residente en Washington, es un reto mayúsculo, por lo que se propone permanecer en la Isla más tiempo que en los pasados cuatro años de representante de Puerto Rico en la capital federal.

Casa en la Isla tiene porque siempre mantuvo en San Juan el que considera su hogar, por lo tanto, eso no es problema.

Sus hijos ya son adultos “y están encaminados en la vida”. Solo le queda en la universidad, en la Florida, su hijo menor, y él y su esposa viven actualmente con dos “perritos”.

Más acá que allá

En una extensa entrevista con Primera Hora, Pierluisi dijo que su intención es viajar a Washington cuando haya sesión en el Congreso y regresar a Puerto Rico tan pronto culminen esos trabajos.

“Habrá veces que tendré que viajar (a Washington) por razones políticas, pero también lo voy a limitar”, confió.

Si de hecho logra la presidencia del PNP, el comisionado residente va a recorrer la Isla palmo a palmo y ese cambio de agenda, aunque fuerte, asegura que podrá acometerlo “ sin dificultades”.

“Realmente, para nosotros (para él y su esposa), no es un cambio mayor; salvo que mi vida será todavía más intensa. Conlleva un sacrificio.... más tiempo fuera de la casa...”, dijo.

Si usted hubiese sido menos fiel a Luis Fortuño, quizás hoy sería el gobernador electo de Puerto Rico. ¿Por qué no atrevió a postularse?

No es cuestión de atreverse. Yo soy muy leal y él fue el que me pidió que entrara a la política electoral, y lo hice. Yo quise estar a su lado, mientras él estaba en carrera.

Pero él no le fue, como usted, tan fiel a Pedro Rosselló...

¿Quién?

Fortuño...

Yo no estuve en esas circunstancias... Yo no puedo juzgar. Creo que lo que ocurrió es que en su momento él quiso aspirar... Pero mis circunstancias son otras.

“Yo tuve conversaciones con Fortuño en las que discutíamos qué era lo que más le convenía a Puerto Rico y al partido. En todo momento le dije que si él tomaba la decisión de aspirar a la reelección, yo lo iba a apoyar...”

“A mí me dolió el resultado de las elecciones. No tanto como a él, pero obviamente me dolió... Yo no estaba celebrando el día de las elecciones...”.

¿Su carácter siempre es así, tan afable, tan mesurado o esa es solo la cara que conoce la prensa?

No, yo tengo mi genio... Hay veces que digo malas palabras y me molesto, pero se me quita. No me quedo con rencores por dentro. Yo soy extrovertido, yo sacó para afuera lo que pienso, lo que siento. Y, en cierta medida, pienso que eso me ayuda a tener la estabilidad emocional que siempre he tenido. Yo exteriorizo mis sentimientos, no los reprimo... Con la prensa, trato de controlarme.

¿Qué le da coraje? ¿Qué lo saca de quicio?

Yo puedo ser impaciente, y soy bien exigente conmigo mismo y con los que me rodean. Nadie que me rodee a mí trabaja más que yo... Me molesta la falta de competencia, la incapacidad y la dejadez. No dejo para mañana lo que puedo hacer hoy...

¿Está preparado para que lo ataquen? Los comisionados residentes en Washington, como los secretarios de DACO, ocupan puestos que no crean mucha controversia y por eso mucha gente los quiere...

Estoy preparado para lo que pueda venir. Yo fui secretario de Justicia bien joven, a los 33 años, y esa fue una silla caliente. Le metí el frente a eso y salí bien. También he tenido pruebas fuertes en mi vida y las he superado... Tuve un divorcio y eso fue bien difícil, y mis hijos están todos bien. Yo mantuve una buena relación con su madre.

“También perdí un hermano (asesinado)... He tenido experiencias fuertes, traumáticas y eso me ha curtido; eso me da a mí la estabilidad emocional, la paz espiritual para enfrentar lo que sea”.

¿Cómo se mantiene tan joven?

Pierluisi, que tiene 53 años y es abuelo de un niño de dos, dijo que el look juvenil se lo debe primero a la genética, ya que su papá y su mamá “se conservan”, y a que también ha hecho ejercicios toda la vida.

Corre bicicleta y, en Washington, visita un gimnasio donde hace “un poco de pesas”.

El ejercicio, dice con evidente gozo, es lo que le permite “comer mucho”.

¿Qué come?

“De todo. No hay nada como un arrocito con habichuelitas rosadas guisadas. ¡Ave María, qué rico!”, dice el funcionario del PNP de mayor jerarquía, que logró prevalecer en las elecciones de noviembre. El estadista señala además que los tostones boricuas son su debilidad.

Pierluisi se ríe cuando se le pregunta si, para eso de lucir joven, ha recurrido a cremas cosméticas.

“No, no uso cremas, pero voy comenzarlas a usar para quitarme las manchas de sol que me salieron durante la campaña”, dice quien está seguro de convertirse en el próximo presidente del Partido Nuevo Progresista y quien no descarta encabezar la papeleta del PNP en las elecciones de 2016.

Durante la entrevista, Pierluisi también se reveló como un lector ávido.

“Siempre estoy leyendo... principalmente en los aviones”, dijo.

El líder novoprogresista sostuvo que el último libro que leyó fue Memoria, de Rosario Ferré, y que a él le atraen los libros “que tienen algo de historia”.

Otros autores de su preferencia son Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y, en inglés, Ernest Hemingway.

Ahora mismo está leyendo un libro de Loreta Phelps de Córdova sobre el ex comisionado residente en Washington Félix Córdova Dávila.

Mirando atrás, mucho más atrás, el ex secretario de Justicia de la administración de Pedro Rosselló también remomoró sus años de adolescente, de jovencito “playero”.

“Hippie no, playero”, aclara, y luego con su tono de voz profundo recuerda que entonces tenía “como un afro” y era flaco, bien flaco.

¿A qué le da gracias Pedro Pierluisi?

De cara al futuro, lo que pido es fortaleza para enfrentar lo que venga.