Paralizado en la Cámara de Representantes proyecto de etiquetas parlantes para ciegos
El Senado lo aprobó sin contratiempos hace casi un año, pero un grupo de dueños de farmacias se opone a pagar por instalar el sistema de lectura en voz alta de frascos de medicamentos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La posibilidad de que haya una ley que les requiera a las farmacias establecidas en Puerto Rico ofrecer el servicio de etiquetas parlantes (Scrip Talk) a las personas ciegas o con discapacidad visual parcial -un grupo demográfico compuesto por más de 214,000 ciudadanos, lo que es equivalente al 6% de la población general- parece contar con el rechazo de algunos dueños de este tipo de establecimiento al entender que el servicio debe ser uno voluntario y no impuesto a los negocios.
El Proyecto del Senado 287, de la autoría y coautoría de los senadores María de Lourdes Santiago y Rubén Soto, respectivamente, fue aprobado de forma unánime el año pasado en la Cámara Alta. Sin embargo, ha tenido escollos en la Cámara de Representantes, confirmó a Primera Hora la presidenta de la Comisión de Salud, la representante popular Sol Higgins. El proyecto fue referido a la Comisión desde agosto de 2021.
Según la legisladora, se han hecho “varias reuniones” para discutir los pormenores del proyecto que busca hacer compulsorio que todas las farmacias de la Isla ofrezcan el servicio de etiquetas parlantes. Este sistema consta en que los establecimientos programen una etiqueta electrónica con toda la información de la receta (nombre de medicamento, dosis, instrucciones, efectos secundarios, necesidad de ‘refill’, entre otros), de manera que los pacientes puedan escanearla a través de una aplicación o un dispositivo que leerá en voz alta todos los datos del fármaco.
“Nos reunimos con las comunidades de ciegos, también con miembros de algunas farmacias de la comunidad. En esa reunión, los de las farmacias indican que la verdad es que no hay muchas personas no videntes que visiten sus farmacias y que esto, de tener el equipo, debe ser voluntario... que las farmacias lo deben elegir”, subrayó Higgins.
¿Cuál es el argumento para oponerse?, le preguntamos a la representante.
“No es que se oponen, pero indican que las farmacias no deben invertir dinero sin saber si realmente tienen en sus registros personas no videntes. Piensan que no deben obligarlos sin tener ese registro. Y ese asunto de que sea obligatorio es lo que estamos analizando todavía”, expresó la legisladora.
Sostuvo que se harán otras vistas para solicitar más información que les pueda “dar luz” sobre la situación y determinar si el proyecto debe establecer obligatoriedad o que sea opcional entre los dueños de farmacias.
Incluso, insistió en que algunos propietarios dijeron que tenían el equipo para etiquetar los medicamentos de manera adaptada para una persona ciega y que apenas han recibido un cliente de esta población.
“Ante esta situación se le va a solicitar a ASES (Administración de Seguros de Salud de Puerto Rico) que nos diga por farmacia, cuántos de sus clientes son ciegos. Yo dudo que haya farmacias sin un solo cliente ciego. Puede ser que, a lo mejor, hay un familiar que los acompaña o que los ayuda en esa tarea. Pero debe haber otros que están solos y necesitan la asistencia”, explicó sin precisar para cuándo estaría solicitando al información a ASES.
También se hacen gestiones para saber cuántos ciegos hay por cada región de la Isla.
Cabe señalar que el equipo asistivo que lee la etiqueta de los medicamentos se entrega gratuitamente -por previa petición- a todas las personas de la población de ciegos o con problemas de visión en Puerto Rico. La compañía encargada de proveer el equipo es En-Vision America. Sin embargo, las farmacias tienen que invertir inicialmente en un equipo para programar la etiqueta electrónica. La inversión inicial es de entre $700 a $1,000. Luego, deben pagar una anualidad de $200.
“Esta tecnología permite que las personas ciegas o con discapacidad visual disfruten de los mismos servicios de salud que la población vidente y alcanzar un grado mayor de vida independiente... mediante la implementación de este estatuto, se viabilizará un acceso más seguro a los medicamentos, se hará justicia y se mejorará la calidad de vida de las personas ciegas y con discapacidad visual”, establece el proyecto.
Se propone que todas las farmacias establecidas en Puerto Rico cuenten con el servicio de etiquetas parlantes en todo medicamento registrado en el libro de recetario y que haya sido ordenado por un médico licenciado. De igual forma, las farmacias tendrían que tener en sus facilidades una unidad de lectura de etiqueta parlante para el beneficio de aquellos pacientes que no cuenten con el dispositivo electrónico necesario.
Todo dueño de negocio que viole las disposiciones podría ser penalizado por el Departamento de Salud con multas administrativas que no excederán los $500 por cada violación. De hecho, se hace hincapié en que las farmacias que violen las disposiciones expuestas en la medida incurriría en “responsabilidad civil al amparo de la Americans with Disabilities Act”. Sería el Departamento de Salud la agencia encargada en preparar un reglamento 180 días después de haberse aprobado la ley.
¿Cuántas farmacias lo tienen?
Según el presidente de la Asociación Nacional de Ciegos, Frank Pérez, en Puerto Rico hay unas 17 farmacias que ofrecen el servicio de etiqueta parlante, lo que ha impactado de forma positiva la salud pública en este grupo demográfico.
“Ha sido un éxito en las farmacias que lo tienen... y ha sido un alivio para la comunidad de ciegos que van a estas farmacias. Este es un proyecto que beneficia a más de 200,000 ciegos en Puerto Rico y que promueve la equidad”, dijo al destacar que la etiqueta parlante evita confusiones que pudieran culminar en una tragedia.
“Lo bueno es que la máquina te habla en un español perfecto. En el caso de los ciegos más tecnológicos, pueden tenerlo en el iPhone si se retrata el frasco y el teléfono lo lee con una ventaja de que se crea un archivo de medicamentos”, explicó quien usa el dispositivo hace un tiempo y mostró a este diario lo fácil que es manejar el equipo.
Considerando las bondades del producto -y el hecho de que es completamente gratis para el paciente- Pérez lamenta que tenga obstáculos en la Cámara de Representantes.
“Es lamentable que lo tengan aguantado, cuando pasó unánimemente en el Senado. Aparentemente, es que hay farmacias que tienen reparo con los costos, pero esto es una inversión inicial que beneficia a miles de ciegos alrededor de la Isla. No estamos hablando de un cuarto de millón de dólares. Serían $200 mensual para las farmacias. Esto no es oneroso comparado con los beneficios que tiene para nuestra comunidad”, destacó al indicar que, en su pueblo de residencia, en Isabela, hay varias farmacias que tienen el programa.
Acotó que permitir que las farmacias opten por acoger o no el servicio no le hace justicia a la población de ciegos. Al mismo tiempo, sostuvo que en jurisdicciones de Estados Unidos es obligatorio.
“Ahora mismo estamos viendo que hasta las grandes cadenas se han unido al esfuerzo, incluyendo Walmart, Walgreens y CVS. Pero es importante que las farmacias de la comunidad se integren, porque estos establecimientos son más accesibles para la comunidad de ciegos. Además, muchas farmacias comunitarias hacen entregas de medicamentos en el hogar y los farmacéuticos llaman al paciente y establecen una relación cercana”, puntualizó.
“Exhorto a los ciegos de Puerto Rico a que no patrocinen a ninguna farmacia que no tenga etiqueta parlante”, manifestó al indicar que el equipo asistivo se puede solicitar y adquirir de forma gratuita en la Asociación Nacional de Ciegos de Puerto Rico / Fundación Frank Pérez.
¿Cómo funciona?
- Un farmacéutico programa una pequeña etiqueta electrónica con toda la información de tu receta, incluido el nombre del medicamento, la dosis, las instrucciones, las advertencias, la información de la farmacia, el nombre del médico, el número de receta, la fecha y más. La etiqueta se basa en identificación de radiofrecuencia (RFID) y tecnología de texto a voz.
- El farmacéutico coloca la etiqueta en su medicamento recetado y puedes usar una aplicación ScripTalk móvil gratuita para escuchar toda la información en voz alta. Simplemente, descarga la aplicación de App Store o Google Play, haces click en el botón “escanear” y sostén el frasco hacia el frente de la pantalla (iPhone) o la parte posterior de la carcasa del teléfono cerca de la cámara (Android).
- Alternativamente, el paciente puede usar una estación ScripTalk, que es aproximadamente del tamaño de un viejo reproductor de CD portátil o de una máquina de mensajes telefónicos. Simplemente, colocas el frasco de pastillas en la máquina y presiona el botón “Leer”. Los dos botones triangulares a cada lado del botón de lectura ovalado se pueden usar para avanzar o retroceder a través de la información de receta. Hay una pequeña rueda en el lado derecho de la máquina que se puede mover para encender la máquina y subir el volumen.